Bakugo y tú - Paso a paso ||Segundo libro|| ✔️

Capítulo 29

Para perdonar

Bakugo y yo nos habíamos quedado en el auto por unos pequeños minutos, abrazándonos un poco, y estando en silencio. Un silencio muy reconfortante. Yo me alejé de manera leve, y mire hacia la casa de papá. Sabía que él estaba ahí, por que su auto estaba estacionado en la rampa de la casa.

—Suspire— Creo que es hora de que lo enfrente —comente, intentando sonar tranquila.

Bakugo se giró un poco para poder ver la propiedad de mi papá, para después poner sus ojos en mi de nuevo.

— Tú puedes —beso mi frente— estoy seguro de que él lo entenderá —yo lo mire, apretando un poco mis labios.

Volví a mirar a la casa.

En verdad no quiero hacer esto sola.

Sentí una mano acariciando mi cabello.

— Te acompañaría, pero pienso que esto es algo entre ustedes dos, no quiero revolver las aguas más de lo que están —yo asentí con levedad.

Bakugo tenía razón, de por si las cosas ya estaban complicadas, llevar a Bakugo conmigo iba a poner todo peor. Él seguía acariciándome el cabello, y yo disfrutaba de su toque. Hasta que vi la puerta de la casa abriéndose. Observe como papá salió, y con rapidez detuve la mano con la que Bakugo me estaba acariciando el cabello.

— Papá... acaba de salir —dije, viendo como mi padre se acercaba al auto.

Bakugo se enderezó, y volteó hacia el lado en donde se podía ver a papá caminando. Mis nervios subían más con cada paso que él daba hacia el auto de Bakugo. Cuando llegó hasta la puerta del conductor, tocó la ventana para que Bakugo la bajara. La ventana bajo cuando Bakugo presionó el botón del auto que servía para eso.

Yo sonreí nerviosa por la mirada que papá me estaba dando.

Seria y fría.

— Quiero que bajen los dos —ordenó, haciéndome temblar un poco— ahora —Bakugo asintió, y yo solo comencé a bajar del auto en silencio.

Escuche como Bakugo apago el carro, y bajo también del vehículo. Papá iba más al frente que nosotros, y con pasos bien marcados. Bakugo y yo nos quedamos callados, sabiendo lo que se venía.

Sobretodo yo.

Entramos a la casa, papá y yo cruzamos miradas, y solo con eso me dio a entender que me sentara en el sofá. Yo tenía la cabeza baja, intentando prepararme mentalmente para lo que papá iba a decir. Bakugo se sentó a un lado mío, en completo silencio al igual que yo. Papá se quedó levantado, mirándonos con ese rostro que desde adolescentes no veíamos.

—Su mirada se dirigió a Bakugo— ¿Lo sabias? —fue lo primero que preguntó.

—Bakugo asintió— Si —respondió, serio.

— ¿Desde cuando? —volvió a preguntar.

— Desde siempre —hablaba sin titubear.

Yo trague en seco cuando los ojos de papá cayeron en mi.

— ¿Cuando empezó todo? —me preguntó a mi esta vez.

— Hace un mes y medio más o menos —respondí, sin poder verlo a la cara.

Yo jugaba con mis manos como una niña pequeña que está nerviosa por el regaño de su padre.

— ¿Hay algo más que deba saber? —preguntó, centrando su atención en mi.

— No... —conteste de manera baja— todo lo que debías saber ya lo dije frente a todo el país prácticamente —añadí.

— ¿No hay nada más? —insistió.