4.6. From grace and uniform.

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El despertar de Ryomen Sukuna generó una revolución en el Colegio de Magia de Tokio. 

Dos hechiceros de primer grado fueron asignados a vigilarlo constantemente e incluso el mismo Maestro Tengen abandonó su hábitat etéreo para reforzar en persona la prisión que contenía a aquel que la sociedad clamó como "El peor usuario de maldiciones de todos los tiempos".

Gojo también tuvo una reunión personal con él, pero su conversación permaneció secreta.

Megumi cumplió su palabra y no regresó hasta el día siguiente. Tras pasar la noche en vela vigilando el distrito de Taitō lo que marcó el inicio de su mañana fue una visita a la celda de su antiguo psiquiatra.

Ese día Sukuna lucía un poco mejor que el anterior. No era algo bueno, ya que eso significaba que estaba recuperando su vitalidad.

—Encontré a Tsumiki en una colonia inhóspita a las afueras de Chugoku aproximadamente un mes después de su desaparición. Tuve que ensuciarme las manos para dar con su paradero, algo que no hago muy a menudo, por lo que ese día mi humor no era de los mejores —explicó—. Había otras personas allí, todas víctimas de la misma maldición, pero el culpable no estaba entre ellos. Francamente en ese momento carecía de ánimos para esperar a que decidiera mostrarse, por lo que simplemente tomé a tu hermana y asesiné a todos los demás.

Megumi refregó su rostro visiblemente cansado.

—¿Esa es la verdad? —preguntó.

—Jamás te mentiría —respondió Sukuna—. El culpable es una persona muy paciente, Megumi. Debió esperar casi cuatro años para volver a atacar. Me gustaría conocerlo.

—No lo dudo...

—¿Has considerado la posibilidad de que él te conozca a ti?

—Eso es interesante.

El doctor examinó detalladamente la reacción de Fushiguro.

—No, no lo es —discrepó—. Ya pensaste en eso antes.

—He hablado con él. Dijo mi nombre.

—¿Y no lo reconociste?

—No. No tengo tiempo para jugar a las adivinanzas. Solo me interesa evitar la desdicha de otra persona.

Sukuna regresó su atención al expediente con la información de cada una de las víctimas.

—Como tú, él tampoco tiene demasiado tiempo. Es por eso que caza tan agresivamente ahora.

—¿Cómo los elige?

—No creo que haya un patrón definido. Simplemente encuentra personas que le agradan y las toma. ¿Cómo elegiste tú? —preguntó pasando las páginas lentamente. La pregunta tomó desprevenido a Fushiguro y por un momento no supo a qué se refería—. La forma en la que tu pulgar se frota con el anular... Tienes manos muy expresivas. Siempre pensé que si colocaba un anillo en tu dedo desarrollarías un hábito como ese. Supongo que alguien me ganó de antemano.

Megumi escondió disimuladamente sus manos. No era una sorpresa que Sukuna fuera tan observador, pero no esperaba que lo descubriera tan rápido.

—No estoy casado. Solo comprometido.

El prisionero levantó su vista del expediente.

—¿Es un hombre o una mujer? Oh, déjame adivinar —pidió—. No eres exigente, por lo tanto el género no es un problema. Aunque, conociendo el rencor que sientes hacia el mundo de la hechicería, supongo que escogiste la opción que más lejos te mantiene de la posibilidad biológica de castigar a un inocente con tu sangre maldita... Un hombre.

—No fue de esa manera... —pronunció Fushiguro entre dientes.

Sukuna esbozó una sonrisa que no llegó a sus ojos. Aquel era un comportamiento pasivo-agresivo demasiado fuerte incluso para él. Su vista regresó al expediente.

—Diferentes nombres, edades, colores... Estas personas no tienen absolutamente nada en común excepto la hora en la que fueron maldecidas. Tu sujeto necesita la noche, hace que las cosas se vuelvan fáciles de ocultar —manifestó el prisionero—¿Has visto la sangre bajo la luz de la luna, Megumi? Su color es bastante parecido al negro. 

Waltz for Sukuna | Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora