27. Ver las estrellas de día

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Eduardo

Le cambio la venda a Violette y la veo de mala manera, cuando ella sonríe con aires de superioridad.

—¿Cómo se te ocurre ir sola a la casa Hoffman? —la reprendo.

—Discúlpame, pero tú te fuiste a no sé dónde, tú me dejaste sola, así que hago lo que quiero.

—Estaba descansando. —Bufo.

—Sí, sí, demasiadas fiestas seguidas. —Hace un tono de voz distinto, usando mis palabras para burlarse.

—Eres una maleducada.

—Cállate, empleado, y ajusta esa venda que está muy floja.

—No soy tu empleado.

—Claro que sí, trabajas para Brayton, por ende trabajas para mí —dice mirándose las uñas.

—Soy su socio, si te estoy ayudando es porque ya ahuyentaste a todos tus sirvientes y ya ni por dinero te quieren auxiliar.

—Patrañas, me aman, todos me aman —exclama altanera.

—Lo que digas —expreso con sarcasmo y me concentro en la venda.

—Es verdad, tengo una nueva amiga —declara emocionada, uniendo sus manos—. En realidad nunca he tenido una, pero es una grata sensación. —Luego mueve su palma—. Lástima que es la amante de Pietro.

—¿La amante de Pietro es tu nueva amiga? —Alzo la vista a mirarla sorprendido—. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿En qué lío te has metido ahora?

—En nada. —Se ríe—. Solo me pareció una mujer sumamente interesante, creo que Rosette es una gran influencia para mí, me dijo cosas que me hicieron pensar.

—Piruleta, no creo que Rosette Aldrich sea alguien en quien confiar, puede traerte muchos problemas. —En realidad a mí.

Necesito a esa mujer lejos, si Rosette está involucrada con Dominick Lamarck como pienso, es cuestión de tiempo para que su hermano Derrick me encuentre y con ello también a mi hermana.

Ya me localizó una vez, es solo cuestión de tiempo para que lo haga de nuevo y que me pida favores que no tengo intención de hacer.

—Yo no te digo con qué amigos juntarte —se queja Violette—. Y los tuyos dejan mucho que desear. —Se ríe—. Así que cállate, empleado.

—¿Pero para qué necesitas a una amiga cuando me tienes a mí, aquí, agachado a tus pies?

Se queda perpleja observando la posición, así que llega un rubor a sus mejillas y se muerde el labio inferior.

—Eduardo, qué cochino eres, pero aunque me encanta la propuesta indecente, mi respuesta es no, el sexo oral no remplaza a una amistad.

Mantengo mi sonrisa de lado.

—No, pero... —Mis manos recorren sus muslos hasta llegar debajo de su falda—. Es una buena forma de pasar el rato, ¿no son para eso los amigos? Para pasar el rato. —Acerco mi rostro entre sus piernas.

Violette se agarra de repente de la silla.

—¡Oh, cielos! —expresa con emoción.

Violette

Quedo aturdida por ese buen servicio. Creo que vi las estrellas a pesar de ser de día. Me muerdo un dedo sintiendo todavía mi cuerpo palpitar. Eduardo ya está levantado y se pasa su pulgar por su boca, su mirada se ve intensa. Ya ni me acuerdo lo que estaba pensando.

—Tú sí que sabes cómo tratar a una dama. —Hago una risita.

—Soy encantador. —Sonríe.

—Cuando necesite atención, ya sé a quién llamar.

—Un placer.

—El placer es mío. —Literalmente.

Eduardo se despide, por atender cosas de su trabajo y yo me quedo sola en la casa. Ya me aburrí ¿Qué iba a hacer? De solo recordar la buena atención que tuve me olvido de lo demás. Necesito repetir, pero más a fondo y sin ropa de por medio.

¡Ah, ya recordé!

Veo mi muleta y la agarro.

—Tengo que llamar a Rosette —declaro animada y me voy a buscar mi teléfono.

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Un minuto de silencio para el intento fallido de Eduardo 😂

¿Cómo le irá a Pietro? ¿Tendrá más suerte?

Atte: Vivi.

El prometido de la Inglesa (R#13) [Prometidos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora