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- Dime... ¿Planeabas hacer algo? – Pregunta Hanna, sabiendo que Gardevoir era consciente de la diferencia de niveles entre ambas.
A Lia se le hace un nudo en la garganta. No se siente capaz de responder y se limita a retroceder unos pasos. Al darse cuenta del gran miedo que esto infundía en su similar, Hana decide apaciguar un poco la situación.
- Oh, perdóname si fui un poco ruda. – Dice Hanna, haciendo una expresión con su mano de que no le tome importancia a lo que acababa de decir. - La verdad es que tengo que pulir mi trato hacia los clientes, lo siento mucho.
Con una sonrisa en su rostro Hanna le da un par de palmaditas en la espalda a Lia y luego se dirige a la puerta.
- Nuevamente, siento mucho lo que hizo mi compañera. Le indicaré a la encargada de su mesa que les proporcione un descuento especial.
Con este breve intercambio de palabras Hanna se había hecho una idea de la clase de pokemon que era Lia. Había mucha hostilidad en su ser, pudiendo ser capaz de lastimar a otros si hicieran algo que no le agradase. Por lo general, los pokemons suelen ser reflejos vivos de sus entrenadores, pero la actitud de Lia era completamente diferente a la de su compañero.
"Esa chica es una bomba de tiempo." - Pensó Hanna, mientras regresaba a sus labores. "Quisiera poder ayudarla y saber más de ella, de las cosas que la llevaron a ser como lo es ahora... pero no sé qué tanto deba involucrarme."
Lia tarda unos minutos en recuperar la calma y volver con su acompañante, indicándole que ya deberían irse. No le dice nada sobre lo que acababa de pasar con aquella maid, pues prefiere guardárselo para sí misma.
En el camino ella se mantiene muy silenciosa. Su compañero le decía sobre los lugares que podían visitar en la isla, pero ella le dice que solo quiere caminar por el sendero y ver el paisaje de las áreas verdes.
Durante la caminata no hace más que darle vueltas a algunas ideas que le pasaban por la cabeza.
- "Hasta hace unos días era yo quien hacia su voluntad por sobre cualquier humano... eran mis marionetas, y las usaba como mejor me parecía. Pero ahora soy yo la que se deja manipular por otros pokemons más fuertes. Ese sentimiento de no poder hacer nada me hace enojar demasiado."
Ella hace una pausa y observa a su entrenador.
- "Pero no puedo volver a ser la de antes... No podría arruinar todo lo que he estado logrando en esta relación, aun sabiendo que el futuro es incierto para nosotros.
Al lado del camino observan un lugar donde crecen algunas bayas silvestres, cosa que parece llamar la atención a Steven.
- "Pero, tal vez si haya algo que pueda imitar esa sensación de control que tanto he extrañado..."
Lia se asegura de que no haya nadie cerca y comienza a quitarse la blusa. Toma una de las bayas comestibles y la acerca a su pecho.
- Oye, Steven. Creo que este par de frutos serán también de tu agrado.
Cuando él voltea ve como su compañera exprime el néctar de las bayas sobre su pecho, bañándolos de un color rosa.
Él estaba un poco sorprendido, ya que se encontraban en medio del camino y alguien podría verlos.
- Me he asegurado que no haya nadie lo suficientemente cerca, puedes sentirte tranquilo.
Ella le explica que gracias a sus poderes psíquicos es capaz de sentir la presencia de otros seres, tanto humanos como pokemons, cosa que les ayudaría a evitar cualquier incidente bochornoso. Aun con sus dudas, Steven le toma la palabra y se acerca a ella.
- Eso es... no tengas miedo. – Dice Lia, con una sonrisa juguetona en el rostro. - Puedes beber de ellas cuanto quieras, pero hay una condición... Debes de obedecerme en todo lo que diga.
Steven le toma la palabra y ahora es parte del juego de Lia.
[Contenido recortado]
Mientras ellos estaban con sus asuntos un intruso estaba avergonzado por lo que estaba viendo.
- ¡Pero que cochinos! ¡¿Cómo se le ocurre a Hana San enviarme a seguir a este par? ¡Ni siquiera han pasado quince minutos desde que los sigo y ya comienzan con sus actos depravados!
Quien se quejaba de lo que estaba presenciando era una Floragato, un lindo pokemon de aspecto felino que trabajaba al mando de Hana como una de las maids en el Café Pokemon.
- Escucha Micchi, tengo una tarea muy específica para ti. – Le dijo Hatterene, antes de que saliera del café. - Debes de seguir discretamente a ese par de clientes y luego informarme si vez algo fuera de lo común.
A Floragato no le parecía una mala idea, pues iba a librarse de las tareas del café para salir a pasear por la isla. Pero ella no se imaginaria que aquel lindo y correcto Gardevoir terminaría haciendo tal espectáculo exhibicionista tan pronto junto a su entrenador.
- Bueno, si quiere mi informe se lo enviare ahora mismo... - Dijo Floragato, mientras le escribía a Hanna por mensaje lo que ella estaba viendo.
Nuevo mensaje recibido:
- Entiendo, gracias por avisarme. – Responde Hanna. - Continúa enviándome tus reportes. Por cierto, creo que deberías de cubrirte los ojos o algo, una pequeña no debería ver ese tipo de actividades.
Floragato comienza a enfurecerse, ya que fue su jefa la que le envió a seguir a esos dos en primer lugar.
- No me trate como una niña, Hana San. Ambas tenemos la misma edad.
Cuando vuelve a prestar atención a la pareja esta se encontraba sentada en el césped, recuperando el aliento.
Lia, aun jadeando un poco, se levanta y se dirige hacia Steven, quien aún estaba sentado.
- Voy a orinarte encima... Así que sé un buen chico y quédate quieto.
Su pareja hizo una ligera sonrisa, pensado que se trataba de una broma, pero al verla tener una actitud seria, y acercarse lo suficiente como para hacer lo que decía, él se levando tan rápido como pudo y se mantuvo en una distancia segura.
- Espera, no estás hablando en serio ¿verdad? – Dijo Steven, esperando que ella le dijera que era una broma o algo parecido.
- No, claro que no. Estuviste de acuerdo en hacer todo lo que yo te dijera ¿Por qué te hechas para atrás? Yo estoy toda cubierta de jugo de bayas... creo que es hora de hagas tu parte.
- Si, y lo entiendo. Pero es tan repentino, y además no tengo un cambio ropa ahora mismo. Tal vez en un lugar y momento adecuado podríamos hacerlo, pero no aquí.
- ¿Ehh?
Lia se da cuenta que si continúa presionando terminaran discutiendo como lo hicieron ayer, así que deja las cosas como tal como están.
- Tengo la capacidad de teletransportarnos, y pensaba usarla para volver juntos al hotel y bañarnos. Pero está bien, siendo haber sonado muy dominante, me metí demasiado en el papel...
Ella toma la mano de su pareja y la lleva hacia la protuberancia roja que tiene en su pecho.
- Esto es lo más cercano al corazón que tiene mi especie, y quiero que sepas que siempre te tengo presente en ese lugar.
Con estas palabras ella logra mitigar el ambiente, que estuvo a punto de terminar en otra discusión.
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Complicada compañera
FanfictionUn joven instructor de gimnasia decide ayudar a su pequeño vecino a lidiar con un Pokémon problemático, sin saber que aquella experiencia cambiaría su percepción sobre estas criaturas.