El Diablo ha sido considerado como la personificación del mal mismo, lo ven como un ser cruel, que ama el pecado, disfruta hacer sufrir a la humanidad, engañar y seducir a quienes están en ignorancia.
La realidad es que ese ser alguna vez fue un áng...
Todos conocen la versión sobre el Diablo en el libro de las escrituras sagradas, la biblia, la cual es la versión de Dios. La historia en donde el ángel traicionó a su padre, se halló pecado, maldad e injusticia en este, siendo expulsado de su hogar celestial, el tercer cielo, hacia el planeta llamado Tierra, provocando que, incluso, se le diera la imagen de culpable al provocar que entrara el pecado a la humanidad. Pero ¿realmente fue como está escrito en el libro sagrado? Porque nadie conoce la versión del contrario.
La diferencia entre el ganador y el perdedor, el bueno y el malo, es quien te cuenta la historia.
«El Diablo siempre será el malo si quiencuenta la historia es Dios.»
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En la creación de los cielos, dentro del tercer cielo se creó una gran familia celestial de ángeles de distintos rangos, encargados cada uno de diversas tareas y, así mismo, a cada uno de estos Dios les asigno un nombre. Entre ellos hubo uno que fue la más grande creación de Dios, siendo un querubín ungido, y que por supuesto, de igual forma se le había asignado un nombre que hacía referencia a lo que él era y reflejaba: luz. Por lo cual, su nombre celestial fue "Lumière".
Dicho querubín era un ser espiritual físicamente hermoso y con cualidades maravillosas. Su cabello tan brillante, como el sol antes inexistente, sus ojos como los más preciosos diamantes nunca antes hechos, tenía la luz y el cielo en su mirada, con piel tan perfecta como las mismísimas nubes del más fino y esponjoso algodón, su figura como cual obra de arte tallada con los más finos detalles asegurandolos milímetro por milímetro, con increíbles poderes para realizar sus deberes y un espíritu completamente hermoso, con conocimiento, sabiduría e inteligencia inmensa. Era la creación más perfecta.
Eras el sello de una obra maestra, lleno de sabiduría, acabado en perfecta belleza, eras el sello de la perfección. Vestido adornado con toda clase de piedras preciosas: rubí, topacio y jaspe; crisólito, ónice y jade; zafiro, turquesa y esmeralda; tus engarces y monturas estaban hechos de oro. (Ezequiel 28:12-13)
Para combinar con su belleza, se dice que ha sido el ser con mayor talento musical desde el principio del origen de la existencia celestial, y por tal motivo, era el encargado de deleitar al mismísimo Dios. Querido y admirado por los demás, todos en su hogar le conocían y sabían lo especial que era, sin embargo en medio de su humildad trataba de pasar desapercibido sin intentar sobresalir o resaltar, pues realmente sabía que estaba por encima de los demás, y no, no se enorgullecía de ello, así que trataba de no reunirse con los demás ángeles tan a menudo, a los cuales consideraba sus hermanos, porque así era. Pero al ser tan conocido esto era un intento claramente fallido, una tarea imposible. Al intentar esto, pronto comenzó a esparcirse el rumor en boca de los demás, diciendo que aquel precioso querubín no quería estar con ellos por creerse superior, pensaban que el corazón de este se había vuelto altivo, arrogante, vanidoso, y todo esto, por causa de su belleza y su glorioso esplendor, corrompiendo así su sabiduría.
Al llegar esto a los oídos de Lumière su corazón se entristeció, pero continuó con su vida cotidiana en el cielo, cumpliendo con su función de cada día, pues a pesar de su perfección seguía siendo un ser muy noble e ingenuo debido a su bondad y su gran corazón, creyendo que pronto los rumores se esfumarían y todo estaría bien, pues la mentira es pasajera y la verdad duradera.
«No importa que tan oscura se encuentre la situación a tu alrededor, la luz siempre brilla en medio de la oscuridad y esta nunca podrá extinguirla.»
Pero no contaba con que los complejos que llegaron con su creación y la envidia, la forma evolucionada de estos, también son duraderos.
Su corazón se entristeció cada vez más, pues para él era importante lo que los demás ángeles -que eran sus amigos y familia- pensaran de él, así que resolvió hablando con el Señor para dejar de ser su músico personal, explicándole la situación que vivía, lo cual hizo enfurecer un poco y a la vez entristecer a Dios, su padre, incluso ofreciéndole como solución destruir a sus hermanos y crear unos nuevos, que claramente Lumière humildemente se opuso ante esa solución explicando que era más fácil el marcharse, pues eso aparentemente lo resolvería todo. El señor con un terrible dolor en su corazón lo aceptó, pues de eso se trataba el libre albedrío.