#29 Ángel de la guarda

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Pese a encontrarse en una situación tan tensa, Lia supo mantener la calma gracias a la gran noticia que le había dado Gengar. Así que solo se limitó a sonreír y mostrarse amable ante ambos.

Steven se levanta y da unos pasos hacia Gardevoir.

- Quiero presentarte a Lia. Ella es mi...

Antes de que pudiera terminar, Lia se le adelanta y responde por él.

- Su compañera. – Contesto Lia, con una dulce sonrisa. - Encantada de conocerla.

Steven no entendía el porqué de esa intervención, pero decidió dejar las cosas tal como estaban, aunque esto le diera un mal presentimiento. Por su parte Melissa tarda un momento, pero logra reconocer que Lia es aquella Gardevoir que vio ayer en el centro pokemon.

- ¡Pero que sorpresa! – Dice una entusiasmada Melissa. - ¡No esperaba que nos volviéremos a encontrar!

Melissa se acerca lo suficiente a Lia para poder tomarla de la mano y continuar hablando con ella.

- Me dijeron que te habías ido antes del tiempo recomendado. Pero puedo notar que tienes un mejor semblante. – Dice Melissa, acariciando las mejillas de Lia.

"Por favor, deja de tocarme con sus sucias manos, humana." – Pensó Gardevoir, para sí misma, mientras mantenía por fuera su amable actitud. – "Me niego por completo a permitir que aquel futuro que vi en sueños se haga realidad."

Entonces, la joven se da cuenta que puede estar incomodando a Lia y deja de tratarla como una niña.

- Lo siento mucho. – Se disculpa Melissa, algo avergonzada de su actuar. - Pero como te dije antes, es la primera vez que hablo con un pokemon psíquico telepáticamente. Aunque parezca algo infantil, este tipo de experiencias realmente me emocionan mucho.

Mientras Lia escucha esto, pensaba en todo lo que había vivido en aquel sueño premonitorio. Le hervía la sangre por cómo había terminado convirtiéndose en la mascota de ambos e incluso por haber terminado cuidando y amando al hijo que ellos tendrían.

Desde su punto de vista, esto era algo humillante.

- Me alegro de que te encuentres mejor. Y espero también que ambos hayan podido arreglar sus diferencias. – Dijo la joven, mientras toma la mano tanto de Lia como la de Steven. – No hay nada más importante para un equipo que tener plena confianza entre ustedes.

Un pensamiento fugaz recorrió la mente de Lia.

Se había prometido a sí misma no volver a utilizar sus poderes psíquicos en su novio, pero dadas las circunstancias, debía de asegurarse de eliminar la mínima posibilidad de que ambos terminasen juntos y aquella visión del futuro terminase convirtiéndose en realidad.

- "Es el momento. No debo de dudarlo." – Pensaba Lia, mientras soltaba un leve suspiro.

En un abrir y cerrar de ojos, tanto Steven como Melissa había caído en un estado de trance gracias a los poderes psíquicos de Gardevoir.

- Debe parecerte muy gracioso venir hasta aquí y hacer temblar mi mundo. – Dice Lia, mostrando su verdadera actitud. – ¿Sabes algo? No me es posible terminar de creer lo buena y amable que intentas ser conmigo.

Gardevoir intenta adentrarse en los recuerdos y emociones de Melissa para poder confirmar las sospechas que tiene sobre ella

En sus memorias puede ver cuando ambos eran pareja y también el dolor que sintió al haber terminado con él tras irse a estudiar al extranjero. Tal como Gardevoir lo imaginaba ella aún conservaba sentimientos hacia Steven, pero no había ninguna mala intensión en sus acciones.

- Muy bien, me equivoque. – Dice Lia, en voz alta. - Pero esto no cambia nada, tu suerte está echada desde el momento en que nuestros caminos se cruzaron.

Lia comienza a mostrarse más furiosa. Está dejando que toda su frustración la controle.

- ¡Me canse de que todos pasen sobre mi todo el tiempo! ¡De ser yo la que tengo que ceder mi felicidad por la de otros! ¡ESTO SE TERMINA AHORA!

Cuando Lia estaba a punto de controlar la psique de la joven alguien aparece detrás de ella y la sujeta del brazo.

- Dígame, por favor... ¿Exactamente qué planea hacerle a esta mujer? – Pregunta Hanna, aquella Hatterene que conoció en el Café Pokemon.

Aun enfadada, Lia intenta liberar su brazo del control de Hatterene, pero le es imposible.

- Cuando te conocí en el café, pude sentir el conflicto entre tus emociones. – Dice Hanna, con una actitud tranquila. – Pero realmente no pensé que fueras capaz de llegar a esto.

Lia continúa forcejeando, aun sabiendo la diferencia de poder respecto a su oponente.

Al mirar a la mujer, a la que Lia estaba a punto de dejar bajo su control mental, Hanna se da cuenta que puede reconocerla.

- Puedo hacerme una idea de lo que te ha llevado a hacer esto. Pero te aseguro que Melissa no es una persona que busque lastimarte a ti o a tu novio. – Dijo Hanna, soltando finalmente a Lia. – No he tratado directamente con ella, pero sé por mis subordinadas que es alguien que ayuda a cualquiera que la necesite. Siempre ha estado involucrada con los pacientes del centro pokemon y en ayudar en el cuidado de la fauna silvestre de la isla.

Lia se toma el brazo que hasta hace poco había estado sujetado por Hanna.

- No eres quien para involucrarte en esto. – Dice Lia, con los ojos humedecidos. - Realmente no sabes por todo lo que puedo llegar a perder si dejo que las cosas continúen tal como están.

Lia comienza a sollozar, impotente por no poder superar el obstáculo que se le acaba de presentar. Hanna puede ver que la tristeza de Lia es auténtica y no una artimaña para salir bien librada de lo que estaba a punto de hacer.

- Es cierto, no soy nadie para decirte que hacer con tu vida. – Dice Hanna, con seriedad en sus palabras. - Pero tampoco puedo permitirte lastimar o hacerle algo extraño a alguien que no pueda defenderse de ti.

Acto seguido, Hanna saca algo parecido a un collar y se lo coloca a Lia.

- Este artefacto anulara tus poderes psíquicos mientras lo lleves puesto. Es un objeto que utilizan en los laboratorios para contener a pokemons problemáticos. – Dice Hanna, no sintiéndose muy cómoda por apartarse de aquel objeto. – No preguntes como lo conseguí o porque lo tengo, pues me enojare mucho conmigo misma.

Una vez el collar se cierra, Lia es incapaz de manifestar sus poderes.

- Lo tendrás puesto hasta que te vayas de la isla. – Agrego Hanna, revisando su teléfono. – Tengo mucho que hacer y por más que quisiera no puedo estar contigo por más tiempo.

Hanna hace un chasquido con los dedos y ambos humanos comienzan a despertar de su trance.

- Espero que puedas solucionar tus problemas de formas más civilizadas, Lia. – Agrego Hanna, antes de teletransportarse de vuelta a su trabajo. – Muy en el fondo sé que eres capaz de lograrlo.


Complicada compañeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora