42. El prometido de la Inglesa

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Violette

Llego a mi casa y mientras lloro comienzo a empacar. Adler espera que me vaya y por primera vez en mucho tiempo voy a hacer algo por él. Lo único que me duele es no estar en el funeral de Brayton. Y el estúpido de Eduardo sigue desaparecido, le manda cancioncitas de cuarta a mi hijo, pero a mí no puede mandarme un mísero mensaje ¡Lo odio!

Se escuchan dos golpes en la puerta y me sobresalto.

—¡Ay, Rosette! —grito cuando la veo—. No me asustes así —le digo—. ¿Quién te dejó entrar?

—La mucama —responde tranquila.

Bufo.

—Malditas mucamas, siempre hacen lo que se les venga en gana, las antiguas y las de ahora, son todas iguales.

Mi amiga se ríe, se acerca y toma mis manos.

—¿Cómo está tu ánimo? Lo siento tanto.

—Como se puede, pero ya me voy de este infierno. —Me suelto y sigo metiendo ropa en mi maleta.

—Así que me dejas. —Vuelve a reír.

—Puedes venir conmigo si quieres, sería gracioso ver la cara de Pietro mientras te sigue al aeropuerto. —Tengo un recuerdo—. Hasta seguro te lleva un cura.

Rosette mantiene su sonrisa.

—¿Eso hizo?

—Sí, en ese tiempo estaba enamorada. Bueno, algo así, luego me di cuenta que no éramos compatibles, peor cuando nació Adler. La verdad estar con él no me servía para nada. —Alzo la vista y la miro, entonces le sonrío—. Pero creo que tú sí combinas con él, tú eres más centrada y te va la monogamia.

Ríe por tercera vez.

—Eres divertida, Violette, sigue tu instinto. —Busca en su cartera y me entrega una carta—. Toma, esto es para ti.

—¿Qué es? —Abro el sobre y leo en voz alta el papel—. "Ya soy libre de los Lamarck, ya no tengo nada que ver con la tierra que me arrebató a mi padre y pienso que Inglaterra te hizo lo mismo a ti, así que dime, ¿te gusta España?" —Hago una pausa—. ¿Qué quiere decir con eso? ¿Quiere que lo siga o cómo? —Alzo la vista hacia Rosette—. ¡Pero ni siquiera lo perdoné!

—Deberías seguir tu instinto y comprobarlo, quizás está tomando el vuelo justo ahora, ¿no?

—¡Ah, no me digas eso! —chillo.

—Curioso, ¿verdad? La historia se repite, pero ahora la enamorada es la que persigue al que no le va la monogamia ¿Será real esta historia de amor? Tiene más sentido, ¿cierto?

—¡No hay amor! —grito y cuando ríe por cuarta vez me quejo—. ¡No te burles más!

—No lo hago, solo digo que tienes que ir a preguntarle, porque su escritura es pésima. —Señala la hoja.

—¿Estás segura? —consulto indecisa.

—Tú eres la que tiene que estar segura, Violette, pero si te arrepientes siempre puedes tomar otro vuelo, de todas formas ibas a irte, ¿no?

Asiento.

—¡Sí! —La abrazo—. Nunca te olvidaré, Rosette, gracias. —Agarro la maleta y salgo corriendo para tomar algún vehículo que me lleve al aeropuerto.

~~~

Una vez llego al aeropuerto, me fijo los vuelos a España, entonces corro hasta Eduardo cuando lo veo, luego al alcanzarlo le pego un cachetazo.

—¡Ay, Piruleta! —Se toca la mejilla, adolorido—. ¿Por qué fue eso?

—¡Por no disculparte y por andar todo el tiempo desaparecido!

El prometido de la Inglesa (R#13) [Prometidos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora