9. Todo y nada

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Rosette

Sangre, gritos, disparos, es un caos. El ruido se disipa y solo hay silencio, solo descubres la muerte. Ya no hay más vida, todo es muerte.

Un día tienes todo y al siguiente no tienes nada.

Se escucha el disparo, abro los ojos, me confundí, era un relámpago, fue una pesadilla. Miro a la ventana y me mantengo en el colchón mientras las gotas mojan el vidrio. Me inclino despacio, quito la manta de mí y me levanto de la cama para acercarme a la potente tormenta.

Toco el vidrio y veo mi reflejo, así que bajo la vista. Mi cabello está tan largo, mi familia me hubiera criticado por eso, pero ya no están, no hay nada. A veces nos enfadamos por cosas tan banales y luego ya no queda nada.

Intento abrir la ventana, pero está sellada, así que me propongo a salir de la habitación. Bajo unas escaleras y me dirijo a la puerta de salida. La puerta también está cerrada, me siento un poco tonta por no pensar en la llave.

—No llegarás muy lejos con esta lluvia. —Oigo detrás la voz de Pietro y me giro—. ¿Por qué te quieres ir? —Lo veo sentado en el sillón.

—Gracias por no mencionar que necesitaba una llave —formulo mi estupidez, pero luego cambio de tema—. ¿No puedes dormir?

—A veces. —Bebe de lo que parece ser vodka—. ¿Por qué te quieres ir? —insiste.

—Tuve un momento de lucidez.

—Ya veo. —Observa su bebida por un momento, luego la deja en la mesita de en frente, para después pararse y acercarse hasta mí—. Te dije que te protegería, ¿recuerdas?

—No necesito protección.

—Una mujer encerrada en un contenedor, quién sabe por cuánto tiempo y cómo fue tratada, yo creo que la necesitas.

—No me pasó nada, solo me quisieron demostrar un punto.

—¿Quiénes y cuál punto?

—No puedo decirte. —Me giro para no mirarlo—. Ya hablé de más.

—No puedo protegerte si no me dices qué pasa.

—Estaba desnuda y encerrada en un contenedor para que supiera que ya no tengo nada, ni la ropa, ni libertad, ni el derecho a hablar, aunque ese ya lo perdí hace tiempo.

—Me he dado cuenta que no le tienes miedo a la muerte, solo a que esas personas sean las que te maten.

Me volteo a mirarlo.

—¿Y eso cambia algo?

—¿Todavía crees que no necesitas protección?

—Sí, todavía lo creo, pero eso no te hará abrirme la puerta, así que volveré a dormir. —Camino en dirección al cuarto, sin embargo siento sus dedos cuando me detiene, entonces me alejo de su toque y lo miro—. ¿Qué pasa?

—No te estoy reteniendo.

Sonrío.

—No te hagas el amable, el que me necesita eres tú, no sabes quién soy, pero sabes que te sirvo, solo tienes que descubrir la razón, no lo dibujes como protección.

—Es cierto, no lo niego, es evidente que eres importante, se ve que te están buscando, sin embargo yo no busco ser como ellos, no quiero encerrarte en una cajita de cristal para que te pudras, yo deseo que nos ayudemos mutuamente, quizás así puedas salir de esa cajita en la que piensas que te metieron ¿Qué tienes que perder?

Me quedo tildada un momento.

—Teniendo en cuenta que no tengo nada, eso fue convincente, pero no creas que por eso confiaré en ti.

—No lo dudo y me parece bien, estás en tu derecho. —Alza la mano hacia mí—. ¿Socios?

Bajo mi vista a sus dedos y me tardo un poco, pero al final acepto su gesto. No tengo nada que perder, ya lo perdí todo hace mucho tiempo.

___

Y así comenzó una fogosa sociedad ¿Qué? ¿Quién dijo eso? Quise decir, y así comenzó una gran sociedad. Perdón, es que tengo algunas escenas imaginadas sobre ellos que no son para nada santitas jajaja

En este libro conoceremos un lado intenso de Pietro que no se mostró casi nada en su antecesor. Ahora se ve tranquilo el Pietro, pero después... uy 🌚

Atte: Vivi.

El prometido de la Inglesa (R#13) [Prometidos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora