Lia reunió todas las fuerzas que tenía para apresurar a su compañero y dejar el centro pokemon lo antes posible. Para disfrazar aquel comportamiento, ella se excusó diciendo que el ambiente de los hospitales hacia que se sintiese más enferma de lo que realmente estaba.
– Tomaremos un vehículo hasta el hotel. – Dijo Steven, una se encontraban afuera. – Solo tenemos que esperar un poco.
Al pasar los minutos la inquietud en Lía se hacía más evidente. Le perturbaba saber si la visión que tuvo mientras dormía se trataba de un futuro inminente o de tan solo una posibilidad.
Lia se encontraba al límite. Tenía la sensación de que, si no dejaba salir todas esas emociones que ocultaba, la ansiedad se la iba a comérsela viva. Sin más vueltas que darle, miro a su compañero y se preparó para exponerle sus sentimientos.
– So… ¡Soy una estúpida! Por favor… ¡Perdóname! – Dijo Gardevoir, haciendo una reverencia, tal como se suele pedir disculpas formalmente en Kanto.
El cambio de actitud de Lía tomo por sorpresa a Steven.
– No... No hay problema. – Dijo él, sorprendido. – Entiendo que te enfado el hecho de que no he sido claro con nuestra relación.
Lía levanto su rostro y le miró atentamente.
– ¡Siento causarte tantos problemas! No entiendo claramente porque me comporto de esta manera… pero si soy capaz de entender una cosa. – Lía tomo un respiro y continuó. – Yo… estoy perdidamente enamorada de ti.
– Lía… – dijo Steven, sin intensiones de interrumpir lo que ella tenía que decir.– Eres tú el único ser humano al quiero a mi lado, al que deseo ver todas las mañanas sonreír y ser tan dulce conmigo. Mi corazón se llena de alegría con cada paso que doy a tu lado. No concebía ser capaz, pero siento que cada vez que sé algo nuevo de ti termino amándote cada vez más.
Lía tomo con sus dos manos las de Steven y concluyo.
– Y finalmente, eres el único por el daría mi último aliento… solo para protegerte.
Los ojos de Lía reflejaban la sinceridad de sus palabras. Si había duda alguna en Steven de seguir adelante con su peculiar relación, a estas alturas, simplemente ellas ya no existían más.
– No sabes lo feliz que me hace oír eso. – Dijo él, tan emocionado como lo estaba ella. – Son las palabras más bonitas que alguien me ha dedicado. Lía, yo también comparto el deseo de estar a tu lado siempre. Y hare todo lo que sea posible para que así sea.
Steven comienza a sacar algo de su maletín.
– Tal vez no es mucho, pero espero que te guste.
Lía recibe una escama corazón, la cual abraza tal y como si se tratara del símbolo de amor entre ambos.
Su vehículo llego, justo a tiempo, para no interrumpir las profundas palabras que habían intercambiado hace poco.
Ya en el hotel ambos habían recogido sus pertenencias. Solo tenían que esperar hasta que sea la hora de abordar el Ferry para continuar su recorrido por las demás islas.
La señorita de la recepción se veía bastante atareada, había muchos huéspedes que querían registrarse y parece ser que el sistema se había caído.
Al ver a Steven y Lia esperando ella se les acerca.
– Disculpen la molestia… – Dijo la recepcionista, con timidez en sus palabras. – Por favor, ¿sería posible si pudieran ayudarme llevando estos recibos a la tienta que se encuentra en la playa? Actualmente nos hemos quedado cortos de personal, y por si fuera poco el sistema se acaba de caer. No será gratis, les daré vales de descuento para diferentes actividades en las otras islas ¿les parece bien?
Ambos se miran entre ellos. Saben que el ferry tardará e ir a la playa puede servirles de distracción hasta entonces.
Al llegar a la playa notan que la tienda era un pequeño puesto de recuerdos con una chica esperando fuera de él. Le dicen los detalles, pero ella parece querer decirles algo más.
– Chicos, no quiero abusar de su confianza… Pero ¿Creen que podrían quedarse a cuidar este puesto hasta que regrese de hablar con el tipo de las monturas? No tardare más de quince minutos y a cambio pueden quedarse con algún recuerdo.
Una vez más, ellos aceptaron ayudar.
Ambos entraron al puesto, pero, al notar que la chica de antes se perdía en la distancia, Lia decide cerrar la puerta y las demás ventanas. El vidrio que rodeaba la tienda era polarizado, por lo que nadie podía ver que ocurría dentro.
– Qué momento más oportuno para continuar lo que dejamos pendiente en el balneario ¿No te parece? – Dijo Lía, quitándose la ropa y sonriendo de forma traviesa.

ESTÁS LEYENDO
Complicada compañera
FanfictionUn joven instructor de gimnasia decide ayudar a su pequeño vecino a lidiar con un Pokémon problemático, sin saber que aquella experiencia cambiaría su percepción sobre estas criaturas.