EL SECRETO DE TYLER JONES

Capítulo 42.

—Tu ex novia... —dijo en un tono neutral; demasiado para la revoluciones que su cuerpo estaría experimentando.

—Sí, mi ex novia —asentí temeroso, aunque intenté sonar natural.

—¿Tenías novia? —frunció el ceño.

—Claro —solté una carcajada suave—. Pero lo dejamos antes de que me marchara de Portland —me encogí de hombros—. ¿Por qué te sorprende?

—No me lo esperaba —se llevó una mano a la nuca y desvió su mirada.

—Tú también tenías novia —me crucé de brazos y alcé una ceja, provocando que el chico me volviese a mirar.

—Sabes que lo mío con Brittany no era real —contestó indignado, a lo que yo, tras un par de segundos, me acerqué a él y puse mis manos en su cintura.

—Pero eso no quita que hicierais cosas reales —murmuré, fijando mi mirada en la de él. Ryan apretó sus labios de la misma indignación y, justo cuando iba a responder, volví a hablar—. Vámonos o no llegaremos a primera hora —le di un toque en el costado que le hizo soltar un siseo y me volteé hacia la puerta.

—Esta conversación no ha acabado, Tyler —dio un par de zancadas hasta llegar a mi lado en el porche.

—Yo creo que sí —respondí una vez cerré la puerta con llave—. Mi pasado fue con ella, pero mi futuro es contigo —le dediqué la sonrisa más dulce que pude.

—Eres un tramposo —farfulló, achinando sus ojos.

—Pero te ha gustado oír eso, ¿a que sí? —llevé una mano a su cuello y le hice cosquillas suaves con mis dedos.

—¿No tenías prisa? —agarró mi muñeca, intentando no reírse. Yo asentí—. Pues vamos —dio un tirón de mi brazo y empezó a caminar por mi jardín.

Yo, al ver que no deshacía su agarre, sonreí y me dejé llevar.

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Aquella mañana no dejé de sonreír como un idiota durante todas las clases cada vez que pensaba que Ryan y yo al fin lo habíamos aclarado todo, que ya no había secretos entre nosotros. Sentía que habíamos entrado en una nueva etapa; una etapa en la que nuestra relación iba a ser mucho más difícil de romper, si era que eso fuera a ser posible.

Cuando en uno de los descansos le conté a Scott todo lo ocurrido, sobre todo la historia de Ryan, se quedó perplejo, pero eso también le ayudó a entender el por qué del distanciamiento del rubio con ellos. Aquello le hizo estar en paz de una vez con el que fue uno de sus mejores amigos.

A la hora del almuerzo, el pecoso me dijo que tenía que resolver un asunto, que yo me adelantase y fuera al comedor. Sinceramente, ni si quiera le pregunté qué era lo que tenía que hacer; a veces prefería no tener nada que ver en algunos asuntos de Scott. Así que opté por ir al baño que había en el mismo pasillo del comedor. Una vez hice mis necesidades, fui a lavarme las manos. Creía que estaba totalmente solo hasta que unos brazos rodearon mi cintura. Alarmado, alcé mi mirada al espejo y, al ver que era Ryan quien se había abrazado a mi espalda, solté un suspiro.

—¿Sabes que podría entrar alguien en cualquier momento? —pregunté sin dejar de observar el reflejo de cómo apoyaba su barbilla en mi hombro y me miraba con unos ojitos de cachorro imposibles de resistir.

—Me da igual —acercó su nariz a mi cuello para inhalar el aroma de mi piel. Obviamente me dejé hacer.

—¿Me has estado siguiendo? —me di la vuelta con cuidado para poder mirarle directamente a los ojos.