#36 Lamento

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La situación actual de Steven era tan complicada que diferentes escenarios hipotéticos, para nada favorables, irrumpían en su mente. En ellos él era señalado como responsable en los actos cometidos por Lia, sencillamente por ser su entrenador.

Su imagen se vería seriamente dañada, llegando a afectar permanentemente su relación con amigos y familia. Y todo esto sin mencionar su trabajo.

- "¿Por qué está pasando todo esto? ¿Qué es lo que hice mal?" – Piensa Steven, mientras mira a una resignada Lia, aun sentada en el suelo. – "Yo solo quería ayudarla... "

Steven parece contener inconscientemente su propia ira, natural en cualquiera que se vea en una situación similar. Esto formaba parte de su carácter, y no podía cambiarse de un día para otro.

Sin nada más que pensar o decir, Steven opta por regresar a Lia a su pokeball.

El láser rojo se despliega de inmediato hasta dar con ella. Lia siente como esta luz rodea rápidamente su cuerpo, preparándola para entrar en un estado de suspensión durante el tiempo que permanezca dentro de este dispositivo.

Antes de ser absorbida, Lia abre los ojos para ver el rostro de su entrenador, el cual se encuentra con una expresión llena de tristeza.

Había logrado poner en su contra a la única persona en este mundo que la amaba.

- Lo hice... lo he perdido todo... - Se dice a sí misma, mientras se lleva las manos al pecho.

Gardevoir es completamente absorbida por su pokeball, sin alguna posibilidad de escapar por sus propios medios debido al enorme gasto de energía que esto demandaría.

Una vez solo, Steven se limita a contemplar aquella esfera que sostiene temblorosamente.

No pudo evitar recordar el momento en el que la vio por primera vez. Fue su dulce sonrisa lo más lindo y tierno que había visto en su vida. No se imaginaria que su relación iría escalando hasta el punto de proyectarse el formar una familia.

Todos esos sueños se esfumaron tan rápido como llegaron.

Utilizo lo que le quedaba de fuerza para continuar caminando, aunque no tenía claro a donde debería ir. Toda su cabeza era un lio y no se estaba preparado para algo de esta magnitud. 

Paso el tiempo y llego hasta la plaza donde había un mayor número de personas realizando sus actividades cotidianas.

Entonces una señorita se le acerca.

- T-tu... eres Steven ¿Verdad? – Pregunta ella, con algo de temor en sus palabras.

Al voltear observa a una joven de preparatoria, quien llevaba en sus brazos a un pequeño Popplio. Ella parece haberse esforzado mucho por iniciar una conversación con él, debido a su tímida personalidad.

- Y-yo soy Carol... soy amiga de su novia, Lía. -Continua la señorita, con algo de seguridad en sus palabras. - La conocí hace unos días y....

Al escuchar el nombre de Lía inmediatamente pensó en que ella también había estado usando a esta chica para sus retorcidas fantasías. Lo que le hizo pensar a Steven que tal vez ellos no eran los únicos a los que había hipnotizado su pokemon.

- ¿Se encuentra bien? – Pregunta Carol, al notar como el rostro del joven comienza a palidecer.

El estrés causado por pensar en este nuevo problema, sumado al cansancio producido por su forcejeo con Lia, termino por hacer que Steven se desvaneciera en aquel lugar.

Pasaron las horas y Steven despierta en un centro médico.

A su lado se encuentra Melisa y también Harry, aliviados de que él ya ha despertado.

- Estaba muy preocupada por ti... – Dice Melisa, con los ojos llenos de autentico alivio al notar que ya había despertado.

- Nos dijeron que te desmayaste en plena plaza ¿Sucedió algo malo? – Pregunta Harry, también preocupado por su amigo.

Steven reacciona de inmediato e intenta sentarse en la cama en la que se encuentra. Se percata que no llevaba en sus bolsillos la pokeball de Lía, ni tampoco se encontraba en ningún lugar cerca de él.

- ¡¿Cuánto tiempo estuve así?! – Pregunta Steven, con una voz agitada y mirando a su alrededor. - ¡¿Dónde está Lía?!

Ambos amigos se miran el uno al otros con una expresión de portar malas noticias.

- Lo siento... – Responde Melisa, luego de unos segundos de pensarlo. – Yo fui la de idea de liberar a Lía para que nos explique qué es lo que te había pasado. Pero en cuanto salió de su pokeball ella te observo por un momento y luego se teletransporto a algún lugar sin decirnos nada.

- No es solo eso. – Agrego Harry. – Ella tomo su propia pokeball y se la llevó consigo. Ninguno de nosotros podría haberla detenido, nos tomó por sorpresa.

Por su lado, Lía se encontraba en otra parte de la isla luego de haber escondido su pokeball.

- "Yo soy la única culpable de ver a Steven de esa forma... "- Pensaba ella, mientras lamentaba como sus actos también habían afectado la salud de su compañero. – "Realmente soy una inútil... Mi vida no tiene ningún valor."

Lia se hallaba frente a un precipicio en cuya base las olas del mar golpeaban a las rocas que allí se encontraban.

Por un momento pensó medidas drásticas para solucionar el dolor que sentía y que también había causado. Pero pudo darse cuenta a tiempo de que esto no solucionaría nada, siendo solo un pensamiento fugaz, producto de su alterado estado de ánimo.

- Creo que estas olvidando algo muy importante. – Dice una voz femenina, justo detrás de ella.

Se trataba de aquella Misdreavus, amiga de Gengar.

- Si no me equivoco, esa Hatterene te mencionó sobre el lugar perfecto en donde podías ir a meditar. – Dice la fantasma, haciéndose la interesante. - Creo que eso es mil veces mejor que quedarte aquí y no hacer nada.

Lía pensó en que para que ella supiera sobre aquella conversación tendría que haberla escuchado.

- ¿M-me has estado siguiendo? – Pregunto Lía, algo desconcertada por el súbito interés de aquel pokemon.

- Bueno... eres muy interésate ¿Qué puedo decir? – Dijo Misdreavus, sin mayor vergüenza. – Por cierto, no sé si sea el momento adecuado para decirlo, pero lo diré de todas formas... ¡Felicitaciones!

Lía se siente aún más extrañada por lo dicho por la fantasma, llegando a considerar que es una broma de muy mal gusto de su parte.

- ¿Te estas burlando de mí?

- No, para nada. – Responde Misdreavus, al darse cuenta de lo ambiguo que pudieron ser sus palabras. – Tu pecho... ¿No te has dado cuenta?

Al escuchar esto, Lía observa su Heart Piece, notando que el cambio que había estado esperando durante estos días finalmente había ocurrido. 

Complicada compañeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora