4. La rosa y la piedra

815 66 13
                                    

Pietro

Me quito la chaqueta, me acerco a la chica, se estremece pero deja de estar asustada cuando la cubro con la tela y la ayudo a levantarse, tomando su mano.

—¿Quién eres? —le pregunto sin dejar observarla, permitiendo que esos ojos se impregnen en mi mirada, de tanto que me ve—. ¿Por qué estás aquí?

Su boca se abre despacio.

—Rosette —susurra.

—Una rosa —expreso sin titubear el significado de su nombre.

Sonríe, pero cuando va a decir algo más, Geert nos interrumpe entrando al container y ella se esconde detrás de mí.

—Todo despejado —me aclara y asiento—. ¿Quién es? —pregunta inclinando la cabeza para verla mejor—. ¿Ella es quién estaba...

—Así es —afirmo—. Vendrá con nosotros, debe ser importante para que se haya hecho todo este alboroto en el puerto por ella. —La miro.

No deja de observarme.

—Pero Pietro —Niega Geert—, no podemos llevarnos a una extraña.

—No podemos dejarla a su suerte, menos si es alguien importante, la van a reclamar tarde o temprano, me la llevaré y la interrogaré.

Él asiente.

—De acuerdo. —Se gira—. Vamos.

La tomo de la cintura y la hago caminar.

—¿Estás en shock? —le pregunto—. ¿Por eso no hablas?

—Hablar siempre me ha traído problemas —Rosette confiesa sin dejar de mirarme.

Su mirada sigue siendo penetrante, como si lo analizará todo, incluyéndome a mí.

—Entiendo. —Hago una pausa y le abro la puerta de mi coche cuando llegamos hasta este—. Por cierto, soy Pietro.

—Una piedra —dice el significado de mi nombre como yo hice con el suyo.

De forma instantánea sonrío.

—Tú y yo creo que nos vamos a llevar bien.

Tengo una buena sensación, una que hace tiempo no sentía, aunque no tengo idea de cuál es, pero en definitiva es algo agradable.

El prometido de la Inglesa (R#13) [Prometidos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora