Bakugo y tú - Paso a paso ||Segundo libro|| ✔️

Capítulo 58

Te apoyaré en todo

Mi sesión con mi psicóloga había acabado hace una hora atrás, y en estos momentos me encontraba en una cafetería, esperando a una persona. Pedí un chocolate caliente en lo que esperaba a que llegara. Usaba mi celular, para que el tiempo se me fuera más rápido. La cafetería en la que estaba era una bastante... costosa. Había elegido esta porque así no tendríamos a mucha gente merodeando cerca de nosotros, y así íbamos a poder hablar tranquilos.

Después de unos minutos lo vi a lo lejos, llevando sus pasos hacia la mesa en donde estaba sentada. Sonreí cuando se sentó, y hablé:

— ¿Como estas, Kei? —salude, al final, dándole un sorbo a mi chocolate caliente.

Él se echó el cabello hacia atrás, mientras sonreía.

— Muy bien, ya sabes, buscando nuevas opciones de trabajo —respondió— y, ¿tú cómo estás? —devolvió la pregunta.

— Genial, hace un rato tuve cita con mi psicóloga —conté— y, le dije un par de cosas. En algunas tenía dudas, pero ella logró calmarlas todas —el rostro de ella sonriendo se reflejó en mi rostro, y el calor se expandió por mi pecho.

Kei le pidió un café late al mesero, y luego se dirigió a mí de nuevo.

— Ahora me dio curiosidad, ¿hay algo que deba saber? —sonrió de lado.

—Reí bajo— Bastantes cosas, de hecho —me hice la interesante.

Él recargó su mentón en una de sus manos.

— Cuéntame, soy todo oídos —me presto atención.

Yo alce una de mis cejas, sonriendo. Sabía que él tenía que decirme algo, así que me parecía raro que ni siquiera hubiera comentado nada sobre el tema que quería hablar. Decidí ignorar eso, y seguir con nuestra platica.

— Katsuki y yo por fin decidimos retomar algunas cosas —dije, de forma indirecta.

Kei pareció no entender al principio, pero luego sonrió y rio.

— Los felicito, ya era hora —comentó.

— Sí... —bebí más de mi chocolate caliente— y, eso no es lo único... —murmure, evitando su mirada.

Los ojos de Kei brillaron en curiosidad.

— ¿A que te refieres? —preguntó.

Pegue mis labios a la taza.

— No hubo protección... —volví a murmurar.

Sus ojos se abrieron más por lo que dije, que a pesar de que pensé que no me había escuchado, al parecer sí lo había hecho, y a la perfección. El café de Kei llegó, pero él no prestó ni un poco de atención a eso. Parpadeo un par de veces, al final tomando una larga respiración.

— ¿Me estás diciendo que...? —una sonrisa se iba formando en sus labios— ¿seré tío? —terminó la pregunta.

Al escuchar eso me llene de ternura.

— Bueno, aún no es nada seguro, pero eso espero —respondí.

La sonrisa de Kei disminuyó con levedad, y al notarlo, mis cejas se fruncieron.

— ¿Que sucede? ¿No estas feliz? —pregunte, confundida.

Él trató de sonreí, y negó.

— No es eso —aseguró— es solo que... —suspiro.

No hablé, esperando a que él siguiera.

— T/n, yo he querido hablar contigo desde hace días por una razón... —empezó.