Hermosa coincidencia

Parte 1

Permanecía en un sueño profundo pero mi alarma empezó a sonar, interrumpiéndome el sueño. Busqué mi celular en el tocador de ha lado de mi cama para apagarla, aún con los ojos cerrados..

- Vamos hija, tienes que prepararte que si no perderás el vuelo. - era la voz de mi madre, detrás de la puerta.

Abrí los ojos y observé por mi ventana que aún no salía el sol pues eran las 2 de la mañana, que esperaba...
Me levanté de mi cama, la tendí por última vez y me dirigí al armario para tomar mi ropa e irme a bañar y despertar por completo.

Me puse cómoda ya que mi vuelo era de varias horas, no me maquille, solo cepille mi cabello y dientes.
Volví al armario y saqué mis maletas ya listas.
Estaba a punto de abrir la puerta cuando me ganan en hacerlo.

- Hola hija.- era esa dulce voz.

- Hola papá ¿Me ayudas a bajarlas? - pregunté con una sonrisa.

- Claro pero antes quiero hablar contigo, te aseguro que será rápido. - correspondió a mi sonrisa de una manera tan cálida.

- Dime. - lo mire directo a los ojos y él solo pegó un fuerte suspiro, frotando su nuca con una de sus manos.

- Me cuesta dejar ir a mi única hija, más bien nos cuesta a tu mamá y a mi, pero entiendo que esto es algo muy importante para ti, nosotros también como profesionales, sabemos que esto te abrirá grandes puertas y demasiado conocimiento. Pero bueno, esto tarde o temprano tendría que suceder, solo te pido que no perdamos la comunicación y si tú ya no te sientes bien allá sabes que podrás volver y serás bien recibida aquí y en el hospital de la familia. Te amo hija y mucho éxito mi pequeña gran doctora.

Sin decir más solo me lancé hacía él y lo abracé fuertemente, a nada de que mis lágrimas empezaran a salir.

- Creo que tu plan era hacerme llorar ¿Verdad? Los amo y gracias por comprenderme y sobre todo apoyarme, en serio muchas gracias. - respondí con lágrimas en mis ojos pero sin perder esa enorme sonrisa.

Besó mi frente y sonreímos con lágrimas en los ojos para después bajar e ir directo al aeropuerto.
Ya estando ahí me volví a despedir de mis padres, me dolía verlos llorar porque su hija se iba a miles de km de ellos pero sabía que lo comprendían.

Aborde y me relaje pues me esperaban varias horas de vuelo. Puse mis audífonos y empecé a ver una película pero en cuestión de minutos quedé profundamente dormida.
Desperté de golpe y observé mi celular eran las 3 de la tarde, volví a relajarme y saqué un libro de patologías y empecé a leer, quedé perdidamente en la lectura por horas, hasta que una azafata llega a mi asiento llevando algo de comida.

Pasaron bastantes horas, hasta que escucho que dan la bienvenida a Corea, estábamos a punto de aterrizar.
Ordené mis cosas y en minutos ya tenía que bajar del avión.
Tomé mi bolso y caminé por el pasillo esperando a que bajaran las personas.
Por fin pude salir e iba para recoger mis maletas.

Esperaba a que pasaran, eran completamente negras las tres. Las visualicé y tomé, camine un poco a unas sillas para revisarlas, quería asegúrame que traía todo lo que había empacado, ya que traía cosas importantes y costosas de trabajo, pero mi sorpresa fue otra al ver que llevaba solo ropa de hombre, libros, zapatos y unas que otras cosas nuevas que ni idea que serían. Revise la siguiente maleta y era igual , revise la última y esa si era mía pero era sólo ropa, cosa que eso no me importaba ahorita.

Entre en desesperación y empecé a escuchar gritos, se escuchaban cámaras, tomando cientos de fotos, me moleste y tomé las tres maletas y me dirigí de nuevo al baggage claim, también empecé a ver a mi alrededor esperando a alguien con las mismas maletas.

Después de unos segundos vi que venían otras maletas iguales a las mías pero las tomo un hombre.
Empecé a caminar hacía él, estaba a punto de llegar pero me empuja un hombre diciéndome que no podía acercarme que me retirara.

- Disculpa él trae mis dos maletas y yo las suyas. - dije con un poco de coraje.

- Por favor, muévase de aquí. - respondió con frialdad y autoridad un hombre que me doblaba la estatura.

- ¿Que no escuchaste? Trae mis maletas, solo las quiero de regreso, tengo cosas importantes de trabajo. - era un tanto pequeña pero aseguro que este hombre tendría que tenerme miedo.

- Muévase. - me empezó a empujar y repetir una y otra vez que me quitara de su camino. Me enfadé por completo y me paré de puntas para alcanzar a ver al hombre que traía mis maletas.

- ¡Revisa tus maletas!- grité hacia aquel hombre.

El hombre solo hizo cara de confusión y miró hacía ellas.

- ¡Son mías, yo tengo las tuyas! - respondí con algunos alemanes hacia las maletas que tenía.

Después de decir eso le pidió a un hombre que revisara las maletas...

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