8. Dragón negro (3)

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 Varias horas después Cale abrió los ojos luego de sentir pequeños golpes en su abdomen, se topó con la mirada de dos pequeños gatitos que lo observaban expectantes.

– ..... ¿Qué pasa?

– ¡Tenemos hambre!

– ..... – ¿La expectación en sus miradas era porque tenían hambre?

Cale se levantó a regañadientes, parecía ser pasado el mediodía, se había acostado a dormir justo después de resolver las cosas con Hans y Hilsman y los gatitos parecían haber despertado recién también.

No pasó mucho antes de que Hans entrara en la tienda y le sonriera.

– Joven maestro ¿Como se siente?

– Estoy bien.

Cale salió de la tienda, afuera ya estaba lista la comida, se sentó y comenzó a comer junto a los gatitos.

Hans y Hilsman estaban cerca, Hans intento darles de comer a los gatitos, preocupado al verlos comer cosas que un gatito no debería comer, pero Cale lo detuvo con sus palabras.

– Ellos son parte de la tribu de los gatos, el plateado es On, el rojo es Hong, son hermanos.

Hans y Hilsman parpadearon un par de veces, los gatitos también dejaron de comer y miraron a Cale, Cale solo asintió con la cabeza.

– Está bien, confío en ellos, ustedes también pueden hacerlo.

Con eso On y Hong se convencieron y miraron a los otros dos.

– ¡Hola-nya!

– ¡Un placer-nya!

Horas después todos estaban reunidos alrededor de una fogata, Hans y Hilsman habían tomado con calma la identidad de los niños gato no mucho después de que se les dijera, de hecho, Hans pareció aún más encantado con ellos, y Hilsman también parecía contento, se encontraban jugando con los niños mientras Cale tenía los ojos cerrados y estaba pensando en lo que debía hacer a continuación.

Según lo planeado debían ir a Puzzle City y entregarle la información del poder del príncipe heredero a Taylor Stan y lo siguiente era ir a la capital.

Soltó un suspiro.

A la mañana siguiente todo parecía estar bien, despertó sintiéndose un poco mejor, aunque el cansancio en su cuerpo aún no se iba por completo, Cale se preguntó si era que su alma estaba agotada de andar renaciendo una y otra vez.

Los poderes antiguos no mencionaron nada así que todo debería estar bien.

Fue una mañana tranquila.

O al menos lo fue hasta que Hans entro en la tienda con cara de pánico seguido de Hilsman quien empuñaba su espada y miraba a todos lados.

– .... ¿Qué pasa?

– ¡Joven maestro! Es posible que haya un atacante cerca, dejaron una amenaza anoche.

– ....

Cale salió de la tienda sin escuchar las oposiciones de Hans y Hilsman, tal y como sospechaba, en los límites del campamento había un jabalí muerto, junto con los dibujos que representaban comer.

– .... Será mejor que lo preparemos o se echará a perder.

– ... ¿Que?

– Desayunaremos bistec, es una pena que sea tan grande y nosotros tan pocos, intenta conservar lo más que puedas.

– ....

– ....

Hans y Hilsman vieron la mirada tranquila en el rostro de su joven maestro y soltaron un suspiro al unísono, bueno, sea lo que sea no parece ser peligroso, así que está bien.

¿Será que ahora si podré ser un holgazán?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora