#27 Lo que estabas buscando

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- Hanna san... ¡Ese par de depravados acaban de desaparecer! – Dijo Floragato, quien apenas había pestañeado antes de perder de vista a aquella pareja. - No puedo verlos por ningún lado.

Hanna sabía que seguir las actividades de Lia en la isla seria problemático, esto debido a la habilidad natural de los pokemons psíquicos de poder teletransportarse. Aun así, quiso aprovechar esta oportunidad para tomarle el pelo a su compañera.

- Seguramente hay algo de líquido en el lugar en donde los viste por última vez, tal vez podrías...

Antes de que pudiera terminar, una voz llena de indignación la interrumpió.

- ¡Si crees que voy a oler los fluidos corporales de esa loca para dar con su paradero es porque no haz soñado lo suficiente anoche! – Respondió Floragato.

Hatterene no pudo evitar reírse incesantemente, aun cuando sus compañeras y algunos clientes la estaban mirando. De cualquier forma, esto no importaba, pues al hacerlo ella mantenía su gracia y encanto que tanto gustaba a los clientes.

En el hospedaje Lia se encontraba bañándose y pensando en sí se precipito demasiado con respecto a aquella última petición. Aún tenía en su mente muchas fantasías que deseaba experimentar con él, ya que era lo único a lo que podía aspirar en esta relación.

Pensaba en que pagaría cualquier precio por haber nacido como una humana y contar con una relación que sea aceptada por todos. Pensar sus planes a futuro, conocer a su familia y que esta no se sorprenda porque ella sea diferente. Sin mencionar el llegar a criar a sus hijos y amarlos tanto como su corazón se lo permita.

- ¿Qué? ¿Acaso estoy renegando de mi propia naturaleza? – Se preguntó Lia.

Debido a que ella es un pokemon, el concepto de familia fue algo completamente diferente para Lia. Fue adquirida por los padres de su entrenadora y criada con ella, como si fuera su hermana. Pero nunca pudo ver en los padres de Samanta ni siquiera un ápice de cariño o preocupación hacia ella, pues no era más que un objeto de su única hija.

Al terminar, vio que Steven estaba revisando su celular y se le ocurrió sentarse sobre él cariñosamente para que no creyese que continuaba enojada.

- Ya estoy limpia, el agua se llevó todas esas malas vibras por las tuberías.

Steven se notaba tranquilo, pues más que molestarse por la petición de hace un momento lo que sentía era una ligera preocupación por las fantasías que iba conociendo en ella. Para no tocar el tema, decide hablarle sobre algo que vio en las redes.

- Hay una chica que está vendiendo el agua con el que se baña en pequeños frascos por internet... y parece ser que se le agotaron todos en un par de días.

- ¿Qué? ¿Es en serio?

Lia mira la nota que le hicieron en internet y le parecía muy irreal. Aunque en parte esto le hizo sentir que sus fantasías son igual de extrañas que las que tienen los humanos.

- Tal vez debería comenzar a hacer lo mismo. – Dijo Lia, con un tono egocéntrico en su voz. - No dudo que muchos estarían interesados en comprar el agua con el que se baña una bella y sexy Gardevoir como yo.

Ambos comienzan a reír, aunque en el fondo él se pregunta si ella estaba hablando en serio.

Lia aprovecha el momento para contarse a su novio sobre Carol y Rottom, los dos amigos que había hecho ayer por la noche, sin entrar en detalles sobre el tema del casino y los premios que obtuvo.

- Entonces, ¿No hay problema si voy a ver a los nuevos amigos que hice en la isla? ¿verdad?

- Claro, puedes ir. De hecho, iba a ir a hablar con Harry puesto que ha llegado a la isla, junto con las monturas pokemon que renta. Como sé que no fue muy amable contigo no podría pedirte que vinieras. Algunas cosas que dijo ese día...

- Esta bien, lo entiendo. – Dijo Lia, antes que él pudiera terminar y volver a disculparse. - Solo dale un golpe de mi parte, ya sabes, como amigos.

Dicho esto, ambos se prepararon para ir a sus respectivas reuniones. Solo que Lia no había sido completamente sincera.

A donde ella iba es a encontrarse con aquel Gengar para así poder pagar su deuda con él y conocer que es lo que tiene que decirle sobre aquella tenue luz que emite la parte roja de su pecho.

Lia se interna en lo profundo del bosque, en donde cree que nadie va a interrumpir.

- Este lugar servirá...

Toma en sus manos aquella gema y comienza a cargarla con energía psíquica.

Sé sorprende que exista un material capaz de cargar la energía que ella emite, pues antes había sabido de este tipo de materiales.

Entonces dos sombras emergen del suelo. Una de ellas toma la forma de Gengar, mientras que la otra, ligeramente más pequeña, se transforma en un pokemon fantasma que no conocía.

- Las deudas son una clase de esclavitud. – Dijo Gengar, con su refinado modo de ser. - Y usted, dama mía, me convoco hoy para emanciparla de ellas.

Gardevoir saca los objetos acordados y los extiende hacia Gengar utilizando sus poderes psíquicos.

- Ya cumplí con mi parte del trato, fantasma. – Contesto Lia, mostrándose tranquila ante aquellos seres. – Por cierto ¿Quién nos acompaña en esta ocasión?

- Sabrás bien que a una amistad hay que cuidarla y mantenerla, pues es un tipo de tesoro por sí misma. – Contesto Gengar. - Por ello, es un placer para mi presentarte a esta Misdreavus. Es el principal motivo de mi visita a Archi7.

Aquel pequeño pokemon de tipo fantasma tenía una expresión juguetona en todo momento. Parecía querer reírse cada vez que Gengar hablaba con palabras que querían sonar refinadas.

- Muy bien. Creo que es el momento que me digas lo sabes sobre mi especie. ¿Cuál es la razón de ese brillo en el cuerno que tengo en el pecho? ¿Tiene algo que ver con la relación que tengo con mi novio humano?

- Para transmitir la información acordada, hace falta que te narre la historia de aquella pareja que dio origen a todo lo que te sucede el día de hoy. Un evento único que cambio la forma en que la humanidad se relaciona con tu especie.

Gardevoir siente que Gengar se va a extender mucho con lo que tiene que decirle. Y aunque le gustaría oír aquel relato completo, siente que es más importante llegar a lo útil antes que saber cómo se originó el contacto de su especie con los humanos.

- Creo que a ella le gustaría que seas algo más breve. – Intervino Misdreavus. – Hay que recordar que otras especies no viven tanto como nosotros.

- ¿Está de acuerdo con esa idea, señorita Lia? – Dijo Gengar, algo entristecido por ver interrumpida su historia.

Gardevoir solo asiente con la cabeza.


Complicada compañeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora