4.17. I will survive.

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Ryomen Sukuna fue forzado a colocarse una mordaza y pesadas cadenas alrededor del cuerpo para restringir sus movimientos lo máximo posible. Aunque el objetivo de aquellas normas era el de brindar confianza a las personas que viajarían a su lado, ciertamente lo único que lograron fue oscurecer y hacer lucir más peligroso que nunca al ya conocido "Peor Usuario de Maldiciones de Todos los Tiempos".

Más de uno de los que presenciaron su primer contacto con el mundo exterior sintió náuseas producto del miedo que su sola presencia emanaba. Y es que, a pesar de que el mismísimo Gojo Satoru significara una garantía de seguridad, nadie pudo conservar la calma por completo al respirar el mismo aire que aquel monstruo.

La jaula fue cargada en la parte trasera de un vehículo diseñado especialmente para el traslado de prisioneros. Dos automóviles aparte tenían el trabajo de escoltarlos y, además de los dos guardias responsables de conducir, Gojo y Fushiguro subieron junto a Sukuna para vigilarlo durante la temerosa travesía.

Las puertas se cerraron y el camión se puso en movimiento. Cualquier palabra dicha en el interior sobraba completamente.

El Colegio de Magia de Kioto fue designado como destino. Allí esperaba otro grupo de hechiceros listos para poner en marcha la segunda parte del plan: fingir el gran escape y establecer contacto con el culpable usando el nombre de Sukuna.

Nada podía salir mal. O eso es lo que ilusamente pensaron.

Aproximadamente dos horas después de iniciar el viaje el vehículo de traslado detuvo su marcha.

Desde la parte trasera era imposible ver hacia el exterior, sin embargo, Gojo sabía que según el plan transitaban carreteras rurales. Las posibilidades de atrapar un semáforo o tráfico pesado eran extremadamente remotas.

Esperó un minuto, luego golpeó la ventanilla que los comunicaba con la cabina del conductor. No obtuvo respuesta.

El profesor se puso de pie y las primeras palabras de todo el viaje fueron finalmente pronunciadas.

—Espera aquí —ordenó a su alumno.

Gojo bajó del vehículo y cerró las puertas tras de sí, manteniendo un momento la palma de su mano sobre el frío metal blindado en caso de que tuviera que proteger al joven que aguardaba dentro.

A ambos lados de la carretera solo divisó campo, ninguna construcción de la que debiera preocuparse. Efectivamente estaban en una zona rural.

Los automóviles escolta también se encontraban detenidos. Bastó enfocar su vista descubierta en el interior de ellos para conocer la razón. Sobre el rostro del conductor y el acompañante relucía una marca que desgraciadamente conocía muy bien.

No hubo tiempo para bajar la guardia. ¿Estaba en alguno de los vehículos? ¿A la izquierda, a la derecha? ¿Los emboscó en ese punto o estuvo con ellos desde que salieron del Colegio?

Gojo tocó su pecho. El sello pegado allí estaba a salvo. Sin embargo, la hora de que aprendiera cuán frágil podía ser la tranquilidad se acercaba.

A sus espaldas un objeto fue arrojado hacia arriba, descendió justo frente a sus ojos y cayó a poca distancia de sus pies.

"Puerta de la Prisión Confinadora. Ábrete."

Las esquinas del cubo se expandieron revelando un grotesco ojo sangrante. Gojo vio su rostro reflejado en las profundidades de la pupila con una claridad de espejo.

Inmediatamente posó otra vez su mano sobre las puertas del camión para empujarlo lejos y luego huír. No obstante, antes de que pudiera hacerlo, detrás de él, alguien frenó sus movimientos en seco al hablarle desde el techo del vehículo.

Waltz for Sukuna | Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora