Capítulo 30.

2.4K 289 500
                                    

Al fin llegó mi hora de jugar. Era sábado y aquel fin de semana nos tocaba partido en casa. Estaba bastante emocionado, puesto que me había esforzado al máximo en cada entrenamiento. No quería volver a decepcionar ni a mi equipo ni al entrenador Davis; ya tenían bastante con la ausencia de nuestro capitán. Aunque los primeros días todos estaban algo perdidos sin él, Luke asumió el puesto de líder, al igual que Kevin el de quarterback, y eso pareció calmarles. En realidad me centré tanto en el deporte para que así mi mente tuviera momentos de desconexión. Yo a quien echaba de menos no era al capitán, sino a Ryan Miller.

El sueño que había tenido con él la noche anterior me dejó algo descolocado, pero no iba a permitir que me afectara a mi estado de ánimo. Tenía que mantenerme fuerte, aunque era difícil hacerlo, ya que no podía dejar de preguntarme cómo y dónde estaría Ryan. Más de una vez en aquella semana me dieron ganas de enviarle un mensaje o llamarle, pero era consciente de que no hubiera sido lo correcto; ni para él ni para mí. Si mi decisión había sido cortar nuestro vínculo por un bien, así debía ser. Sin excusas. Aunque doliese y le echara tanto de menos.

Los Black Bears nos encontrábamos en nuestra zona de los banquillos, rezando la oración de antes de los partidos. Una vez terminamos, el entrenador me miró.

—Jones, me prometiste ganar, así que no quiero menos que eso —me advirtió, señalándome con el índice.

—Sí, señor —asentí con firmeza.

—Ese es mi chico —soltó una carcajada seca y me dio una fuerte palmada en el brazo—. Vamos, ¡poneos vuestros cascos! —ordenó una vez miró al resto de mis compañeros.

—Oye, Tyler... —me llamó Scott al acercarse a mí. Yo giré mi cabeza hacia él—. Sé que ahora mismo tienes un subidón de adrenalina, pero no quiero que luego te dé el bajón —puso una mano en mi hombro.

—¿Qué? —reí.

—Ya sabes a lo que me refiero —rodó los ojos.

—Scott, estoy bien —suspiré—. Además, estos días ya he tenido bajones suficientes, ¿no crees?

—Supongo —respondió algo dudoso, rascándose la nuca.

—Venga, vamos a darles su merecido —le guiñé un ojo y me puse el casco, a lo que el pecoso asintió y me imitó.

Nada más todo el equipo estuvo posicionado, el público comenzó a vociferar con más ímpetu. Todos sabían lo importante que era ganar aquel partido para recuperar la dignidad de un equipo como el nuestro. Brittany y el resto de animadoras no paraban de entretener a la gente de las gradas, y los músicos de la banda tocaban canciones conocidas que aumentaba la motivación de todos; nosotros incluidos.

—Veinticinco, sesenta y cuatro... —comenzó a decir Kevin como buen quarterback.

—¿Estás listo para protegerme? —le pregunté a Luke, ya que nuestras posiciones estaban al lado.

—Nací para ello —me dedicó una sonrisa de lado que me hizo reír.

—¡Ya! —exclamó Kevin, dando así comienzo a la primera jugada y, por lo tanto, al partido.

Eché a correr lo más rápido que pude, esquivando con agilidad a los defensas del equipo contrario. Dos de ellos se empeñaron en placarme, puesto que sabían que yo era la mayor amenaza para su marcador, pero, lejos de tocarme, Luke les derribó uno a uno para dejarme el camino libre.

—¡Tyler! —gritó Scott a unos metros de mí. Llevaba el balón y quería pasármelo antes de que fueran a por él.

Asentí y aceleré el ritmo una vez el pecoso lo lanzó con fuerza. Fijé mis ojos en el balón y, justo cuando este empezó a descender, di un salto para atraparlo. El defensa libre del equipo rival hizo el amago de abalanzarse contra mí para derribarme, pero, antes de que pudiera si quiera tocarme, Luke lo placó con tanta brutalidad que lo tiró de inmediato al césped. En ese mismo momento, mis manos se adueñaron del balón. Lo aferré a mi cuerpo y di una voltereta sobre mí mismo al caer.

EL SECRETO DE TYLER JONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora