INEFABLE

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Sabía que el disfrute que sentía en ese momento llegaría a su fin pero no importó una mierda, lo disfruto demasiado hasta el último maldito segundo, aunque fuera una chica en esa noche, era un chico bailando con algo deseoso, algo que nunca imaginó que lograría experimentar, en sus sueños quizá.

Se movió, balanceo, giró y bailó hasta escuchar cómo las notas musicales perdían intensidad, hasta la última melodía.

Pronto llegarían al clímax del baile, el final estaba cerca, impulsó a la peliverde hacia adelante con su brazo y después la atrajo hacia él, colocó su mano derecha en la parte baja de su columna, la giró y la pecosa con todo su esplendor se dejó caer, estirando su abdomen creando una curva hermosa y extendiendo su mano izquierda hacia el infinito y la derecha hacia su pecho, su rostro estaba en dirección a su pecho donde podía ver la división entre la piel durazno y el rojo cereza del vestido, todo era pletórico.

Ahí estaban, como una pareja desconocida, las luces los alumbraban y solo podían sentir la respiración agitada que hacía levantar sus pechos, suaves jadeos y pequeños rastros de sudor que hacían ver a Bakugo más masculino y a Izuku más seductor y sexy.

Ambos se miraron a los ojos, las gotas de la felicidad y la emoción caían por sus frentes delicadamente, el rubor de las mejillas delataba lo inefable que fue haber vivido en carne propia aquello.

Aún escuchaban las notas musicales hasta que los aplausos del público los trajeron de regreso a la realidad y dejaron aquella posición con la que habían concluido.

Observaron algo confusos y distraídos a todo el mundo que les aplaudía, volvieron a enfocar su atención en ellos e hicieron una pequeña reverencia para el otro aparentando agradecer el baile con ser simples desconocidos.

Izuku fue el primero en irse, el mejor lugar que pensó rápidamente fue el baño y ahí se dirigió, Toru aprovechó esa oportunidad y con sutileza se movió entre el público para alcanzarla.

Estaba pasmado unos segundos mientras veía como el amor de su vida se despedía del baile y se alejaba de la pista y de él.

Quería alcanzarlo pero sabía que no era posible, habían jugado más de lo que debían jugar y ahora solo tenían que lograr salir de ahí como entraron, sin ser descubiertos.

Camino en dirección a la mesa donde estaba antes y bebió un trago de whisky solitario que había en una bandeja.

-"No puedo creer, acabo de bailar así con Deku, fue la mejor puta experiencia que he vivido hasta ahora"- fue el pensamiento que tuvo.

-Pss, Bakugo- llamó Mineta.

Volvió a recordar que no estaba solo.

-Qué pasó enano?-

-Acaso te das cuenta de lo que acabas de hacer?- habló preocupado.

-Puse la misión en riesgo- respondió serio mientras recordaba lo que había hecho.

-Exactamente-

Eso lo hizo sentir un poco de decepción.

-Pero- habló de nuevo el más bajo.

Lo hizo volver a prestar atención en su compañero.

-También acabas de darnos a todos un espectáculo sumamente hermoso, fue asombroso verte a ti y a Midoriya de esa manera, gracias por la escena tan maravillosa que diste a nuestros ojos amigo- expresó dulce y gentil Mineta.

Aunque sabía que los había puesto en riesgo también sabía que no podía evitar seguir ese impulso que lo motivó a hacer eso y aunque había hecho algo indebido, no era malo sino todo lo contrario.

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