-Harry... - gimió sobre mis labios. Apoyó su frente sobre la mía, de su cabello caían pequeñas gotas en mi cara. Mis manos estaban en su cintura mientras se movía lentamente mí. Sus manos viajaron por mi pecho y pude sentirme cerca. Jadee intentando hacer que se detuviera apretando mi agarre en su cintura - ¿qué pasa? – susurró. Respiré profundamente antes de dar la vuelta por completo, subí las piernas a sus costados con mis manos en sus muslos y entre en ella moviéndome rápido. Esto se sentía muy bien, tan bien que no podía contenerme – Yo... aah – jadeo y sus piernas temblaron.
Estuve dentro de ella unos momentos mientras controlaba mi respiración y verla debajo de mi hacia que sintiera deseos de hacerle el amor hasta que no pueda más. Y ese era mi plan, faltar un día a la escuela no iba a ser un problema – Hoy no vamos a ir a la escuela – me miro sin entender – quiero hacerte el amor hasta que ambos no podamos continuar más.
-¿Estás loco? No podemos hacer eso.
-Por supuesto que ponemos, no es como si te molestara la idea.
-No lo hace, pero...
-¿Qué? –me miro directo a los ojos y sonrió.
-Me sorprende mucho que quieras hacer algo así - rio – quien iba a pensar que debajo de ese nerd insensible estuviera este Harry – rio.
-¿Te estás burlando de mi Collins? - fruncí el ceño intentando parecer serio – voy a mostrarte al nerd insensible que tanto te gusta – chillo cuando la gire haciendo que quedara bocabajo.
-¿Qué demonios haces? – grito.
-Calma, es tu turno de estar así – entré en ella despacio haciendo que un gemido ahogado saliera mientras cerraba sus puños en las sabanas – en serio me gusta ese sonido.
-Cállate – jadeo y otro gemido salió de sus labios. Me acomodé recargando todo mi peso en los codos y me acerqué a su oído.
-¿Te gusta eso? ¿huh?
-Mierda – dijo mientras entraba una vez más, está vez con más fuerza.
-Creo que lo chicos están en la escuela, cariño.
-¿Qué mierda fue eso? – susurró ella y me detuve.
-Talvez pase por ellos más tarde, Harry dejo la camioneta...
-Maldito hijo de puta.
-Es Robin – jadeó.
-No digas su maldito nombre mientras estemos haciéndolo.
-¿Qué de...
-Acabas de gemir su nombre – gruñí en su oído.
-Mierda, estás dentro de mí, ¿Cómo creer que no voy a gemir?
-Solo no digas su nombre de nuevo.
-¿Qué vamos a hacer ahora?
-Primero, vamos a terminar. Luego pensamos en algo.
-¿Qué? ¿Con él aquí?
-Muerde la sabana, la almohada o lo que quieras, voy a empezar de nuevo.
-Pero... aaaah – casi gritó mientras entraba de nuevo en ella.
-Shhhh – dije en su oído.
*
-Ew, tenemos que ducharnos.
-Payton, no hay tiempo ahora.
-Harry, estamos todos sudados y yo tengo tus fluidos corporales por todo mi cuerpo.
