Pray for Lumière

CONDENA

Las relaciones homosexuales han sido condenadas dentro de lo espiritual durante varios siglos.
Los actos homosexuales no son justificados dentro de la religión, ya que dentro de la Biblia esto se considera contranatural y obseno. Tales actos son una prohibición como precepto moral de la ley entregada a Dios.

Los pecados de lujuria se fijan más específicamente desde la época de la reforma eclesiástica entre mediados del siglo XI y XII, cuando los reformadores promovieron un nuevo rigorismo moral, en el que el sexo y el placer estaban inspirados por el mal y, en consecuencia, eran fuente de pecado, en razón de lo cual, toda actividad sexual recaía bajo la jurisdicción de la Iglesia. Incluso, se dió una concepción teológica en la cual se fundamentó la práctica jurídica, que, como consecuencia de la estrecha relación entre el orden espiritual y el terrenal, la legislación penal asumió la postura de la Iglesia sobre el pecado de sodomía.

La represión más intensa contra la homosexualidad se remonta a siglos atrás.
El castigo para los que cometían estas prácticas comenzó en la segunda mitad del siglo XIII, llegó a su punto más alto a finales del siglo XV. La represión no solo se basaba en juzgar y castigar con penas máximas, sino que se llegó hasta la caza del sodomita, tanto de hombres como de mujeres, provocando por consiguiente castigos tales como los que se registrarían más tarde también en la edad media para la caza de brujas.

Caza de brujas

La caza de brujas se dió entre los siglos XV y VXlll.

En esta época el pensamiento religioso regía a la sociedad medieval, y si alguna persona buscaba alguna forma de alterar el poder divino, este era considerado como hereje, cometiendo el acto denominado como “herejía” y por tal motivo también recibían distintos castigos.
Se consideraba que las mujeres eran débiles de alma y espíritu, por lo tanto su fe era débil y podían sentirse más atraídas a prácticas mágicas para ceder a sus deseos carnales.
Al mismo tiempo, en este período se dió la inclinación a lo que ha sido denominado como el “imaginario medieval” que incluye lo mágico y fantástico, lo que nos ha llevado a pensar a la actualidad en las brujas como unas mujeres feas de apariencia, e incluso, de espíritu. Pero las brujas no eran personas malas y feas, no eran nada comparado a como se les ha descrito a lo largo del tiempo en la literatura universal, simplemente eran mujeres comunes, pero portadoras de varios conocimientos específicos: Sabían de anatomía, botánica, sexualidad, amor y reproducción.
En la época medieval predominaba un modelo social masculino, por lo que el saber de las brujas fue considerado amenazante, por lo tanto, fue perseguido y destruido junto con ellas. Se desencadenó una brutal represión por ser consideradas “adoradoras del diablo” o que trabajaban en conjunto con este sin que este ser fuera directamente el centro de atención, siendo condenadas a morir en la hoguera.

Mismos castigos que se les llegó a dar a las personas que cometían actos homosexuales, ya que también la religión considera que esas tendencias provienen de una influencia demoníaca; la Biblia incluso compara las relaciones homosexuales con las relaciones que tuvieron los ángeles rebeldes, conocidos más tarde como demonios.