—Parece que siempre terminamos en el mismo equipo —dijo el psiquiatra sin apartar los ojos de la carretera.
—Así parece —respondió Megumi dejando a un lado la hoja con datos que estudió durante todo el camino y, en ese instante, fue imposible para él no atender al perfil de Sukuna mientras conducía—. ¿Por qué luce tan feliz? Pensé que estaba retirado. En su lugar odiaría tener que involucrarme nuevamente con esto.
El doctor fue forzado a reconocer una expresión en su rostro que hasta ese momento no había notado en lo absoluto.
La habitual seriedad que exhibía al mundo se vio manchada por una leve curva en el extremo de sus labios, la cual Megumi notó desde varios kilómetros atrás.
—Gojo suele contratar mis servicios cuando tiene problemas con sus misiones. Muchas veces el perfil psicológico de un criminal puede ayudar a atraparlo —explicó—. Y, no voy a mentirte, me siento especialmente nostálgico ahora mismo. Rituales, maldiciones, exorcismos... para mí todos tienen el sabor de una juventud que echo de menos.
Por alguna razón, imaginar el sentimiento de añoranza molestando a Sukuna divirtió a Megumi.
—Odio ser la persona que destruya sus ilusiones, doctor, pero hoy no trataremos con nada de eso. Más bien haremos un par de preguntas para descartar sospechosos.
—Oh —se lamentó—, es una lástima.
Luego de esa breve conversación el auto regresó al confortable silencio que llenaba el vacío entre ambos.
De hecho, Sukuna no mintió pero tampoco dijo toda la verdad. Lo cierto es que no era la primera vez que recorría esas calles y tampoco ignoraba la verdadera identidad del hombre al que iban a interrogar. Su semblante más bien correspondía al de alguien cuyo regalo sorpresa está a punto de ser descubierto.
Koga Joe era un funcionario de la preparatoria aliado a los usuarios maldiciones. Su pequeña tienda de música a las afueras de Chiba servía como camuflaje para el contrabando de herramientas malditas.
En realidad, el señor Koga no era lo que el mundo estrictamente denomina una mala persona. Cada una de sus acciones estuvo motivada por las necesidades médicas de su hija de ocho años enferma. Aún así, ella falleció un mes atrás y él enloqueció por completo.
En ese punto, con cuarenta asesinatos a cuestas y su rastro saliendo a la luz, la única opción era deshacerse de él.
Normalmente Sukuna lo haría por su cuenta, es por eso que al principio trató de desviar la investigación hacia otros lugares para ocuparse de él lejos de la mirada de los hechiceros, pero cuando Megumi descubrió el patrón de asesinatos de Koga decidió cambiar sus planes.
Si de igual forma iba a cobrar su vida, al menos lo usaría para acercarse más a su objetivo.
El viaje de dos horas a la región de Chiba había llegado a su fin.
Megumi abrió la puerta principal de la tienda e inmediatamente una campana sobre ella delató su llegada. Avanzó con cuidado a través de los instrumentos en exhibición hasta llegar al mostrador vacío.
—¿Hay alguien aquí? —gritó el pelinegro, pero solo obtuvo como respuesta el tic tac de un reloj escondido en alguna parte del local—. ¿Señor Koga?
La voz de Fushiguro resonó en la tienda varias veces durante cinco minutos más, aun así, en cada ocasión lo único que recibió de vuelta fue silencio.
—Al parecer no hay nadie. Deberíamos volver más t...
Las palabras de Sukuna fueron cortadas por un alarido desgarrador proveniente de la parte trasera del negocio.
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Waltz for Sukuna | Jujutsu Kaisen
FanfictionTras la pérdida de sus compañeros en el incidente de Shibuya, Fushiguro Megumi debe someterse a una evaluación psicológica antes de retomar sus deberes como hechicero. En orden de cumplir con las exigencias de Gojo, Megumi acude al consultorio Ryom...