40. Tres muertes y un río

462 23 9
                                    

Violette

El encuentro de ambas mafias ocurre en frente del palacio de Westminster. Increíble que el lugar este vacío, no hay nadie en el parlamento. Debe ser obra de los Lamarck. Me sobresalto cuando escucho la campana del Big Ben. Ni siquiera está en punto, todo es muy extraño.

Derrick Lamarck mencionó a Brayton en aquella merienda para que lo fuéramos a buscar, mintió mientras él se dirigía aquí. Claramente fue una invitación para que mi hermano viniera a este sitio. Planeamos la emboscada, los hombres del enemigo están esparcidos por todas las zonas, pero no hay señal de sus jefes. Ya no sé quién le metió una trampa a quién.

No debería estar en el lugar del encuentro, pero no me iba a quedar en casa, sabiendo que podía pasarle algo a Brayton, pese a que sea un imbécil y ni me incluyera en este plan ¡Pero a mi hijo sí! Qué miedo, Adler deambula por estos lares, si me descubre me mata. Siempre buscando la forma de deshacerse de mí, su odio es muy alto. Por suerte tengo la protección de mi hermano y mi hijo a pesar de ser todo un rebelde respeta a su tío, incluso aunque se conozcan tan poco. A mí me ve y se le escapa un tiro enseguida. No lo culpo, nunca he sido una madre para él, ni me he sentido una, así que no puedo decir mucho sobre el tema.

¿Se supone que Eduardo puede abrir una compuerta secreta y Rosette introducir un código debajo de esta torre? Mantengo mi cabeza en alto en el gran monumento. Literalmente la respuesta está debajo. Desciendo mi vista a la parte baja de la edificación. Ya no creo que importe. En unos momentos comenzará un tiroteo y la supuesta guerra pacifica morirá. Supongo que cuando todo termine se tomará en cuenta este secreto, o no, quizás solo quede olvidado. A la mafia siempre le ha gustado más la muerte.

Hablando de disparos, ya puedo oírlos.

Pietro

Hoy es el día, hoy voy a matar a Dominick Lamarck, cortaré su cabeza y será un regalo para Rosette. Lo bueno, que a diferencia de Violette, que veo que se está escondiendo en un mal lugar, lo bueno es que Rosette si se ha quedado en la casa. Lo ha decidido ella y tiene sentido, si descubren que no está delirando pueden utilizarla en nuestra contra. Uno sabe cuándo tiene que luchar y cuando no, excepto Violette.

—¿Se puede saber qué estás haciendo? —le digo al acercarme a ella—. Brayton te dijo que te quedaras.

—¿Y desde cuándo le hago caso a mi hermano? —Enarca una ceja.

Bufo.

—Como sea, no estorbes.

—Dile eso a Eduardo que a diferencia de Rosette se incluyó en esta emboscada, aunque no debería, porque como ya sabemos, él es un objetivo para abrir esa compuerta. —Señala la torre.

Suspiro.

—Igual de tercos.

—Qué asco. —Hace una mueca de desagrado.

—Digas lo que digas, combinan demasiado —opino.

—¿Ni unos celitos? —se burla.

—Ya no siento eso por ti, lo lamento. —Sonrío—. Mi dependencia emocional, sobre tu persona, ya murió hace rato.

—Me parece bien, te veías patético. —Se ríe.

—Mucho. —Le doy la razón y luego vuelvo al tema principal mientras se oyen los disparos—. Ya vi a mi objetivo —expreso visualizando a Dominick—. Tú sigue con lo que sea que estás haciendo, espero que no lo arruines. —Preparo mi arma, entonces me alejo de Violette.

El prometido de la Inglesa (R#13) [Prometidos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora