2.16. Otsukuri.

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Shoko terminó de examinar el cuerpo y se puso de pie.

—Tres de los nueve úteros malditos fueron robados hace más de un año durante el Festival de Intercambio. Este es el primero —dijo quitándose los guantes de látex. 

—¿Hay alguna evidencia sobre quién lo dejó aquí? —preguntó Gojo. 

—Ninguna —respondió Ieiri—. Pero quien lo hizo fue cruel... justo bajo la mirada de sus hermanos.

—No es así —discrepó Megumi desde la entrada del almacén, lejos del cadáver—. Esto no es crueldad, sino compasión. Él finalmente pudo encontrarse con el resto de sus hermanos.

Satoru y Shoko compartieron una mirada fugaz, ambos extrañados por las palabras del pelinegro.

—Voy a buscar una camilla —dijo la mujer.

Ieiri emprendió su camino hacia la enfermería y en el interior del almacén solo quedó el profesor y su alumno. Gojo esperó sentir la presencia de su compañera lo suficientemente lejos para comenzar a hablar.

—¿Estás en peligro, Megumi? —preguntó seriamente.

La atención de ambos seguía clavada en el cadáver de Choso, pero cada una con un motivo distinto.

—No —respondió el adolescente.

—¿Qué certeza tienes de que no terminarás así?

Ciertamente Fushiguro no poseía nada que asegurara su integridad más allá de la fe ciega en el plan que ya estaba en marcha.

—Él quiere ser mi amigo. Y me aprovecharé de eso.

—¿Cómo lo atraparás?

—Yo no lo haré. No puedo. Tú lo harás.

Un pesado silencio se estableció entre ambos y pareció que podría durar por siempre, hasta que varios pasos acelerados se escucharon acercándose a ellos.

—¡Gojo! ¡Fushiguro! —gritó Shoko desde la puerta—. ¡Hay problemas! 

Waltz for Sukuna | Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora