Capítulo 57

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Un maravilloso progreso

Nos encontrábamos despiertos desde hace unos veinte minutos, pero aún así, seguíamos en la cama abrazados; desnudos y rozando nuestras pieles con suavidad. Los dedos de Katsuki pasaban con lentitud por mi espalda, trazando la línea de mi columna.

— Se nos va a ser tarde para ir a la agencia —comente, manteniendo mi rostro encima de su pecho.

Katsuki no se inmutó ni un poco.

— No pasará nada si llegamos tarde —respondió— no se morirán —bromeó.

Reí bajo, y subí mi cabeza para quedar a la altura del rostro de Katsuki.

— Eres el jefe, no te puedes tomar el lujo de hacer ese tipo de cosas —lo regañe, sin quitar la sonrisa de mis labios.

— Sí lo puedo hacer, por esa misma razón, porque soy el jefe —discutió, acercando más nuestros cuerpos.

Negué divertida, y bese sus labios con cariño. Las manos de Katsuki viajaron por mi cuerpo, acariciándolo. Él chupó mi labio inferior, y un suspiro de placer salió de mí.

— Vamos, hay que salir de la cama —insistí, aunque era más para empujarme a mi misma a levantarme del cómodo colchón bajo a nosotros.

Katsuki comenzó a moverse, y cuando se levantó, me arrastro hasta la orilla de la cama, y me cargo. Yo parecía un koala aferrada a su cuerpo, con mis piernas enrolladas en su cintura y mis brazos en su cuello. Me dejé llevar, y él comenzó a dirigirse al baño. No teníamos un baño aún en la habitación, así que teníamos que salir del cuarto para poder ducharnos al general. Al estar desnuda, todo se sentía muy sensible, y más por tener mis piernas semi abiertas. Entramos al baño, y Katsuki nos metió a la ducha a los dos.

Todavía conmigo en brazos, abrió la llave, y la lluvia artificial empezó a caer sobre nuestros cuerpos. Mi cabello caía a los lados con pesadez, gracias al agua que lo humedecía cada vez más.

— ¿No piensas bajarme? —pregunte, ya que Katsuki me seguía cargando.

—Negó, sonriendo mostrando sus colmillos— No —respondió.

Acercó su rostro a mi cuello, y dejó un beso húmedo ahí.

— Primero te daré los buenos días —agregó.

Sentí como sonrió contra mi piel, y unas cosquillas en mi vientre bajo se apoderaron de mí. Mientras el agua seguía cayendo sobre nuestros cuerpos, nosotros comenzábamos besos llenos de pasión y necesidad. El hambre sexual que teníamos por el contrario era sofocante, y abrumador. Parecíamos bestias que habían acabado de sacarlas de sus jaulas, y queríamos destrozar todo por el camino. Queríamos dejar marcas por donde pasábamos, y hacer quemar todo alrededor. Ignoramos el hecho de que se nos hacía tarde para ir a la agencia, y nos dejamos consumir por el placer.

{...}

Después de esos "buenos días" tan acalorados, nos habíamos arreglado y dirigido a la agencia. Llegamos algo tarde, pero nos estábamos poniendo al día de todo con rapidez. Me encontraba en mi oficina firmando algunos documentos, y atendiendo llamadas de otras agencias. Últimamente habían pedido colaborar mucho con nosotros, algo lo cual hemos evitado. Los últimos años habían sido intensos, y queríamos que todo fuera más con calma. Seguiríamos protegiendo y salvando a las personas, pero queríamos mantenernos cómodos en nuestro espacio.

Sin tocar, la puerta fue abierta, y Mina apareció detrás de ella, volviéndola a cerrar al final.

— Dios, el patrullaje estuvo intenso —fue lo primero que comentó, sentándose en la silla que había frente a mi escritorio— muchos gatitos en árboles, y algunos ladrones —bromeó.

Bakugo y tú - Paso a paso ||Segundo libro|| ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora