Waltz for Sukuna | Jujutsu Kaisen

2.22. Okazu.

—Ryomen Sukuna respondió a mi petición. —El hombre vendado dejó su celular sobre el escritorio, lo suficientemente cerca de su alumno para que llegara a ver la pantalla—. Solicita el placer de mi compañía en su casa mañana por la noche.

—Él va a matarte.

—¿Estás seguro de eso?

Megumi observó a Gojo fríamente y, antes de responder, su mente lo transportó a la conversación que sostuvo con Sukuna horas atrás.

—Gojo será difícil de matar —expuso el joven hechicero a su psiquiatra—. El infinito que lo rodea es casi impenetrable.

Mientras Sukuna limpiaba el filo de la Alabarda Celestial con un inmaculado paño blanco, su rostro se vio reflejado en la brillante hoja del arma maldita.

—Entonces no podemos dudar.

De vuelta a la oficina de su profesor en el Colegio de Magia, Gojo lo observaba atentamente a través de las vendas que cubrían sus ojos.

—Sukuna cree que estás de su lado, yo creo que estás del mío.

Fushiguro se sintió incapaz de decir algo.

—Cuando el zorro escucha gritar al conejo acude inmediatamente pero no para ayudar. —Con una simple inclinación ya no era su rostro reluciendo en el metal encantado, sino el de Megumi—. Cuando escuches gritar a Gojo, ¿por qué acudirás? 

—Cuando llegue el momento... —dijo Satoru.

—Cuando llegue el momento... —dijo Sukuna.

—¿Harás lo que tengas que hacer, Megumi?

El mismo cuestionamiento lo golpeó desde dos lados completamente opuestos. La respuesta a ambas debía ser igual por el bien del plan, pero en su interior Megumi necesitaba seguir el camino de solo una.

—Lo haré —respondió.