#5 Descanso 1ra Parte

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Lunes por la mañana.

Steven se despierta y, por alguna razón, se siente más cansado de lo normal. Entrecierra sus ojos y se frota el rostro, luchando contra las ganas de seguir durmiendo. Ve su reloj y nota que ya son las diez de la mañana.

– Que flojera... – Se dijo para sí mismo. – ¿Pero que hice ayer para estar así?

Mientras se frotaba los ojos le pareció recordar brevemente la sesión apasionada que tuvo con Camila el día de ayer. Se sorprendió por esto, pero debido a lo defectuoso de ese aparente recuerdo lo atribuyo a un simple sueño. Cuando intento recapitular lo que había hecho el día anterior solo recordó que había visto al pokemón de Tommy y nada más, como si hubiera permanecido en "piloto automático" todo ese tiempo.

Cuando se dio cuenta la pokeball que estaba en su mochila comenzó a moverse, para luego liberar por si sola a Gardevoir.

– Gaaarr.... – Bostezaba delicadamente el pokemón, mientras estiraba sus brazos. Como si hubiera tenido la más placentera siesta del mundo.

Verla así le causo gracia, y algo de ternura.

– Tu también tuviste un buen descanso ¿te parece bien si hoy salimos al campo a entrenar un poco tus habilidades?

Gardevoir se llevó un dedo en los labios, pensándolo por un momento, para luego asentir feliz.

Tras cambiarse y prepararse para el paseo, salieron del departamento. Steven trato de convencer a su compañera para que regresara a su pokeball hasta que llegasen, pero ella no quería, por lo que tuvo que acompañarlo en el asiento trasero de su bicicleta.

Ella se recostó en su espalda, lo que le hizo recordar por un momento la calidez de un compañero.

Llegaron hasta un arroyo, rodeado de algunos árboles frutales y arbustos. Había la sombra necesaria para descansar y se podía ver a cierta distancia a otros pokes en su habitad natural. Gardevoir se queda maravillada con el paisaje, cosa que se pudo notar en su rostro.

– Me alegra que te haya gustado. – Dijo Steven, mientras descargaba sus pertenencias. – La verdad no tenía intención de obligarte entrenar a la fuerza, simplemente quería que te divirtieras un poco.

Al escuchar esto Gardevoir intento disimular su alegría. Aun asiéndose pasar por un pokemón inocente y tierno sentía recelos de que un ser humano sepa cómo se siente.

Mientras tanto Steven se acercó al arroyo para refrescarse.

– Deberías probar esto, el agua está muy fresca.

Ella quería hacerse indiferente pero el calor que sentía, ocasionado por el trayecto en bicicleta, no le permitía seguir con esa actitud. Se agacho para tomar el agua con sus manos, pero al no percatarse de lo lisas de las rocas se tropezó, cayendo de cara al agua.

– ¿Te encuentras bien? – Pregunto Steven, preocupado por ella, mientras la ayudarla a levantarse.

– "¡Maldición! ¡Pero que idiota! ¿Cómo demonios me caí tan tontamente?" – Pensó Gardevoir para ella, mientras se recuperaba del impacto.

El agua hizo que la ropa superior de Gardevoir se pegara a sus pechos, tomando esta la forma de sus pezones. Al notar esto, ella pensó que era la oportunidad perfecta para demostrar que incluso Steven se aprovecharía de la ocasión e intentaría sobrepasarse.

– ¿Garde...? – Pregunto ella, fingiendo confusión, mientras señalaba su pecho.

– Tranquila, te traeré una toalla. – Respondió él, mientras se levantaba a buscar una entre sus pertenencias.

Mientras abría su mochila, Steven no dejaba de tener la imagen mental de ese par de tiernos pechos. Era fácilmente una copa "B", y aunque le hubiera gustado la idea de seguir apreciándolos le era más importante ayudar al pokemón y no aprovecharse de ella o incomodarla.

Gardevoir retiro su vestido y comenzó a secarse con la toalla, la cual luego tomo para cubrir todo su cuerpo, mientras dejaba secar su ropa al sol. Estaba algo decepcionada por su falta de iniciativa, pero esto aún no había terminado.

Steven se encontraba recostado en un árbol, mirando hacia otra dirección y tratando de distraerse de la encantadora imagen que presencio hace un momento. Entonces, Gardevoir se acercó e hizo un gesto con la mano, como si preguntara si le era posible sentarse a su lado.

– Claro, siéntate. – Dijo Steven, algo nervioso por tenerla cubierta únicamente con una toalla.

Afortunadamente para él, estaban lejos del pueblo y esperaba no tener la necesidad de explicarle a alguien si los viera por qué tenía a una Gardevoir vestida de esa forma. Preocupado más por ese pensamiento que en ver lo que tenía en frente, Steven no se dio cuenta hasta muy tarde que Gardevoir se había sentado delante de él, bastante cerca... tal como lo hacen las parejas.

Sentir sus cuerpos juntos hizo que comenzara a sonrojarse. Ella solo le limitaba a girar la cabeza y ver su expresión mientras él sonreía temerosamente.

– ¿Sa...sabes? Creo que tengo algunas bebidas frías en algún lado. Ya regreso.

Ella se reía discretamente. Le causaba gracia la actitud de su compañero, nunca había visto alguien ser de esa forma antes. Si ese hubiera sido el caso, tal vez...

No tuvo tiempo de seguir recordando, pues llego Steven sentándose a su lado y ofreciéndole una lata de refresco. Solo por ese gesto, ella desistió de seguir con sus insinuaciones, al menos por unos minutos. 

Complicada compañeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora