Capitulo 33

266 17 9
                                    

Antes de que mi madre muriera, recuerdo que siempre que tenía un mal día ella me abrazaba y acariciaba mi cabello hasta que me sentía mejor. Luego acariciaba mi mejilla con sus suaves y delicadas manos y me decía “Linda, cuando pasa algo malo es porque algo realmente viene para ti” eso definitivamente me hacía sentir mejor aunque a mí corta edad no podía entenderlo. Cuando murió, sus palabras estuvieron por largos meses pasando por mi cabeza una y otra vez, intentaba pensar en qué era eso realmente bueno que vendría tras la muerte de mi madre, no había nada mejor que mi madre y sus cálidos abrazos que me hacían olvidar todo. Sin embargo, decidí creerle después de que entendí que ella no volvería a mí y que aún tenía a mi padre, qué estaba más roto que yo.

Tiempo después, cuando empecé a ayudarle a mi padre en la librería, limpiando por los estantes encontré un libro purpura que de inmediato llamo mi atención. Pensé que era algún libro sobre princesas o algún romance tonto de esos que siempre me ha gustado leer, pero no. No tenía título, las primeras cinco páginas estaban en blanco y la primera línea que encontré antes de empezar la lectura decía “Recuerda que lo peor está por venir” Estaba confundida por la frase en ese libro tan raro y a medida que avance la lectura me encontré con la protagonista hablando con su único amigo, su amigo imaginario llamado Boris. Ella le dijo después de un largo suspiro  “He estado teniendo muchos malos días últimamente” y Boris me sorprendió cuando le respondió “Tranquila que vienen más”

Deje el libro a un lado después de que leí eso. Ya estaba retrasada con  la tarea por estar leyendo ese libro purpura sin título que había estado leyendo sin entender por completo. Lo deje sobre el estante junto al mostrador y salí de la tienda dejando a mi padre y a uno de los antiguos empleados empezar  su turno. Al día siguiente no pude encontrar el libro, no estaba en el estante en el que lo deje, no estaba en ninguno otro de la librería, no estaba en ninguna parte. Mi padre dijo que no lo había visto y no recordaba algún libro parecido. Lo busqué por semanas, pero fue inútil, había desaparecido.

Después de que Harry me dijo que me amaba me quede congelada, sin aliento, perdida en esa frase de dos cortas palabras y no podía ayudarme a mí misma. No pude decir nada a su repentina confesión, pero no podía estar más feliz. Lo abracé con todas mis fuerzas esperando que nunca se alejara de mí y buscando algo de aire para decirle que sentía lo mismo, pero por más que lo intente no pude decírselo. Él me dijo que no quería forzarme a sentir lo mismo, y que no quería que lo dijera si no sentía lo mismo, pero si sentía lo mismo, solo que la palabras no salían de mi garganta. Estaba aturdida con todo lo que había pasado. 

Nos acostamos en mi cama, pero no tuvimos sexo, solo dormimos, estábamos cansados. Puso sus brazos alrededor de mis hombros abrazándome a su pecho y acaricio mi cabello mientras me quedaba dormida, pero… no podía dejar de pensar. No sabía a quién creerle, a mi madre que decía que ahora vendría algo realmente bueno para mí o a ese libro purpura que me decía que lo peor estaba por venir. Pero… ¿Qué podría ser peor que Justin? ¿Qué podría ser peor que todo por lo que había pasado estos últimos meses desde que mi casa se cayó? ¿Habría algo peor? No, no podía, no sería justo tanta desgracia en una sola vida. Así que esa noche dormí creyendo en mi dulce madre, esa noche dormir abrazada por Harry creyendo que algo realmente bueno vendría para mí.

Al día siguiente desperté sintiendo un extraño alivio a mí alrededor cuando vi a Harry frente a mí, de sus labios entreabiertos salían leves ronquidos. No pude evitar sonreír al verlo y esa pequeña esperanza de que lo mejor vendría creció cuando  vi sus brillantes ojos verdes abrirse llenos de sueño. Parpadeo un par de veces un par de veces mirándome y me dio una amplia sonrisa cerrando los ojos. Beso la punta de mi nariz tomándome por sorpresa y me abrazó, ahora tenía la mitad de su cuerpo sobre mí y su cabeza hundida en mi cuello, no podía pedir algo mejor.

Archenemy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora