EL SECRETO DE TYLER JONES

Capítulo 23.

Nada más me quedé a solas en aquel cuartillo, apreté mi mandíbula con fuerza y, a los tres segundos, salí de allí para atravesar el pasillo y dirigirme hacia la entrada.

—¡Tyler! —escuché exclamar a Scott justo cuando pasé por delante del salón—. ¿Qué ha pasado? —preguntó a alguien, seguramente a Brittany, una vez llegué a la puerta principal.

La abrí y salí de allí a toda prisa. Lo que acababa de pasar con la rubia me había llenado de miedo, pero sobre todo de rabia. Creía tener claro cómo eran las chicas como ella, pero nunca llegué a imaginar que fuera tan retorcida como para amenazarme con exponer a su propio novio. Si sabía lo nuestro, ¿por qué entonces quería seguir saliendo con él?¿De verdad le compensaba el estar con una persona que le engañaba? Al pensarlo, caí en la cuenta de que, en realidad, aquellas preguntas debía hacérmelas a mí mismo. Es decir, yo tenía encuentros a escondidas con alguien que tenía pareja y, aunque la mayoría de veces me doliera verles juntos, me había autoconvencido de que me compensaba. "Si de verdad te importa Ryan, aléjate de él" sus palabras no dejaban de resonar en mi cabeza. Tanto que, sin ni si quiera darme cuenta, mis ojos se fueron aguando de la misma impotencia de la situación. Como noté que me empezó a faltar al aire, debido a lo rápido que estaba caminando y respirando, me detuve y limpié las lágrimas con la manga de mi camisa.

De repente, una mano agarró mi otro brazo, provocando que me sobresaltase al no haberme dado cuenta de que alguien me había estado siguiendo.

—Luke —murmuré con la voz quebrada una vez me volteé para averiguar de quién se trataba. En aquel momento agradecí que fuera él, pues no tenía ninguna gana de ver o hablar con Ryan después de lo sucedido.

—¿Qué ha pasado? —preguntó preocupado al ver mis ojos aguados.

—Nada —simulé una sonrisa que me salió de pena.

—¿Cómo que nada? Mira cómo estás —frunció el ceño.

—No lo entenderías —me zafé de su agarre y bajé la cabeza. Sin poder evitarlo, se me escapó un sollozo involuntario.

—¿Te sirve si hago como si lo entendiera? —colocó las manos en mi cuello para que alzara la cara y le mirase a los ojos.

—Sí —asentí, intentando parar el tembleque de mi labio inferior, ya que tenía unas enormes ganas de llorar. Por puro impulso, me abracé a la cintura de Luke, a lo que el moreno, un par de segundos después en los que seguramente se habría quedado sorprendido por mi reacción, terminó por rodear mi cuello con sus brazos—. ¿Puedes quedarte esta noche a dormir conmigo? —pregunté con timidez al apoyar mi barbilla en su hombro.

—Claro que sí —dio una caricia en mi pelo y, nada más me fui separando para mirarle, me dedicó una bonita sonrisa que no pude evitar corresponder.

—Gracias —sorbí con fuerza por mi nariz.

—No seas tonto, lo haré encantado —dejó sus manos sobre mis hombros—. ¿Nos vamos? —añadió tras soltar un suspiro, a lo que yo asentí con firmeza.

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Durante el camino a casa, Ryan me llamó varias veces, pero, aunque yo hubiera escuchado mi móvil, preferí ignorarlo, al igual que los mensajes que me envió.

—¿Quieres darte una ducha? —le pregunté a Luke nada más cerré la puerta de mi casa.

—¿No molestaremos a tu padre?

—Tiene el sueño profundo —comencé a subir las escaleras, siendo seguido por el moreno—. Te dejaré un pijama —añadí cuando llegamos a mi habitación.