Inicio del segundo arco.
Mediodía del miércoles.
Luego de poco más de dos horas en ferry finalmente llegaron a la Isla prima, el lugar de inicio de sus vacaciones en Archi Siete. Este conjunto de islas está ubicada al sur de Kanto y es un destino turístico muy popular en esta región.
Gardevoir salió de su pokeball una vez la nave arribo. Estaba muy entusiasmada, mucho más que aquella vez en la que salió al campo. Traía puesto un sombrero de playa y la blusa floreada que hizo comprar a Steven en el puerto de Ciudad Carmín. El por qué ella estuvo en su pokeball hasta este momento fue algo gracioso.
Todo estaba marchando bastante bien cuando subieron al ferry. Ella quiso estar en la proa mientras el transporte comenzaba a tomar velocidad, pero luego de unos minutos comenzó a marearse hasta el punto de querer vomitar, motivo por el cual tuvo que permanecer en su pokeball durante todo el trayecto.
Ya en la recepción, Steven paso a registrarse y recibir la tarjeta de su habitación la cual estaba ubicada en el segundo nivel.
Era evidente la inquietud de la joven mujer que los atendió al ver que aquella Gardevoir era el único pokemon que traía consigo Steven. No fue difícil imaginar, por la expresión de su rostro, que la recepcionista pensó que tal vez él era de esa clase de personas que se "relacionan" más de la cuenta con sus pokemons. Además, el hecho de que su habitación solo tuviera una cama no ayudaba en limpiar esa imagen en absoluto.
Cuando Gardevoir notó esto, se apresuró en tomarlo del brazo y sonreírle cariñosamente como si ambos fueran novios.
En la habitación ella fue invadida por la necesidad de lanzarse en la cama, casi como si fuera una niña disfrutando de ese pequeño gusto infantil. Todo esto le parecía tierno a Steven, quien recordó la conversación que tuvieron justo antes que a ella le comenzara a afectar el mareo.
- Quisiera presentarme formalmente contigo. – Decía Gardevoir, muy serena y con un aura de majestuosidad. - Mi nombre es Lía, es un gusto poder conocerle.
Acto seguido ella le extendió la mano, con la intensión de que él la besara en su dorso. Ella tenía la idea de que con este detalle sabría qué tan flexible es él con esta clase de situaciones.
Steven lo entendió de inmediato y siguió su juego.
- Es un honor para mí el conocer vuestro sublime nombre, Lady Lía.
Él tomo su mano y la beso en el dorso.
Una pareja de ancianos estaba caminando en dirección hacia ellos y, al ver esa escena, dieron media vuelta regresando por donde vinieron. Tanto Steven como Lía comenzaron a reír por esto. Después de todo sabían que esto solo era una broma entre amigos ¿No es así?
Luego de este breve momento de complicidad es cuando Lía sufrió de aquel mareo.
- Bueno, ya terminé. – Dijo Steven. - Deberíamos ir a comer algo.
- Escuche que la comida es muy buena, por las propiedades del suelo volcánico. – Contesto emocionada Lía.
- No conocía sobre eso, suena muy bien.
Aunque Steven le hablaba con normalidad, en el fondo sentía alegría por el progreso de su compañera. Su interacción con ella actualmente es un avance considerable en comparación con las reservas que tenía ella en los días anteriores. Pero esta alegría... ¿era solo por ello? ¿O comenzaba a disfrutar de su compañía más de lo que debería?
Cuando estaban ya por la recepción Steven recordó que había olvidado su móvil y regresó a la habitación, pidiéndole a Lía que la esperara por un momento.
Cuando él se fue, Gardevoir notó que la recepcionista la miraba por el rabillo del ojo, posiblemente aun con dudas sobre qué tipo de relación tenían ambos. Con algo de presunción Lía se acerca hasta ella.
- Hola, mi novio y yo estamos en nuestras vacaciones y me gustaría mucho si pudiera evitar entregar a otros huéspedes, que tengan niños, habitaciones cerca a la nuestra. Ya sabe, por los ruidos que podríamos hacer por la noche... ¿podría hacernos ese favor?
- Cla-claro señorita. – Respondió la recepcionista, intentando disimular su incomodidad con una amable sonrisa. – Lo tendré presente.
Steven regreso con lo que había olvidado y Lía se fue con él.
- Me comento un trabajador del hotel que hay un lugar muy bueno para ir a comer. No está muy lejos y al parecer es el más visitado de la isla.
- Me anoto. Ahora que me siento mucho mejor no me caería nada mal algo de comida exótica.
El asunto del mareo fue un contratiempo que no pudo prever, pero ahora ya no había nada que pudiera impedirle pasar tiempo juntos. Luego de hablar un rato en el almuerzo irían en la tarde a caminar por la playa y, finalmente, se bañarían en las aguas termales por la noche.
En un abrir y cerrar de ojos ya habían llegado al restaurant.
Al ver al interior del lugar ambos quedaron igual de sorprendidos. Era un restaurant estilo Maid Café donde todos los empleados que llevaban los pedidos a las mesas eran lindos pokemons femeninos en trajes de maids.
- "No hay forma... esto no... "– Pensó Lía, muy inquieta e incrédula ante su tan mala suerte – "Esto no puede... no debe ser real."
Steven también se sintió sorprendido, pero como estaban en medio de la puerta principal temía quedar mal retirándose repentinamente.
En eso una Steenee les dio el encuentro e hizo un gesto respetuoso con sus manos para que la siguieran a su mesa, mientras una voz femenina decía por un altavoz: "Bienvenidos al Café Pokémon."

ESTÁS LEYENDO
Complicada compañera
FanfictionUn joven instructor de gimnasia decide ayudar a su pequeño vecino a lidiar con un Pokémon problemático, sin saber que aquella experiencia cambiaría su percepción sobre estas criaturas.