EL SECRETO DE TYLER JONES

Capítulo 32.

Unos enormes nervios se apoderaron de mi cuerpo al verle, y una profunda tristeza invadió mi alma al contemplar lo demacrado que estaba. Había adelgazado y tenía unas ojeras que le hacían parecer más cansado aún de lo que ya expresaba su rostro.

De pronto, el móvil del entrenador comenzó a sonar.

—Tengo que atender esta llamada —dijo nada más lo sacó de su bolsillo y averiguó de quién se trataba—. Anderson, encárgate del calentamiento —se giró hacia Luke y le señaló con el dedo, a lo que el moreno asintió.

Nada más el señor Davis se alejó unos metros de allí, Martin iba a acercarse a Ryan, seguramente para preguntarle dónde se había metido, pero el rubio tenía otros planes. Fijó su mirada en la de Luke y, sin desviarla ni un segundo, se abalanzó hacia él para agarrarle con sus dos manos del cuello de la camiseta.

—Espero que ya estés contento —masculló con rabia.

—¿Qué? —murmuró confuso el moreno.

—Ryan, ¿qué haces? —intervino alarmado David.

—Tío, suéltale —le siguió Kevin.

—¡Callaos! —gruñó Ryan, con su cara a escasos centímetros de la de Luke.

—Ryan, eres el capitán, debes dar ejemplo —le aconsejó Martin a la vez que se acercaba a él para agarrarle por los hombros.

—¿Ejemplo? —bufó, sonriendo de lado.

—Te lo avisé, Ryan —murmuró Luke, mirándole serio a los ojos.

—Voy a matarte —farfulló e hizo el amago de alzar el puño, pero entonces reaccioné y me acerqué con rapidez hacia ellos.

—Ryan, para —le cogí del brazo antes de que pudiera golpear a Luke.

—¡No! —gritó, intentando deshacer mi agarre, pero sólo lo consiguió al darme un codazo brusco en la nariz que hizo que me marease y cayera de culo al césped.

—¡Tyler! —Luke se liberó de las manos del rubio y se acercó a mí—. ¿Estás bien? —preguntó preocupado una vez se puso de rodillas a mi lado.

—Sí, no pasa nada —asentí levemente, llevándome una mano a la nariz. Emití un siseo de dolor al tocármela y me miré la palma.

—Estás sangrando —me agarró por la barbilla para alzar mi cara—. Vamos, te ayudaré a limpiarte —se levantó y me ofreció su mano como ayuda.

—¿Quieres que te acompañe a la enfermería? —preguntó Scott, mirándome apenado.

—No es para tanto —le dediqué una sonrisa para que se tranquilizara. Agarré la mano de Luke y, una vez este tiró con fuerza, me puse en pie. Llevé mi mirada hacia Ryan y aprecié cómo me observaba asustado. Ni si quiera le salieron palabras.

—Kevin, te dejo al mando —ordenó Luke, pero yo tenía mi atención puesta en el rubio—. Scott, dile al entrenador que estoy ayudando a Tyler, pero omite el detalle de lo ocurrido con Ryan —justo en ese momento, Ryan miró confuso al moreno—. Vamos, Tyler —puso una mano en mi espalda baja y me dio un suave empujón para que comenzara a caminar.

—Ryan, ¿qué ha sido eso? Sois amigos desde pequeños —escuché que dijo Martin una vez Luke y yo nos alejamos de allí.

—Ese ni es amigo ni es nada —respondió Ryan con rabia.

Giré mi cara hacia Luke y vi cómo inhaló una profunda bocanada de aire y la expulsó en un suspiro disimulado.

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