Bakugo y tú - Paso a paso ||Segundo libro|| ✔️

Capítulo 49

Solo quiero olvidar que esto pasó

No sé cuantas horas habían pasado. No sé qué más pasó cuando quedé inconsciente, pero lo único que sabía ahora mismo es que los sonidos eran confusos y distorsionados. Escuchaba demasiados pasos por todo el lugar, y diferentes voces que no lograba descifrar de quiénes eran. Intente observar a mi alrededor, y todo me dio vueltas. Podía distinguir las voces entre masculinas y femeninas.

— Izuku —esa voz...

Hyu.

No podía moverme. El cuerpo me pesaba, y me costaba hasta mover la cabeza.

— Oh por Dios, Katsuki —sentí movimiento cerca de mí.

Unas manos cayeron en mi cuerpo, y yo di un pequeño brinco con debilidad.

No quiero que nadie me toque.

— T/n... —me llamo con suavidad— tranquila, soy yo... vamos a sacarlos de aquí —puse mis ojos en él con pesar.

— Mirio... —mi voz salió rota, y casi colgando de un hilo.

—Acarició mi mejilla— Tranquila —miro a un lado— ¿puedes crear unas sábanas? —le pregunto a alguien.

— Enseguida —respondió la chica.

— Momo... —pronuncie su nombre sin poder creer que ella estaba ahí.

Se agachó hasta quedar a mi altura, y me sonrió, tratando de mantenerme tranquila. Con su poder creo sábanas para todos, y cuando lo hizo, le entregó una a Mirio. Mirio me tapo con la sábana, y después de eso pasó uno de sus brazos por debajo de mis piernas. Su mano derecha cayó en mi espalda, y me alzó, cargándome. Solté un quejido, y apreté mis ojos. Todo mi cuerpo dolía, en especial mi parte inferior.

— Llévenlos al barco —ordenó, Endeavor.

— Ya tenemos a los tres villanos esposados —avisó, Hawks.

Pollo...

Mirio pasó por al lado de él, y como pude abrí un poco más mis ojos para poder verlo mejor. El rostro de Hawks mostraba culpa, y eso me destrozó.

No es tu culpa.

Mirio siguió caminando, hasta llegar al barco del que habían hablado hace un momento. Con cuidado entro a una habitación, en donde ya se encontraba Kirishima junto a Mina.

— Ponla en esta camilla —dijo, Asui.

Con delicadeza Mirio me puso en la camilla que habían dicho, y cuando me miro a la cara, intento sonreír.

— Estarás bien... intenta descansar —sé que solo lo decía para tranquilizarme.

Con su mano quito un mechón de cabello que estaba en mi rostro, para luego echarse hacia atrás, y salir de la habitación. No podía moverme, así que estaba estática en la camilla. Sero apareció en la habitación, con Katsuki recargado de su hombro. Había una camilla al otro lado de donde yo estaba, y Sero lo ayudo a acostarse ahí. Abrí mi boca para llamarlo, pero las palabras se quedaron estancadas en mi garganta. Setsuna entró también a la habitación, y puso sus ojos en mí. Con pasos lentos se fue acercando a mí, hasta llegar a mi lado.

—En sus ojos se podía ver que no sabía muy bien que decirme— ¿Quieres que pregunte si hay alguna pastilla para el dolor? —preguntó, y yo negué de manera débil y lenta.

— Solo quiero... olvidar que esto pasó... —eso provocó una expresión triste en ella.

Se quedó callada, y alguien tocó su hombro llamando su atención.