52. Arrivederci e ciao.

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Hk.

La tarde era tranquila, me encontraba en mi casa como de costumbre luego de todo un día exhausto de exámenes y pruebas en la universidad, tenía asegurado todas las materias como era de esperarse, siempre me resultó fácil seguirle la corriente a las apresuradas etapas y a los exámenes en la escuela y también fue fácil en la universidad, era una bendición o algo así, nunca descuidaba mis estudios, por lo que podría decirse que era un nerd. Realmente no importaba.

Al menos a mí no me tocaba lucir desesperado cuando llegaban los exámenes y las pruebas. En lo único en lo cual no destacaba era en los deportes, realmente odiaba los deportes, odiaba sudar, odiaba moverme demasiado, odiaba todo lo que tenía que ver con los deportes. Pero eso no impedía que de vez en cuando yo disfrutara un buen partido de algún deporte.

En este mismo momento me encontraba viendo un partido de fútbol, debía admitir que no entendía la mayoría de los términos que los presentadores y narradores gritaban pero era interesante observar a los jugadores en la cancha. Pareciendóme de lo más fascinante la pasión y la dedicación que tanto como los jugadores y los espectadores le tenían a este deporte, que ante mis ojos no era la gran cosa.

Despegue mi mirada de la pantalla de la televisión por el tono de llamada qué empezó a sonar, me estaban llamando, fruncí el ceño cuando al levantar el móvil del sofá me encontré con el contacto de Christopher en una llamada entrante, no era raro que él me llamase, en especial a esta hora, pero realmente no me esperaba que nadie se comunicará conmigo a estas horas.

Descolgue la llamada—Ordene.

Lo primero que se escucha fue una risita nerviosa y un barullo de fondo debido a lo que parecían bocinazos. ¿Que estaba pasando?

—¿Chris? —Volví a nombrarlo, sonando más confundido que hace rato.

—¿Que tal todo, Hueningie? —Dijo por fin.

—¿Que sucede? ¿Y a que se debe tanto alboroto? —Ignoré su pregunta y empecé a hacerlas yo.

—Resulta que estoy en la bella Seúl, apuesto a que te suena el nombre —Mis ojos se exaltaron y mi pulso se detuvo por un momento, luego solté una risa debido al asunto. No lo podía creer, él realmente lo hizo. Cerré los ojos mientras mi carcajada iba en incremento—El tráfico aquí es horrible ¿Sabes? Y esta empezando a lloviznar.

—No puedo creerlo, realmente lo hiciste —Él solo soltó una carcajada ligera.

—Apreciaría mucho que estuvieses aquí en este momento —Entendí que tenía que estar ahí de inmediato.

—¿Dónde estás?

—En el aeropuerto.

—No pienses en moverte de ese lugar —colgue la llamada, corrí hacia mi cuarto y me cambié a la velocidad de la luz a una ropa mas decente para salir en público, y tal y como Christopher mencionó, por la ventana pude divisar el cristal de este siendo empapado por ligeras gotas de agua, por lo que también lleve un par de sombrillas, tomé un poco de efectivo, apague la televisión al pasar por la sala, tomé mi celular y salí afuera de la casa, la cerré con llave y llamé un taxi.

Espere unos cinco minutos al taxi, cuando por fin llegó me subí de inmediato, le indique al chófer adonde tenía que dirigirse, él muy amablemente asintió y puso el coche en marcha. El ambiente en el auto era tranquilo, pese a eso, yo no lograba ponerme a corde al ambiente, era la primera vez que vería a Christopher en persona después de mucho tiempo ¿Cómo no estarlo? El viaje se sintió demasiado lento, sentí que pasaron dos horas cuando en realidad gracias a la destreza del chófer, apenas pasaron unos treinta minutos y  ya nos encontrábamos en el aeropuerto.

Le pedí al chófer que me esperara un momento, cortésmente, aquel amable señor asintió nuevamente, salí del coche y trate de localizar a Christopher con la vista por la zona. Era algo difícil por la llovizna y por el hecho de que la mayoría traían capuchas. Visualice a una persona siendo refugiada de la lluvia en un puesto de comida rápida, su perfil cubierta con un cubre bocas me resultó bastante conocida por lo que me acerque a él.

—¿Christopher? —la persona se giró hacia mí, y efectivamente, era el mismísimo Christopher. Apresurado, él dejó su salchicha en la mesilla y salto a darme una abrazo. Extrañando a la demás personas por la acción.

Yo sonreí enternecido por la fuerza que Christopher aplicaba en el abrazo.

—No voy a desaparecer —Solté entre murmuros y seguidamente reí ligeramente. Él siempre olía bien, no era un aroma muy fuerte el que de él desprendía, era como sentir la fragancia del viento cuando una tormenta se acercaba. Él olía a libertad, si es que eso tiene sentido en algún lugar del mundo.

—Calla —Me dio una ligera palmada en la espalda, volví a carcajearme, negué divertido, finalmente lo rodeé con mis brazos, colgandome de sus hombros, uniéndose también en el abrazo. Lo escuche soltar un "finalmente" muy bajito, fruncí el ceño.

—¿Finalmente qué? —Pregunté como para que sólo él escuchase.

—No iba a soltarte hasta que me correspondieras el abrazo —Sentenció orgulloso. Yo nuevamente negué divertido ante sus ocurrencias.

—Pero esta lloviznando ¿Incluso así no me soltarías? —Cuestioné, divertido por la situación y ansioso por su respuesta.

Soltó una carcajada ligera como la ventisca de ese momento—Incluso si tuviera que pasar la noche así.






lol no sé ni que es lo que está pasando

'di nuovo tu?' ─yeonkai.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora