Danmachi - El Conejo Que Esta Buscando La Felicidad

El rey demonio-parte 1

Pov Bell.

Sin poder creerlo todavía, vi con ojos temblorosos a la figura de mi padre.

Vergil: que sucede? No me dirás nada?

Dijo dandose la vuelta para verme de frente, era la primera vez que lo veía en persona-o algo así-por lo que no supe cómo reaccionar.

El hombre que conocía como Vergil, tal como en mis recuerdos, era un hombre que, a pesar de ser del mismo género, podía decir con seguridad que era bastante apuesto.

También era alto-aproximadamente una cabeza más alta que yo-y de ojos azules con un cabello blanco liso al igual que el mío. Sus ropas constaban de una larga gabardina azul oscuro con detalles en forma de líneas color azul que recorrían sus mangas hasta llegar a los hombros, por debajo tenía una camiseta negra y en vez de zapatos usaba botas de color negro.

El ladeó la cabeza con confusión, tal vez porque me había quedado mucho tiempo mirándolo como si fuera a atravesarlo.

-de verdad eres mi padre?

Trate de decirlo en voz alta, pero esas palabras permanecieron como un simple pensamiento.

Las cosas que quería decirle se atoraban en mi garganta sin importar lo que hiciera. Antes de notarlo, ya estaba presionando mis dientes y cerrando mis nudillos.

Vergil: oh, ya entiendo.

Con esas palabras saliendo de su boca, camino hacia mi. Eso provocó que yo diera un paso hacia atrás por impulso. El dejo escapar un sonido de sorpresa y estiró su mano hacia mí en un gesto por tratar de detenerme.

Vergil: por qué estás tan nervioso? Se que era algo estricto, pero no deberías tenerle miedo a tu padre, sabes?

-ahi está, otra vez...

Cada vez que decía la palabra "padre" en voz alta me hacia sacudirme. Supongo que era mi sentido común diciéndome que esto no era posible. Sin embargo, mi corazón....

Apenas y podía decir con seguridad que clase de sentimientos recorrían mi pecho, pero estaba seguro de una cosa que quería.

Si se trataba de mi padre o no, solo pensé en una forma de averiguarlo, aunque era un poco vergonzoso...

Bell: um... Yo...

Vergil: ?

Mientras él esperaba pacientemente con un rostro indiferente, yo estaba luchando internamente para hacer algo tan simple como abrir mi boca.

-vamos Bell, tranquilizate. Desde cuándo he sido tan tímido de todos modos?

Puse una mano cerca de mi pecho para recuperar algo de autocontrol y finalmente encontré la fuerza para hablar.

Bell: yo... Podrías darme un abrazo?

.......

En respuesta a mi petición, solo hubo un silencio absoluto.

Ni siquiera un "eh?" Salió de su boca. Gracias a ello, perdí la voluntad de mirar su rostro y baje mi mirada hacia el suelo.

Aunque, sí logré escuchar algo.

Vergil: pft*

Fue un bufido.

Duró sólo un segundo, pero lo escuché y estuve seguro.

El....

Se estaba riendo de mí.

Mi padre, a quien no había visto en lo que para mí fueron más de 10 años, solo se burló ante mi petición, tomándolo solo como si fuera el pedido de un niño infantil.