Tras un breve tiempo de viaje llegaron a su siguiente destino: la Isla Secunda.
Esta isla es famosa por su centro de juegos, lugar en donde se pueden realizar múltiples actividades, siendo la principal de ellas las de apuestas en el Gran Casino Lopunny. Una vez registrados en su hospedaje ambos deciden salir a cenar y disfrutar de la vida nocturna del sitio.
– Escuche buenos comentarios del centro de juegos. – Decía Lía, mientras caminaba sujeta de la mano de su pareja. – ¡Espero que podamos hacernos con algún premio!
Cuando preguntaron donde podían ir a cenar, se sorprendieron de que también existiera un Café Pokemon en la isla. Sin embargo, este se encontraba a su máxima capacidad y la fila de espera era algo larga. Sin más que hacer partieron al centro de juegos, después de todo también ofrecían comida en el lugar.
Mientras cenaban podían observar las diferentes actividades disponibles a esa hora. Había un lugar lleno de máquinas árcade, juegos gacha y similares. Otro local era el centro de apuestas de la Pokemon League, donde se transmitían combates en directo mientras servían toda clase de bebidas y aperitivos. Finalmente estaba el Casino Lopunny, un lujoso establecimiento donde, a través de diferentes juegos de azar, se podía llegar a obtener premios de todo tipo.
A Lia le llamó particularmente la atención los premios que exhibían en el casino. Tal vez, entre tantos tipos de juegos, habría artículos lo suficientemente raros como para saldar la deuda que tenía con Gengar.
- Muy bien... ¡¿Qué tal si empezamos por allá?! – Dijeron los dos al mismo tiempo, pero señalando diferentes lugares.
- Oh... Bueno, podemos ir al casino si es lo que quieres. – Dijo él, mostrándose comprensivo.
Sin embargo, la percepción psíquica de Lía le dejo claro que si había mucho interés de su parte por ir a ver las batallas de la Pokemon League. Él estaba dispuesto a dejar eso de lado para pasar tiempo con su chica.
– Podemos ir cada uno a donde quiera y luego, quien termine primero, va a buscar al otro. – Dijo ella, tratando de dar una solución a su problema. – Además, con el móvil que me diste puedo comunicarte cualquier asunto que se presente.
Steven le había conseguido un teléfono móvil a Gardevoir, en caso otro contratiempo les pudiera impedir comunicarse mientras no se encuentren juntos.
- ¿Estás segura? Puedo ver el combate en otro momento.
- No, para nada. Ve a disfrutar de la batalla mientras yo pruebo suerte en el casino. Luego, nos encontramos.
Los dos parecían de acuerdo con lo planteado así que realmente no había más que pensar. Tras despedirse con un dulce beso cada quien se dirige al lugar que tenía por objetivo.
El Casino Lopunny contaba con un número importante de clientes, teniendo ocupadas principalmente sus mesas de juegos. Lía se centraba en examinar discretamente los patrones de las máquinas tragamonedas, el tipo de juego que proporcionaba los premios que estaba buscando. Su habilidad psíquica le permitía simular diversas posibilidades inmediatas haciendo que, luego de un tiempo, pueda apostar con buenas probabilidades de ganar.
Sin embargo, por más que jugaba, no lograba ganar nada más que algunos premios de bajo valor. Mientras seguía intentando, sintió la presencia de un ente que estaba alterando los resultados de la maquina a su voluntad. No afectaba solo de sus jugadas, sino también las de todos los presentes de la sala.
Lía logro aislar a la presencia detrás de su infortunio usando toda su concentración, siendo este nada menos que un Rottom, un pokemon que residía en el circuito eléctrico de todas las maquinas en el lugar.
- ¡¿Qué es esto?! No puedo seguir transitando por las maquinas. – Se preguntaba Rottom, al sentirse abrumado por un gran poder psíquico.
- TU... PEQUEÑO TRAMPOSO. – Dijo Lía, usando una voz intimidante dentro de la mente del pokemon eléctrico. - ESTAS ALTERANDO LAS MAQUINAS A PROPOSITO.
- Espera, espera... no es apropósito ¡Solo me divertía!
- QUIERO QUE ME COMPENSES POR TUS ACCIONES. – Dijo Lia sonriente de que su adversario se mostrase cooperante.
- ¡Esta bien! ¡Lo haré! ¡Oh poderosa voz que altera mis circuitos!
Al sentirse liberado del poder psíquico Rottom mira a través de la pantalla de la maquina a Lia, sorprendiéndose de que un pokemon tan bello podía ser tan intimidante al mismo tiempo. Luego de esa primera impresión Lía le indico que premios quería, encontrándose con una respuesta que no esperaba.
- Lo siento, mi señora. – Dijo Rottom, mostrándose temeroso. - No es tan sencillo. Solo un humano puede reclamar premios de esa clase. Si deseas que te ayude necesitas regresar con tu entrenador para que él pueda recibirlo por parte del personal del casino.
Lía pensaba en llamar a Steven para cumplir aquel propósito, pero consideró que él se haría preguntas cuando sepa que usaría estos premios para pagar su deuda. Sería mejor que encontrase a otra persona para hacer realidad este plan sin involucrar a su pareja en más problemas.
- Regresaré en un momento. – Dijo, tras confirmar con su poder que el pokemon decía la verdad. - Mantén tu promesa o te encerrare en una bombilla incandescente y te arrojare al mar.
- ¡¿Qué?!
Gardevoir dijo esto último como broma, pues ya no era el tipo de pokemon impulsivo que alguna vez fue. Ahora tendría que salir en búsqueda de un cómplice ideal para este plan.
Salió del casino y camino por el centro de juegos donde vio a una joven entrenadora que perdía constantemente en una de las maquinas "gachas".
- Es el noveno intento y no lo consigo. – Dijo la entrenadora, quien estaba acompañada de su Popplio.
Ella parecía querer conseguir un videojuego que era el premio más importante de esa máquina.
Sabiendo de su ambición Lía se acerca a ella para plantearle su propuesta.
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Complicada compañera
FanfictionUn joven instructor de gimnasia decide ayudar a su pequeño vecino a lidiar con un Pokémon problemático, sin saber que aquella experiencia cambiaría su percepción sobre estas criaturas.