Capítulo 18.

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Una vez Luke y yo terminamos de cambiarnos, pusimos rumbo a Joe's. Antes de salir del vestuario, Ryan tuvo el impulso de decirme algo, pero finalmente no lo hizo, pues seguramente no querría exponerse delante de nuestros compañeros de equipo. Así que nos despedimos en general, yo dedicándole una mirada al rubio, y nos marchamos de allí.

—¡Hola, chicos! —saludó Joe nada más entramos por la puerta del diner.

—Hola, Joe —respondió Luke con una sonrisa—. Te traigo un par de entradas para el partido de este sábado —se acercó a la barra y, tras sacarlas del bolsillo de su chaqueta del equipo, las dejó encima de esta.

—Oh, muchas gracias, Luke —las cogió y miró con ilusión—. Ya sabes que soy vuestro mayor fan —nos señaló con su índice.

—Lo sé —carcajeó—. No puedes perderte el debut de nuestra estrella —pasó un brazo por encima de mis hombros.

—¿Qué? —murmuré algo sorprendido.

—Vamos, no seas tímido, sabes que es verdad —giró su cara hacia la mía.

—No soy tímido, simplemente me creas presión diciendo eso —alcé una ceja.

—No deberías tenerla —frunció el ceño.

—Eso —intervino Joe—. Estoy seguro de que harás un gran partido —me guiñó un ojo.

—Gracias por la confianza —me llevé una mano a la nuca.

—Decidido, pedid lo que queráis que hoy invito yo —dio una palmada sonora en la barra con sus manos—. Tengo que alimentar a mis osos —soltó una carcajada.

—¿De verdad? —preguntó Luke emocionado, a lo que Joe asintió—. ¡Genial! —deshizo su agarre para colocar sus manos sobre mis hombros y voltearme—. Estaremos en la mesa del fondo —anunció a la vez que empezaba a empujarme con cuidado hacia delante.

—¡Se lo diré a Patty! —le escuché exclamar una vez nos alejamos.

—Bien, ¿qué vas a querer? —dijo nada más nos sentamos; uno frente al otro.

—¿Puedo pedir lo que quiera? —cogí la carta y revisé los diferentes productos que ofrecían.

—Claro, ¿por qué no? —se cruzó de brazos sobre la mesa.

—No sé, a lo mejor sólo nos invitaba a unos aros de cebolla o patatas —me encogí de hombros.

—Qué va, el viejo Joe suele invitarnos antes de los partidos —me arrebató la carta para ojearla él—. Quiere que cojamos todo el peso posible —bajó el tono de voz al estar concentrado en leer.

—Entiendo —asentí levemente.

—¿Qué te apetece? —preguntó aún sin mirarme.

—La hamburguesa de siempre —abrí uno de los bolsillos de mi mochila para sacar el móvil y ver si Ryan me había enviado algún mensaje.

—¿Compartimos unas patatas? —oí que propuso, pero yo apenas le presté atención al comprobar que el rubio no había mandado nada—. ¿Tyler?

—¿Eh? —reaccioné y alcé mi mirada a la vez que guardaba de nuevo mi móvil—. Sí, claro, unas patatas —fingí una sonrisa.

—¿Ha pasado algo? —frunció el ceño.

—No, nada —negué suavemente con la cabeza—. ¿Me puedes pedir un batido también? —cambié el tono a uno más inocente, lo cual hizo que el moreno riera por lo bajo.

—Está bien, ¿lo quieres de fresa, vainilla o choco...?

—¡De chocolate no! —le interrumpí, provocando que Luke me mirase extrañado—. Lo siento, ya sabes que soy adicto a los de fresa —murmuré avergonzado, rascándome nervioso el cuello.

EL SECRETO DE TYLER JONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora