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Luego de un largo día, Harry guarda todos los equipos y accesorios de su negocio de monturas. Sus pokemon están disfrutando a gusto su merecido descanso en el mar, comiendo y pasándola bien antes de dormir.
– Buen trabajo chicos, nos vemos mañana.
En su carpa, pasa el rato leyendo artículos de internet. Luego de un tiempo divisa la hora, ya es casi medianoche.
Abandona discretamente su carpa y sale a caminar.
Sus pasos lo llevan hasta el Café Pokemon de esa isla. El negocio está cerrado y el interior oscuro, pero aun así se queda esperando a un lado.
– Llegas tarde... – Le dice una voz proveniente del interior.
– Creí que te preocupaba que nos vieran, Muñeca. – Contestó él.
Al abrir la puerta, puede verse claramente quien es la otra persona. Es una Hatterene, de nombre Hanna, quien trabaja en el lugar. Ella hace ingresar al visitante discretamente, cerrando la puerta tras de él.
– Pff... Claro que me preocupa. – Dice Hatterene, algo irritada. – Las relaciones en el trabajo son un problema.
Todas las mesas del café tienen sus respectivas sillas encima. No parece haber un lugar en el cual puedan ubicarse.
– Y bien, en donde...
Antes que Harry pudiera continuar Hanna ya lo había rodeado con su cabello y acercado lo suficiente para besarle.
Ante este primer movimiento, Harry no hace más que seguir naturalmente el ritmo impuesto por su dama.
– Ruda desde el principio, tal como me gusta.
Hanna retrocede, llevando a su acompañante hasta un sofá que tenían cerca. En él la gente que había hecho órdenes para llevar esperaba sus pedidos.
Se recostaron, esta vez era Harry quien parecía dominar a su pareja. Hatterene abre las piernas, lista para algo del siguiente nivel.
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– Mira que hacerlo con tu compañera de trabajo, sobre un vulgar sillón de espera. – Decía Hanna, enfadada. – No hay duda de que eres un cerdo depravado, degenerado...
– Me encanta ver como intentas ocultar tus sentimientos con esa mirada de odio. Eres muy mala mintiendo. – Respondía él.
La situación no les permitía ser muy ruidosos, pues un par de compañeras se encontraban durmiendo en el piso de arriba. Aun así, esto no impedía que pudieran desenvolverse muy bien en el acto que los reunía esa noche.
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Luego de su "acercamiento" él se recostó al lado de Hanna, cerca de sus suaves pechos. Había que recobrar el aliento después de lo ocurrido.
Después de un breve momento en silencio ella le plantea una pregunta.
– ¿Qué es lo que paso con tu amigo? ¿El que te encontraste hace poco?
– Eh... ¿Dijiste algo? – Respondió Harry, quién no la había oído correctamente.
– Pregunto sobre tu amigo, el que estaba saliendo con una Gardevoir.
– ¡Ah!... Steven. Dudo que me haga caso.
Harry rodea la cintura de Hatterene, acurrucándose en ella.
– Siendo honesto, tal vez la juzgue mal... Parecía una chica tierna y atenta. Aunque, ya sabes, caras vemos...
Los dos observan la luna, visible desde donde se encontraban.
– ¿Qué crees que te diría si supiera de nuestra "relación"?
– Probablemente decirme que soy un hipócrita de primera. – Dijo Harry, riéndose, para luego sonar más reflexivo. – Pero, en realidad, aunque no sea el mejor consejo del mundo lo dije para que tuviera cuidado. No era notorio a simple vista, pero sé que le afecto el fin del noviazgo que tuvo con Melissa. Y ahora, que se encuentra en una relación con una chica psíquica, siendo tan gentil y formal como es... no sé, me da mala espina.
Un ruido proveniente de la cocina los alerta. Hatterene empuja a Harry, escondiéndolo detrás del mueble.
– Ho-hola... ¿Hay alguien aquí? – Pregunta un pequeño pokemon.
Se trataba de una Steenee, quien estaba temblorosa manejando una pequeña linterna. Al divisar a Hatterene se siente más tranquila.
– Es usted, señorita Hanna. Creí haber oído la voz de alguien más
– Debiste haberlo imaginado. – Dice Hatterene, restándole importancia. – Quiero que regreses a tu habitación y descanses tranquila.
Pese a la respuesta de su superior, Steenee aún se sentía intranquila.
– Yo... quisiera acompañarle un momento. Me da algo de miedo regresar sola...
La paciencia de Hanna se estaba agotando, así que decidió darle un último aviso.
– Niña, si no sacas tu linda carita de muñeca de mi vista juro que te daré un bofetón tan fuerte que Rayquaza en persona tendrá que regresarte a la tierra ¿Me entendiste?
– ¡SI! ¡Señorita Hanna! – Respondió aterrada Steenee. – ¡Bue-buenas noches!

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Complicada compañera
FanfictionUn joven instructor de gimnasia decide ayudar a su pequeño vecino a lidiar con un Pokémon problemático, sin saber que aquella experiencia cambiaría su percepción sobre estas criaturas.