Capítulo 5.

3.3K 483 432
                                    

—¿Qué hacéis aquí? El entrenamiento ya ha empezado —dijo serio, mirando a Luke y a Scott.

—Íbamos de camino —excusó este último.

—Pues venga, es un fastidio que el entrenador me envíe a buscaros —se hizo a un lado para que pasáramos—. No sois niños pequeños —se cruzó de brazos, esperando a que nos moviésemos.

—Dile al entrenador que yo tengo otros asuntos de los que preocuparme —farfulló Luke una vez Scott y yo atravesamos el marco de la puerta, quedando él frente a Ryan, ambos a un par de metros por detrás de nosotros.

—Luke, te he dicho que no hace falta —me acerqué a ellos para volver a agarrar el brazo del moreno, a lo que este me miró con una mezcla de indignación y preocupación.

—¿Desde cuándo hay asuntos más importantes que el equipo? —preguntó Ryan, haciendo que le mirásemos—. Sea lo que sea, podrás solucionarlo después del entrenamiento —frunció el ceño.

Entonces, llevé mi mirada de nuevo hacia Luke, quien se quedó mirando serio al rubio durante unos segundos, se mordió disimuladamente el labio inferior con fuerza y se volteó para caminar hacia la salida. Scott me miró extrañado, a lo que yo me encogí de hombros, y le siguió. Justo cuando me iba a girar hacia Ryan, este empezó a andar en la misma dirección que mis amigos, pero di un par de zancadas hacia él y le agarré del filo de la camiseta para que se detuviera.

—¿Podemos hablar? —dije nada más me miró.

—Ahora no —respondió en su habitual tono cuando tenía que dirigirse a mí e hizo el amago de voltearse, pero le agarré del hombro para impedírselo.

—Por favor —clavé mis ojos en los suyos y, tras unos segundos en los que nos quedamos contemplando los del otro, habló.

—He dicho que no —movió con brusquedad su brazo para zafarse de mi mano—. Después del entrenamiento —añadió en voz baja justo antes de retomar su camino.

Me quedé observándole hasta que salió por la puerta y, después de inhalar una bocanada de aire y suspirar, me dirigí a la salida.

El entramiento de aquel día fue bastante intenso, no sólo por la caña que nos metió el señor Davis en el calentamiento y en el primer partido que echamos entre nosotros, sino también porque no pude dejar de darle vueltas a la publicación de la página web. Me fue imposible dar todo de mí como jugador, algo que seguramente decepcionó a algunos, pero aquel día me dio bastante igual; mi mente estaba en otro sitio. La foto que había visto de Ryan y yo, me tenía más que confuso, ya no por cuestionarme quién se había entretenido en sacarla, sino porque no me acordaba de ese momento. Necesitaba hablar con Ryan y que él me lo explicase todo.

—¡Jones! —me llamó el entrenador cuando todos nos dirigíamos hacia los banquillos para beber agua; el entrenamiento ya había acabado—. ¿Qué demonios te ha pasado? —gruñó una vez le miré.

—Lo siento, entrenador, estaba desconcentrado —respondí avergonzado, sin querer apenas alzar la cabeza.

—¿No fuiste tú el que me dijo que de lo único que me arrepentiría sería de no haberte tenido en mi equipo antes? —se cruzó de brazos frente a mí.

—Así es —asentí levemente.

—Pues más te vale demostrármelo —dio una palmada en mi cuello que hizo que le mirase a los ojos.

—No volverá a repetirse, entrenador —endurecí el tono de voz, a lo que él sonrió levemente de lado y se giró para caminar hacia otros compañeros. Solté un suspiro y abrí mi botella para dar unos tragos seguidos.

EL SECRETO DE TYLER JONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora