43. Sono disgustato.

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hk.

Sentía mi cabeza dar punzantes pinchazos cada tanto, con el entrecejo fruncido, abrí los ojos, la ventana del cuarto tenía las cortinas abiertas dejando así percibir que hoy sería un día gris y nublado, frío también por lo visto, ya que el viento que había hacia a las hojas de las ramas de los árboles sacudirse para todos lados. Fruncí el ceño cuando algo a mi lado se removió, exaltado, me giré hacia el otro lado de la cama para ver qué era.

Mis ojos se abrieron espantados al ver a Yeonjun semi desnudo tumbado y aún durmiendo a mi lado tranquilamente.

Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.

De pronto, también fui consciente de mí propia desnudez, miré mi torso, encontrándolo marcado de mordidas y unos posibles moretones de un agarre brusco de unas manos en mis caderas. Me fijé en los detalles del torso del pelirrosa, él tenía mordidas en el cuello. Todo olía a alcohol y vino barato. Maldita sea, había pasado, mierda no, lo habíamos hecho.

Sentía una viscosidad entre mis muslos, dándome un escalofrío. Maldita seas Choi Yeonjun. Te aborrezco. Solté un suspiro, con intención de levantarme inmediatamente y darme una ducha pero antes de que eso pasará, mi teléfono en la mesa de noche empezó a sonar, rompiendo aquel ensordecedor silencio. Mi primer instinto no fue atender de inmediato, ya que aún me encontraba medio dormido y bajo los efectos de la resaca.

Por lo que aquel horrible pitido fue suficiente para que cierta persona a mi lado se removiera, empezando a despertar. Tomé el celular apresurado para tratar de silenciarlo, muy tarde, Yeonjun ya estaba abriendo los ojos, mirando su entorno confundido. Finalmente dió a parar al cuerpo acostado junto a él, este abrió sus orbes escandalizado y totalmente desubicado. Pego un grito al aire, agarrando la almohada para estamparlo en mi cara.

—Mierda —me froté la cabeza adolorido, no es que una almohada me hubiese herido, pero en ese momento tenía un dolor constante en la sien—¿Te volviste loco?

—¿Como te atreves? —Soltó ofendido, para volver a estampar la almohada en mi cabeza—¿Dónde estoy y por qué tú estás aquí, desnudo y acostado a mi lado?

—También estás desnudo y estamos en mi habitación, patán —En ese momento echo una mirada rápida a su cuerpo, sorprendiéndose.

Seguidamente me miró, empezando a entender—Jodida mierda, dime qué no es verdad...

Yo le miré como si fuera algo muy obvio—Claro que si es verdad, tuvimos-

Colocó sus manos en mi boca para callarme—¡No lo digas!.

Me revolví de sus manos en mi cara—¡Tuvimos sexo! —grité cuando logré liberarme de él.

—¡Maldita seas! — volvió a estampar la almohada en mí—¿Por qué pareces tan tranquilo? —empezo a cuestionar—¿Tú lo planeaste?.

—¡Claro que no! ¿Quién quisiera tener sexo con alguien como tú? —solto una carcajada estruendosa y sarcástica, sin detener los almohadazos en mi rostro, harto, también agarre una almohada, empezando a defenderme.

—¿Crees que yo hubiera querido acostarme con un perdedor como tú? ¡Te hubiese escupido en la cara ante la oferta si estuviera sobrio!.

Esta vez el que se soltó una carcajada estruendosa fui yo, empezando a ganar ventaja en la pelea absurda de almohadas.

—¡Digo lo mismo! ¿Crees que es agradable saber que me acosté con el imbécil que me jode la vida? ¡Y ni siquiera pude evitarlo!

La pelea absurda siguió hasta que él ganó todas las ventajas, colocándose por sobre mi y apresandome debajo de la manta, dejándome sin posibilidad de defenderme.

—Perdón por haber sido un idiota en el pasado.... —quise vomitar en su cara.

—¿En el pasado? ¡Lo sigues siendo! —Le interrumpí.

Vi como rodó los ojos frustrado—¡Estoy tratando de dejar de serlo!

—No lo haces muy bien —empecé a forcejear para tratar de zafarme de su retención.

Soltó un resoplido—Es que eres insufriblemente insoportable —reforzo su fuerza para evitar que saliese—¡Lo digo en serio! Tengo ganas de romperte la cara todo el tiempo...

—El sentimiento es mutuo —Volvió a resoplar.

—¿Lo ves? Eres insoportable, la gente está tan equivocada al considerate tan frágil e inocente cual ángel —me tomo de los brazos, quedé inmovilizado debido a esto—Eres casi igual de grande que yo ¿Por qué eres tan inútil? ¡Vamos! Puedes partirme la cara perfectamente, tú puedes...

—No llores si después sales de aquí con la nariz rota... —mi semblante se puso serio.

Soltó una risita, fanfarrón —¿Seguimos hablando de mi? Esa descripción encaja perfectamente con cierto chico llorón que juega al valiente y luego no puede manejarlo... —ensancho su mirada y aplicó más fuerza en su agarre en mis brazos, casi con rabia, viendo sus músculos flexionarse— Vamos, intenta liberarte, y demuestra lo que tienes, sé un hombre.

Mierda, mierda, mierda no.

Sentía mis ojos picar ante las lágrimas que querían deslizarse, tenía que admitir que él hasta cierto punto tenía razón, era un llorón.

Iba a reaccionar pero mi celular sonó de nuevo—Ya quítate —Le ordené mientras aprovechaba su descuido para empujarlo yo mismo. Escuché a Yeonjun soltar un chasquido.

Ya no le preste la suficiente atención como para saber qué fue lo que hizo a continuación, el insistentemente pitido del vibrar en mis manos me hizo desconectarme de lo demás

En la pantalla brillaban las notificaciones de Taehyun, quince llamadas perdidas en total, y hasta ahora seguían llegando mensajes de su contacto. Considere que lo mejor sería llamarlo, pero cuando iba a hacerlo, justo antes de que mis dedos presionarán el icono de llamada, unas manos me arrebataron el móvil. Miré hacia arriba, era Yeonjun obviamente, ya se encontraba vestido y dispuesto a irse. Su camiseta olía a alcohol, podía olerlo incluso a metros de distancia.

El verlo ya vestido, me hizo acordar del hecho de la piel de mi torso al expuesto, por lo que me tape lo que pude con la sábana mientras Yeonjun me señalaba con el dedo, amenazante.

—Te lo advierto Kai, si alguien se llega a enterar de lo que pasó entre nosotros esta noche... —observó la pantalla de mi celular, en la cual el contacto de Taehyun resplandecía—... No estarás vivo para pedir perdón, no es broma.

Trague duro, la aspereza de su voz casi y por poco no raspaba mis mejillas. Él no parecía estar soltando amenazas vacías. Nuestras miradas conectadas hacia que todo se sintiese más real. Para finalizar, él lanzó el móvil en la orilla del sillón que reposaba cerca de la cama, no sin antes salir de la aplicación de llamadas y apagarlo.

Sin darme oportunidad a nada, tomó sus zapatos, se giró y salió del cuarto, después de escuchar sus pasos apresurados bajar por las escaleras, un portazo retumbó en la casa, solté un suspiro.

Jodida mierda, Yeonjun.

'di nuovo tu?' ─yeonkai.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora