Capítulo 38.

1.4K 190 87
                                    

Hice el amago de echar a correr detrás de él, pero Scott me detuvo, poniendo una mano en mi hombro.

—Deja que se vaya —dijo serio.

—¿Por qué? —giré mi cara hacia él y le miré con el ceño fruncido.

—Necesitas calmarte antes de hablar con él. Podrías decir cosas de las que te arrepentirías después.

—Está bien —asentí levemente y solté un suspiro.

—Venga, seguro que después del entrenamiento los dos estáis mejor para hablar —me dio una palmada en la espalda y empezó a caminar hacia la puerta, siendo seguido por mí.

Scott tenía razón. Después del incidente con mis compañeras de clase, me sentía bastante irritado, así que no hubiera sido una buena opción tratar con Luke un tema tan delicado. No al menos de la manera en la que él se merecía. Era más que consciente de que le estaba haciendo daño, y eso me estaba matando, pero, como él siempre me había dicho, no iba a mentir con respecto a mis sentimientos. Sí, tenía sentimientos por Luke, pero en mi corazón había un nombre grabado con fuego; Ryan Miller. Por mucho que supiera que el moreno era la mejor opción, no podía evitar que mi alma vibrase con mucha más intensidad cuando estaba cerca del rubio. Con Luke lo que sentía era paz y un inmenso cariño. Sin embargo, para mí, Ryan le daba sentido a la palabra amor.

Cuando llegamos a los vestuarios, Luke ya ni estaba. Por lo que me había dicho Kevin, el chico ya estaba calentando fuera en lo que el resto del equipo terminábamos de cambiarnos. El que sí que estaba era Ryan. Nada más entró, me buscó con la mirada y me dedicó una bonita sonrisa que yo intenté corresponder, pero estaba tan preocupado por cómo se encontraría Luke que ni si quiera supe si había llegado a sonreír del todo o no. Aquello, obviamente, hizo que el rubio frunciera extrañado el ceño, a lo que yo negué con la cabeza y le hice un gesto con la mano para indicarle que en realidad no me pasaba nada. Mentí, pero no quise preocuparle. Scott, como se dio cuenta de todo, se acercó a Ryan e intentó distraerle para que no le diera mayor importancia a mi comportamiento. Bendito pecoso.

—A ver, gandules... —empezó a hablar el entrenador Davis nada más nos reunimos en círculo al lado de los banquillos—. Esta fin de semana tendremos el último partido del año, así que más os vale haced una buena actuación —dijo sin ni si quiera mirarnos, ya que estaba apuntando algo en su libreta.

—Pero, entrenador, ¿no habíamos terminado la liga hasta después de navidad? —preguntó George.

—Así es —cerró con brusquedad la carpeta y levantó su mirada.

—Pues no lo entiendo —respondió mi compañero, cruzándose de brazos.

—Ni yo —intervino Scott.

—Eres el último que esperaba que lo entendiera, Thompson —el señor Davis soltó una carcajada burlona que hizo que algunos se rieran y que mi amigo le matara con la mirada.

—Jugaremos contra los Clovers —informó Luke de mala gana.

—¡¿Qué?! —exclamé, provocando que todos me mirasen extrañados. Los Clovers era el equipo de mi antigua escuela en Portland: The Clovers Academy.

—Así es, Jones. Vas a enfrentarte a tus excompañeros —dijo el entrenador, sonriendo pícaramente de lado.

—Uh... —canturrearon algunos con toda la mala intención de burlarse de mí.

—Oye, Tyler —Kevin se acercó a mí y rodeó mis hombros con su brazo—. Sé que te has criado con ellos, y seguramente muchos serán amigos tuyos... —hizo presión sobre mi cuello—. Pero quiero que sepas que no vamos a tener ningún tipo de piedad con esos niños ricos —farfulló en mi oído.

EL SECRETO DE TYLER JONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora