Capítulo 35

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Soy una heroína

La noche había caído, y Katsuki y yo ya estábamos cambiados con una ropa más elegante para ir al club después de los días que habían pasado desde el ataque en la central. Él se echaba perfume, y yo solo lo veía encantada desde el sofá. Cuando termino, se giró para poder verme.

— ¿Estas lista? —asentí, levantándome del sofá.

Salimos juntos de la oficina, y bajamos por el elevador al primer piso. Estábamos serios, ya que hoy íbamos al punto de todo. Queríamos acabar con lo del grupo de drogas rápido, habíamos perdido tiempo y se nos estaba acabando.

— Espero que le vaya bien en la misión, señor Bakugo —comentó la secretaria al vernos pasar por la recepción.

Yo me detuve un poco, y observe a la secretaria. Katsuki asintió en respuesta, y cuando íbamos a seguir nuestro camino, ella volvió a hablar.

— A usted también, señorita Aizawa —yo sonreí de manera leve.

— Gracias... —ella asintió.

Katsuki y yo seguimos nuestro camino, hasta llegar a mi auto. Encendí el carro, y emprendí el viaje hacia el club. Estaba callada, pensando en mi próximo movimiento.

— ¿En que piensas, enana? —preguntó, Bakugo, a mi lado.

—Mis ojos estaban puestos en la carretera— Lo único que está en mi cabeza es en que otra carta usaré al entrar al club —respondí.

La imagen de Kei llegó a mi mente.

— Kei... —susurre, y sentí como Katsuki ponía sus ojos en mi.

— ¿Ese es el tipo que conociste en el club? —preguntó, viendo por la ventana al apartar su mirada de mi.

Mire de reojo a Katsuki al escuchar su tono un poco molesto en su voz.

— Si, el que conociste aquella noche en donde nos vistes en un muy mal ángulo —lo provoqué, y sonreí de lado al ver que su reacción fue la que esperaba.

La mano de Katsuki estaba recargada en el posa mano, y vi con disimulo como la apretó en un puño. Una luz roja llegó, y aproveché para girarme un poco en mi lugar, y puse mi mano derecha encima de la mano que él tenía recargada en ese objeto. Sus rubíes se posaron en mi al sentir mi contacto en su mano, relajándola un poco para que yo la entrelazara con la mía.

—Sonreí, entrecerrando mis ojos por naturaleza— Fuera de broma, lo que viste esa noche solo fue un malentendido —explique— él y yo habíamos tenido una charla un poco complicada unos minutos antes, y cuando nos calmamos, nos dimos cuenta de que estábamos demasiado cerca —desvíe un poco la mirada— y justo en ese momento tú llegaste... —la luz cambió a verde.

Apreté el acelerador, y seguí nuestro camino al club. Sentí un pequeño apretón a mi mano.

— ¿Que sucede? —pregunte, sin poder verlo.

— No tenías que explicarme nada —su voz era baja— confío en ti... solo que ya sabes que a veces mis impulsos toman el control de mis emociones —ahora fui yo la que apretó el enlace en nuestras manos.

Pasaron unos minutos hasta que por fin llegamos al club. Antes de bajarnos del auto, yo acerqué a Katsuki a mi, aún sentados en los asientos de mi carro.

—Acuné su rostro entre mis manos— Sé que confías en mi —dije, tranquila— y quería agradecerte por intentar controlar esos impulsos que aún quedan en ti, como esos pequeños celos —reí un poco, y él desvió sus ojos de mi— pero ya es hora de bajar —avise, y ambos nos bajamos del auto.

Bakugo y tú - Paso a paso ||Segundo libro|| ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora