Perdón

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Narra Jungkook

Miedo, ese era el sentimiento que predominaba en mí en este momento...

El miedo, que más bien era la total incertidumbre de no saber lo que pasaría, de no tener el poder para manejar la situación. Esta vez no dependía de mí.

En sus ojos veía la duda hacia mí pregunta y la sentía como una amenaza latente a mis deseos para el futuro, mí deseo era él.

Estaba dispuesto a rogar por su amor.

En el fondo, sabía que me había portado mal y que tendría que pagar por ello, pero lo único que pedía era que no me castigara con su amor, porque cada célula de mí cuerpo lo necesita para poder seguir viviendo.

—¿No dices nada? —me animé a preguntar luego de unos segundos de tortuoso silencio.

—Ya estamos casados... —su fría respuesta, carente de alguna emoción me dolió.

—Pero sabes que eso no es real, en cambio ésto, lo que hay entre nosotros ahora mismo si lo es. —intentaría de todas maneras convencerlo.

No me rendiría tan fácilmente.

—Deberíamos salir ya de la ducha, no crees? —vaya forma de evitar la pregunta.

—No quieres hablar de eso —la frustración recorriéndome en cada rincón de mí cuerpo—, está bien no hablemos, pero te advierto que insistiré. —me observa y como sabe que no me daré por vencido corre su mirada de la mía, para luego decir...

—Aprendí bien de alguien... —no sé a qué se refiere.

—¿Qué cosa?

—A evitar hablar de ciertas cosas. —¿acaso esto es una devolución de gentileza?

Ya veo por dónde viene la mano.
Quiere hablar, pues hablemos...

—Te propongo algo... —lo abrazo y él enreda sus brazos en mí cuello.

—Dime... —menciona mientras comienza a jugar con sus dedos entre mí pelo húmedo.

—Vayamos a desayunar a algún lugar bonito y hablaremos tranquilos, ¿qué dices? —se separa de mí para poder mirarme y me bendice con su sonrisa.

—Me gusta la idea y además... tengo mucha hambre.

—Debes alimentarte bien... —la palma de mí mano viaja hacia su vientre y lo acaricio—, recuerda que esta personita depende de ti, así que será mejor que olvides las dietas y todo ese drama que tie...

Me detengo en seco cuando su expresión cambia y me mira extraño, diría que con ganas de... ¿pegarme?

—Como se ve que a ti no te pasará nada, no perderás la línea como yo, seguirás estupendo y sin preocupaciones... —sinceramente pensé que esas cuestiones vendrían más tarde.

—Te amaré más... —lo atraigo más a mí y al fin salgo de la ducha con él a cuestas.

—Eso es mentira, ustedes siempre dicen lo mismo y luego se buscan otra persona y ya... —amo todo de él, hasta su tierno puchero.

Lo envuelvo en una salida de baño y con una toalla seco un poco su cabello, a la vez que me regocijo en su pequeño berrinche.

—Eso no pasará conmigo, estoy a tus pies, soy tu esclavo y amo serlo... —le doy un besito en su pequeña nariz de botón y continúo secando un poco su cuerpo; pero cuando termino y lo veo aún con esa expresión y la mirada perdida, me preocupo.

—Ey... ¿Qué pasa? —vuelvo a acercarme a él para averiguar qué le sucede.

—Voy a engordar... —me suelta de pronto—, me llenaré de marcas horribles en mí piel, mis pies se hincharán tanto que no podré andar por si solo y mí humor será pésimo en los próximos meses, lo he leído...

Contrato de amor •|Kookmin AU|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora