—Eres el peor en esto, de verdad.
Megumi chasqueó la lengua al ser descubierto nuevamente. Su escondite a diez metros del columpio donde Mitsuya supervisaba a sus hermanas fue, otra vez, un fracaso.
—En realidad ni siquiera lo estoy intentando —se excusó el hechicero rápidamente.
—No te quedes ahí parado, ven aquí a sentarte. De todas formas tu presencia ya no es un secreto —Megumi lo dudó, pero al final decidió acompañarlo. Llevaba todo el día de pie y ciertamente él tenía razón—. Dame tu chaqueta.
—¿Eh?
—Tu botón está flojo, déjame coserlo.
El hechicero inspeccionó rápidamente su uniforme para corroborar aquellas palabras y, en efecto, eran ciertas.
—Realmente lo está...
—Lo vi ayer, pero en ese momento pensaba que eras algún tipo de fenómeno siguiéndonos.
—¿Ya has cambiado de parecer?
—Quizás.
El pelinegro afiló sus ojos con reproche, a lo que Mitsuya solo respondió riendo mientras buscaba los elementos necesarios en su mochila. Aun así Megumi se quitó la chaqueta del uniforme para entregársela y quedó vistiendo solamente la camisa blanca que solía llevar debajo.
—¿Cargas aguja e hilo en tu mochila todo el tiempo?
—Así es. Estoy en el club de costura. ¿Recuerdas los uniformes que llevaban los chicos de ayer? —Fushiguro fingió no saber de qué hablaba—. Te vi.
—Lo recuerdo.
—Hice esos y varios más.
—Eres bueno.
—No lo suficiente aún, pero planeo crear mi propia marca en el futuro. Por ahora solo puedo practicar en la escuela, hacerlo en el lugar donde estamos ahora no es posible.
—¿Te refieres a tu casa?
—Sí.
—¿Por qué?
—Es complicado —respondió Mitsuya asegurándose de imitar el tono que Fushiguro usó con él anteriormente.
El hechicero entendió sus intenciones y no dijo nada más.
Takashi terminó de preparar las herramientas y enseguida comenzó a coser el botón. Su concentración y maestría llamaron la atención de Megumi, quien en cierto punto desvió la atención desde sus manos hasta su rostro.
Las vendas de ayer habían sido reemplazadas por solo un parche y la curiosidad que sentía desde el primer momento que lo vio demandó obtener respuestas.
—¿Qué te pasó en la cabeza?
—Oh, ¿esto? Me lo hice en una pelea. Un tipo me golpeó con un ladrillo —exclamó con aires de orgullo que Fushiguro no supo de dónde provenían—. O eso es lo que me gustaría decir, más bien es lo que les conté a mis amigos. No es del todo mentira, eso me pasó una vez.
—¿Y cuál es la verdadera historia?
—¿Prometes no reírte?
—Sí.
—Me lo hice mientras dormía. Últimamente he estado caminando por las noches sin darme cuenta, debo haber chocado contra un mueble o algo así. Patético, ¿no? De hecho, esto no se lo he dicho a nadie, pero el día que ocurrió el accidente de esa familia en Roppongi estaba caminando dormido. No recuerdo nada.
—¿Has visitado a un médico?
—¿Por la herida o por los episodios de sonambulismo?
—Por ambos.
—Lo hice por lo primero. ¿Por qué debería hacerlo por lo segundo? Me da vergüenza.
—¿Vergüenza? ¿Qué eres, un niño?
—Imagina la situación. "Disculpe, doctor, ¡no sé dormir, ayúdeme!". Por favor, de solo pensarlo me siento un idiota —Mitsuya negó repetidamente con su cabeza—. Nos mudamos hace poco, he estado muy estresado estos días. Tampoco es tan malo, mi abuela tiene unas pastillas que me ayudan a dormir. Puedo manejarlo.
Una parte de Fushiguro reaccionó alarmada ante esas últimas palabras. Las memorias lejanas de aquella vez en la que le pidió a su psiquiatra una solución para sus propios problemas de sueño y él se negó a prescribir drogas le indicaron que algo andaba mal. Por otra parte, el solo recuerdo de Sukuna creó un nudo en su garganta y alzó las murallas que por un instante se mantuvieron bajas alrededor del joven de cabello lila.
—Debes ser cuidadoso con ese tipo de cosas —Fue lo único que pronunció al respecto.
Mitsuya asintió restándole importancia y ninguno dijo nada más.
Las horas pasaron y el mensaje de Nitta llegó al igual que el día anterior. Se despidió de Mitsuya, caminó hacia el auto negro de la asistente para dar un reporte rápido y, detras de ella, Gojo e Ijichi esperaban por él para llevarlo hacia la escuela.
En el interior del vehículo su profesor lo recibió con no exactamente la mejor de sus expresiones.
—Sé que algunas veces mis órdenes son ambiguas, pero cuando dije que lo vigilaras no me refería a que te convirtieras en su amigo —exclamó.
—No me convertí en su amigo y, además, te dije que era malo en esto. ¿Cómo te fue en Aomori?
—No era una hechicera, solo una estafadora.
—¿Intentaste con la base de datos que usaste en el último caso?
—Los registros dicen que Kugisaki era la única usuaria de esa técnica. Así que estamos buscando a alguien que se escapó de la mirada de la escuela. Es casi imposible, pero supongo que puede pasar.
Megumi se mantuvo en silencio durante varios segundos.
—Gojo.
—¿Sí?
—¿Cómo ayudas a alguien que está teniendo problemas con su familia?
—¿Te refieres a Takashi Mitsuya?
—¿Lo sabes?
Ijichi los observó a través del espejo retrovisor y Gojo asintió para que comenzara a hablar.
—Takashi Mitsuya tiene 15 años. Su madre murió hace poco, por lo que él y sus dos hermanas quedaron a cargo de su abuela paterna. Ieiri estuvo presente cuando la policía lo interrogó por primera vez y en su informe declaró que la energía maldita de Takashi aumentó considerablemente al momento de hablar sobre su abuela.
—Por sugerencia de Shoko la policía envió un asistente social para hablar con los niños. Takashi le aseguró que todo estaba bien, pero ella cree que está mintiendo. No sé lo que pasa en esa casa, pero por nuestra parte ya hicimos todo lo que pudimos. La policía se encargará del resto.
—¿No podemos hacer nada más?
—Los informes antes y después de reubicar a los niños con su abuela son favorables. Legalmente todo está en orden. Puedes hacer una denuncia, pero si él se niega a colaborar nadie va a creerte.
Megumi apretó sus puños. Ahí estaba otra vez la misma piedra de siempre.
"Nadie va a creerte".
—Ijichi, para el auto, por favor —pidió.
—¿A dónde vas? —preguntó Gojo.
—Recordé que debo hacer algo.
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Waltz for Sukuna | Jujutsu Kaisen
FanficTras la pérdida de sus compañeros en el incidente de Shibuya, Fushiguro Megumi debe someterse a una evaluación psicológica antes de retomar sus deberes como hechicero. En orden de cumplir con las exigencias de Gojo, Megumi acude al consultorio Ryom...