Pray for Lumière

ᝰ✍︎
«El movimiento del cosmos no se detiene cuando una estrella muere.
Las supernovas brillan aún más aunque dejen de ser lo que eran.»

[Narrado por Lumière]

Aquí estoy, con vista hacia el atardecer curándome de ti,
echándote de menos y necesitandote.
Un día más y tu ausencia ahí estaba, he tenido que hablar de ti.

Observandote desde pequeño, antes de que tú me conocieras realmente, viéndote mientras observabas los pájaros de colores, la belleza del cielo y toda la naturaleza que te rodeaba.
La verdad es que no había visto a alguien tan especial.

Tu instinto te trajo a mi y el mío me llevó a ti, hasta llegar al lugar infinito del bosque, rodeados de oscuridad, soledad, en donde nadie nos escuchaba; me acerqué para verte y, nunca había visto algo tan infinitamente humano y puro. Reconocí quien eras realmente desde la primera vez y te hice saber que conocía la verdadera naturaleza de tu corazón.
Era como estar rodeados de estrellas de colores mientras las flores y los árboles se teñian de bronce, algo casi mágico.
Al día siguiente no sabías si realmente había pasado o solo lo habías soñado, pero después al volvernos a encontrar siempre volvimos a aquel sitio del bosque para recordar, y ahora yo vuelvo... pero tú no estás aquí.

“Cuando una historia termina algo dentro de nosotros se fractura, una estrella en el espacio muere, una nueva cicatriz en el alma nace, un triste poema se escribe, alguna canción te hace recordar.”

La vida humana es tan efímera, que por más que yo pida o suplique que no se vayan, eso no funciona, nadie se queda, es inevitable.

Yo me enamoré de tí. Gracias a tí entendí para siempre el significado de lo verdadero, me hiciste sentir realmente.
Jamás en toda mi existencia había sentido tanto por alguien, no de esta manera tan fuerte, tan real, tan extraña y hermosa, pero a la vez, tan dolorosa; jamás había entregado tanto de mí, no hasta sentirme vacío.

Yo con mis ganas de ser indiferente y un tanto cruel, mis intentos de ser romántico, aún sabiendo que no era algo que conocía. Pero te elegí a tí por tu habilidad para hacerme feliz, tu pureza y verdad, desde que me mencionaste por primera vez, hasta la última para decirme que me amabas.

Amé con todo el corazón y no bastó, entregué todo de mí y aún así, el amor de mi existencia ya no está.

Tu vida acabó amándome hasta el final, y mi existencia perdurará de igual forma, amándote hasta el final. O acaso... ¿existe un final? ¿este es el final?

No quería verte partir de mi vida, no quería sentirme desolado. Y es que tu corazón se va con las personas que amaste... y la gente se va para no volver, igual que tú corazón.

Como una estrella impaciente te imaginaré, aunque tú ahora seas una estrella que ya no brilla dentro de este mundo.

Se estira el tiempo como si un “adiós” durara toda la vida convirtiéndose en una despedida que no terminó.
Entre tardes fugaces se hace de día en una ciudad que no es mía, pero al final, yo no soy ni de aquí ni de allá, soy como el río rumbo al mar, llevándote conmigo hasta el final de los océanos en donde acaba el oleaje y empieza la espuma de unos días que ojalá no se acabasen.

A veces cuando atardece pienso en la vida que tuviste.
Este verano no te he vuelto a ver sin que lo notaras, caminando descalzo sobre la arena.
Mi mente me lleva hacia un sueño a vivo color: Distingo tus latidos entre el ruido del espacio exterior, escuchando tu voz, sintiendo hasta tu olor. Reímos juntos, nos abrazamos, tu piel se ha vuelto a erizar como en los viejos tiempos cuando uniamos nuestros cuerpos sin arrepentimiento.
Estabas aquí, envuelto en una luz blanca, yo teniéndote frente a mí sin importar el silencio, nuestros labios se unían, pero finalmente todo me regresaba hacia el mundo real invadido en una sensación que me aplastó como un alud.

Podrán pasar siglos más y yo no olvidaré tu voz rompiendo el silencio del mundo, no podré olvidarte a ti y todo lo que eras.
Guardo todos tus gestos, tus hermosos ojos que hacían juego con la naturaleza, tu cabello ondulado, tu sonrisa que provocaba la mía, tu linda risa que me hacía sentir un revoltijo de sensaciones que no había experimentado antes de ti, y tu voz, la misma que me pronunció para un bien que nadie había hecho jamás y la misma que mencionó mi nombre sin prejuicios hasta el final. No lo olvido y no olvidaré jamás.

Pienso en las promesas que nos hicimos, las canciones que no dedicamos, las cosas que quedaron por hacer, los besos que no nos dimos, añorando los abrazos que se fugaron en la soledad.
Pero también te imagino soñando conmigo, bailando bajo la lluvia mientras las gotas de lluvia mojaban tu cara y borraban tus pecas y que a la sombra de tus pestañas nacían los ríos como en las altas montañas, las cálidas noches que pasamos juntos mientras yo te observaba dormir mientras abrazabas mi pecho, el cielo llenándose de diamantina, besando tu alma.

Le puse tu nombre al viento mientras te buscaba. Todo lejos de la lógica y yo con un amor de cifras astronómicas.

Me invade una nostalgia trasatlántica dejándome con una esperanza microscópica.
Mis lágrimas son como esas largas gotas que caen después de un largo viaje hasta llegar al cristal descubriendo la lluvia que viene detrás.

El último amanecer, aquel gris y último amanecer nos olvidamos de pedirle al viento que borrara nuestras huellas en el bosque.
Todo sugería que te diera por perdido, pero siempre estarás aquí, en todo lo bueno de este mundo, en las estrellas y bajo de ellas queda tu recuerdo, en la estrella más brillosa a la vista del cielo terrenal durante millones de años y su luz aún me sigue llegando, así como tu amor después de haberte marchado.
Mirando más allá de los astros, dejaste una estrella encendida junto a tu estrella y ahora sigues presente en el universo.
Siguiendo la estela que dejan los cometas, así me perdi en tu universo.

Yo sin saber nada del amor de la creación, lo entendí amándote toda mi existencia entre noches fugaces y días extraños.
Hay días que se han vuelto años y noches infinitas recordando... mirándote desde aquí eres todavía más pequeño.

Mi espíritu cruel y salvaje es buscado, pero cuando todo acabe sabrán que lo he escondido en los besos que nos dimos y algún día mi nostalgia descubrirá que me escondía en tus ojos mirándote.

El invierno llegó un año más.
Ahora tú eres el color rojo del cielo celeste, el rojo más intenso del atardecer, el más hermoso.

Eres el último hurra en mi estrella moribunda, una supernova expandiendose dentro de mi ser que ilumina cada espacio produciendole euforia, llenandolo de energía.

Cuando pienso en ti puedo crear un universo a tu imagen y semejanza, uno con millones de estrellas que ilustren tu ser entusiasta.

Lo que hace bello a un atardecer no existiría sin tu presencia.

Ahora tu alma ha pasado a ser parte de una estrella convirtiéndote en el sol de mi universo.

Y ahora solo viene el aire de aquello que nunca te dije y se encarga de secar mis lágrimas.

«Muchos podrán mostrarte como un ángel se enamora, pero pocos demostrarte que el diablo también llora»

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FIN.