EL SECRETO DE TYLER JONES

Capítulo 22.

—Tranquilízate —frunció el ceño, mirando la pantalla del móvil—. Estuvimos de fiesta con el equipo en casa de Ted y, como bebí, Tyler me ofreció quedarme en su casa —alzó su mirada a la mía—. Ya sabes cómo son mis padres para estas cosas —sonrió levemente de lado para que me tranquilizara y, seguramente, para hacerlo él mismo.

—¿Te emborrachaste? Tú no eres de esos...

—Era una ocasión especial —se llevó una mano a la frente para rascársela.

—Está bien —suspiró algo conforme con la explicación del rubio—. Bueno, te llamaba por si esta tarde puedes llevarme a comprar algunas cosas que me hacen falta.

—Claro, ¿a qué hora? —dijo algo temeroso por mi reacción, aunque yo hice todo mi esfuerzo por no expresar nada.

—Te envío un mensaje cuando lo sepa.

—Vale...

—Dile a Tyler que lo siento por hablarle así, es que me ha pillado por sorpresa —emitió una risa demasiado forzada, la cual me hizo rodar los ojos—. Adiós, cariñito —se despidió con una fina voz antes de colgar.

—Dile a Tyler que lo siento por hablarle así... —repetí en un tono pedante que hizo que Ryan soltase una carcajada muda.

—Pasa de ella, ya sabes cómo es —dejó el móvil en la cama y subió una mano a mi pelo.

—Parece que tú no —me crucé de brazos y giré mi cabeza algo molesto.

—Oh, vamos, ¿te vas a enfadar conmigo? —dejó caer la mano a mi cuello, a lo que yo me encogí de hombros aún sin mirarle—. Tyler —me llamó serio, haciendo que volviera a fijar mi mirada en la suya—. Lo de anoche lo hice contigo, no con ella —añadió, logrando que mis mejillas comenzaran a ruborizarse al recordarlo.

—Ya, pero...

—Pero nada —me interrumpió, llevando su otra mano hasta una de las mía para agarrarla una vez consiguió deshacer mi cruce—. Fue increíble —acercó su cara a la mía y dio un beso en la comisura de mis labios.

—¿De verdad? —pregunté, cerrando los ojos al sentir cómo deslizaba su boca por mi cuello.

—Nunca me había sentido así antes —dio un suave mordisco en mi piel y alzó su cara para mirarme de nuevo—. ¿Acaso a ti no te gustó?

—Me encantó —sonreí al ver cómo se relajaba la preocupación en su rostro, y le di un beso en la boca que iba a ser seguido por él, pero que el ruido de sus tripas interrumpió—. Creo que alguien tiene hambre —carcajeé sobre sus labios.

—Mucha —rio una vez me separé.

—Vamos a desayunar —di una palmada en su muslo y me levanté de la cama, siendo seguido por él.

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Al bajar a la cocina, vimos que mi padre estaba sentado a la mesa, tomándose un café.

—Buenos días —dije entre risas al ver la cara de muerto que tenía.

—Hola, chicos —contestó sin apenas fuerzas.

—Señor Jones, ¿está bien? —Ryan le miró preocupado.

—Sí, sí —asintió levemente.

—Esto es lo que pasa cuando tu padre cree que sigue siendo joven —me crucé de brazos, mirando con una ceja alzada a mi padre.

—He aprendido la lección —respondió este, dejando caer su cara sobre la mano del brazo que tenía apoyado en la mesa.

—Hasta que se te olvide —solté una carcajada y me dirigí al frigorífico—. ¿Qué quieres desayunar? —giré mi cabeza hacia el rubio.