Capítulo 40

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Millie ingresa a su dormitorio, sonríe, el fin de semana fue intenso, Lee lo es... Recuerda todo lo conversado y lo que pasaron, suspira cerrando aquella puerta y se sorprende al verla... Tiene los ojos bastante hinchados...
— Sara... — menciona ella

— Millie... BEN me propuso terminar y acepté... Acepté y ahora... — no puede continuar, el llanto vuelve... Millie se aproxima para abrazarla... En verdad lamenta haberle dicho, no debió...
— perdón Sara, le dije lo de tus padres pero no pensé que él...

— su problema es serio, dijo que no me lo haría a mí... No quiere tener citas y tenerme de pareja... Yo acepté... Acepté... Y me siento muy mal... Lo quiero... Millie, lo quiero... — llora de nuevo y su amiga no puede más que sostenerla...
— sé que esto es nada... Sé que van a volver...

Sara niega con la cabeza...
— no lo buscaré, soy orgullosa... Y él también lo es... Lo sé... Millie... No podré verlo y saber que ya no está conmigo... No sé qué hacer...

Millie la apoya en su pecho,
— escucha... Vas a hacerlo, serás fuerte, si él te lo propuso es porque no quiere lastimarte... Los vi, está enamorado Sara... Y él te pedirá volver... no durará lejos, cuando eso suceda, su compromiso será más fuerte y profundo...

Sara llora...
— duele...

Millie sonríe...
— tengo una idea... Creo que llego el momento de un cambio... — Sara la mira y continúa llorando...

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Ben toma la mochila con aquellos textos... exhala, debe devolverlos, se decide, de todas maneras va a verla  y es mejor acostumbrarse a la idea de hacerlo...

Llama a su puerta ese lunes, no hay respuesta, entiende que no están, toma esta y retorna a su dormitorio, se decide en ayudarla, saca estos, hay una hoja en donde se indica que debe realizar, toma asiento y comienza a hacerlo a pulso, quiere tener un algo, una excusa para poder hablarle, toma uno de los textos y al abrirlo una hoja cae, la toma, la abre y es su letra, la de Sara... Comienza a leer... Niega con la cabeza y sonríe... Traga en seco... Es todo y mucho ahora...

Cuando no podemos expresar lo que sentimos con palabras, lo escribimos…

Una vez dijiste que ese era tu caso, y creo que también es el mío…

Y no sé por qué me cuesta tanto decir lo que siento, cuando se supone que soy buena con las palabras. Me he pasado todo este tiempo, y tal vez más de la cuenta, intentando describir lo que siento por tí y lo que me haces sentir… Pero me he quedado corta en esta difícil misión de decírtelo cada vez que estoy contigo, porque me contengo bajo esta armadura cada vez que veo tus ojos…

Para no rendirme ante ellos, aunque ya lo estoy…

Lo sabes perfectamente, porque mi cuerpo no puede mentirte cuando te dice todas las cosas que me pasan; porque no puedo fingir que no pasa absolutamente nada, cuando es más que cierto que me pasa todo...

Y ahora que he encontrado un poco de valentía, es irónico y hasta contradictorio que una simple hoja y un lápiz desgastado me den el valor que necesitaba para decírtelo, solamente porque jamás leerás esto, porque temo el día que conozcas esta otra parte de mí…

Esa parte que solamente tú has despertado…

La parte atrevida que no deja de preguntarse cómo sería recorrer cada parte de tí, sentir el calor de tu piel junto a la mía sin separarnos jamás.

La que necesita más, cada vez que prueba tus labios, tu lengua que me hace temblar, porque es tan adictiva que podrían llevarme hasta la locura, y que no me importaría con tal de sentirte en mi piel, que te pertenece.

CHICOS EN RENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora