39. El rey de la mafia

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Eduardo

Se escucha el tic tac del reloj de la pared, retumba en el silencio. Hay una merienda servida en la mesa mientras Derrick toma su té en la cabecera. Dominick se encuentra sentado y enojado a su lado, Pietro a un costado de este. Por su parte Rosette está parada en frente de la ventana, perdida en su delirio. Violette a la otra esquina de Derrick y junto a mi lado también. Algunos hasta tenemos un arma apuntándonos por sus hombres en la espalda. El sonido del molesto reloj sigue sonando, así que abro la boca para decir algo, pero al final el jefe de los Lamarck comienza a hablar.

—Por si se preguntan, la comida no está envenenada. —Toma de su taza.

—¿Qué pretendes? Ya nos tienes a todos aquí —recrimino.

El hombre se ríe.

—¿Habrá sido una mala idea sentar a Pietro junto a mi hermano? —dice tranquilo y luego me mira—. Pero tú querías estar junto a tu prometida, ¿no?

—No soy su prometida —aclara Violette con la cabeza en alto.

—Mil disculpas. —Le sonríe y ella hace lo mismo, así que frunzo el ceño—. No fue mi intención ofenderte. Ni a ti, Eduardo. —Vuelve a observarme.

—Es mi prometida, queramos o no —aclaro.

—Ah, sí, por Brayton. Entiendo perfectamente al señor Lovelace, a veces la familia es un mar de problemas. —Mira a su hermano y luego vuelve a mí—. Y ya que hablamos de Brayton, responderé tu pregunta ¿Qué pretendo? —Se hace el que piensa—. Pues deshacerme de él, obviamente. —Hace otra pausa—. Podría considerar a Brayton el rey de la mafia de Inglaterra y la verdad yo quiero ese puesto. —Se levanta de su silla—. Y para eso necesito dos cosas, una de ellas es Rosette. —Pone la mano en su hombro, entonces ella se gira y le sonríe.

Veo como la mandíbula de Pietro se tensa.

—¿Y la otra? —consulta Violette de la nada, poniéndose seria.

—Ah, esa es Eduardito. —Me señala, luego baja su mano para ponerla en su bolsillo—. Verás, él sabe abrir la compuerta secreta de una torre muy famosa aquí en Inglaterra, y por supuesto Rosette conoce la contraseña. Curioso, ambos están conectados y ni se habían enterado.

—¿Y qué hay ahí? —pregunta Pietro sin dejar de mirarlo con odio.

—¿Saben? Hay muchas mafias en el mundo y algunas se encargan de crear información para hundir a quién sea, pues eso es lo que hay ahí. El que obtenga esos datos, puede hacer caer a cualquiera. En mi caso, quiero deshacerme de Brayton. Terrible que toda esta persecución no sirva para nada. No pretendía correr sangre, pero Rosette delirante, no me sirve de nada ahora. Supongo que la guerra pacifica se acabó.

Lo vemos retirarse, su hermano lo sigue y nos dejan solos con sus guardias, apuntándonos. El sonido del reloj sigue sonando cuando se crea otro silencio, veo a Rosette acercarse sigilosa al guardia que está detrás de Pietro, le rompe un jarrón en la cabeza y este cae desmayado. Le roba su arma, entonces le dispara fríamente al que me apunta a mí.

—Mala decisión dejar a las mujeres sin vigilancia —expresa Rosette, volviendo a ser ella misma—. Derrick será muy inteligente, pero para otras cosas no tanto.

—¡Amiga! —Corre Violette a abrazarla—. ¡Volviste!

—A veces pasa —contesta y luego mira a Pietro mientras este se levanta de la silla—. ¿Nos vamos? —le pregunta.

—Me asustaste. —Sonríe él.

—Se me fue un poco el cerebro, pero ya estoy bien, fue bueno seguir fingiendo demencia.

—Cada vez me sorprendes más.

—No lo hagas, eso pasó solo por no seguir yendo al médico, pero fue bueno aprovechar el momento.

—Bien, dejémonos de charla. —Me levanto de mi asiento—. Tenemos que advertirle a Brayton —digo, entonces todos asienten.

Nos dirigimos al encuentro en la mansión Lovelace y lo curioso es que los Lamarck ni se han presentado ¿Habrá sido un truco? Quizás una trampa. Es probable que Derrick supiera que Rosette fingía en realidad.

—¡¿Estás bien?! —le grita Violette a su hermano.

—Sí ¿Por? —responde él, tranquilo y luego se lo piensa—. Bueno, algo cansado, porque mi hija ya se casó y estuve de fiesta todo el rato. —Se ríe—. ¿Por qué no viniste? Hubieras visto a David. —Creo que se refiere a su otro hermano.

—No digas bobadas —expresa ella cansada, luego me señala gritando—. ¡¿Cómo voy a estar de fiesta, cuando todavía estoy enojada contigo por culpa de este?! ¡¿Ni un poco de remordimiento tienes?! ¡¡Te odio, eres un imbécil!! —Se retira indignada a paso fuerte y todos nos sobresaltamos cuando cierra la puerta de un golpe.

Brayton sonríe.

—Ya se le pasará.

—Tú sí que eres frío —opino.

—Soy intenso hasta para cuando tengo que mantener la compostura, me considero bastante controlador, por algo soy el jefe. Antes era el obediente, ahora soy el que da las órdenes y me gusta. Es más, una vez secuestré al novio de mi hija, así que esto no es nada. Además, será mejor que Violette no se queje, he sido bastante generoso, ni que la hubiera obligado a casarse.

—Bueno, eso sí. —Quedo pensativo.

—Vamos a lo importante —aclara Pietro, acercándose—. Derrick Lamarck dijo que iba a correr sangre, supuestamente la tuya, pero por ahora no lo hizo, así que es hora de generar una trampa.

Brayton vuelve a sonreír y le contesta:

—Me gusta como piensas, te escucho.   

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¡Últimos capítulos, tengo miedo!

¡¡Se viene la guerra, aaaahhh!!

Atte: Vivi.

El prometido de la Inglesa (R#13) [Prometidos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora