Uraume apareció en la habitación e inmediatamente se arrodilló frente a Sukuna, quien ordenaba algunos papeles sobre su escritorio.
—Maestro —solicitó permiso para hablar—. Fushiguro Megumi acaba de tener contacto con Mahito. Ellos se encuentran luchando ahora mismo.
Sukuna detuvo inmediatamente el movimiento de sus manos y desvió su atención hacia Uraume. Aunque el joven de cabello blanco solía mantener la mirada baja, en esta ocasión llegó a reparar en el ceño fruncido de su maestro.
—¿Mahito lo buscó? —preguntó el doctor.
—No, fue completamente una casualidad. Pero ya ha recibido la orden de traer el objeto sagrado del General Divino en caso de que logre derrotarlo o luchar contra su usuario hasta la muerte.
—Bien.
Sukuna asintió y regresó a sus asuntos, como si las palabras de Uraume no causaran nada en él. Sin embargo, un par de segundos después, alejó sus manos del papel y se recinó sobre la silla sin decir una sola palabra.
—¿Qué sucede, maestro?
—Nada.
—Los eventos están desarrollándose acorde al plan.
—Lo sé —respondió Sukuna.
La habitación quedó en silencio durante varios segundos.
Aunque actualmente su cuerpo era el de un humano, los sentidos de Sukuna conservaban una naturaleza maldita. Era fácil para él percibir el aroma de las emociones de las personas, como quien siente el olor de su comida favorita.
La esencia de Fushiguro permanecía grabada en su mente. Pudo notarla en su casa horas atrás.
Tenues al principio, los restos de miedo y desesperación causados por la pesadilla que tuvo durante la noche despertaron su apetito. Para cuando el joven se marchó su aroma era increíblemente intenso.
Rabia, temor y sed de venganza. Sentimientos que él mismo había cultivado durante todo ese tiempo y finalmente iban a brindarle los frutos de los que se alimentaría.
Si Megumi luchaba contra Mahito en su estado actual, definitivamente podría sacar todo su potencial. El odio en su interior deleitaría al General Divino y sería capaz de manifestarlo sin problemas.
Habían solo dos opciones: Megumi podría derrotar a Mahito sin usar su as bajo la manga, lo cual era muy poco probable, o invocaba al Mahoraga a cambio de su propia vida y ambos morían.
Sea cual sea el camino que decidiera tomar el destino, Sukuna solo tenía que sentarse a esperar que el artefacto sagrado llegara a sus manos. Pero por alguna razón estaba inquieto.
—¿No es esto lo que quería, Maestro?
El doctor demoró unos segundos en responder.
—Así es, Uraume.
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Waltz for Sukuna | Jujutsu Kaisen
FanfictionTras la pérdida de sus compañeros en el incidente de Shibuya, Fushiguro Megumi debe someterse a una evaluación psicológica antes de retomar sus deberes como hechicero. En orden de cumplir con las exigencias de Gojo, Megumi acude al consultorio Ryom...