CAPÍTULO XXVI

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CAPÍTULO XXVI

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CAPÍTULO XXVI


-Ya sabes que soy un narcotraficante. Pero, además de eso, soy un prestamista, me dedico al lavado de dinero y también un asesino-.
Gun escuchaba atentamente a Mark sin prestarle la mayor atención a sus alimentos. Realmente, lo que escuchó, le causó escalofríos.
-He matado a personas que nos han robado, no han pagado, entre otras cosas. Pero no han sido personas inocentes. Nunca he matado a alguien inocente, todos han sido personas con la misma suerte de tener esta vida de mierda-.
-¿Por qué haces esto, entonces?-. Preguntó Gun.
-Porque fui criado y educado para hacerlo. Soy el que heredará este negocio-.
A esas alturas ya el desayuno estaba casi frío, debido a que no había sido probado ningún bocado porque su atención estaba capturada por la persona que hablaba.
-¿Consumes?-.
-No. Es irónico, ¿verdad? Nunca lo he probado, ni siquiera un poco-.
-Y te encargas de vender esa porquería a muchas personas-.
Había sonado como un regaño que Mark aceptó sin protesta agachando su cabeza y llevándose una cucharada de la avena.
-¿Y qué pasa con tu madre?-.
-Ella se fue de nuestro lado cuando tenía 10 años. Fue muy vulnerable y no aceptó este estilo de vida que le estaba entregando mi padre. Se mudó a Estados Unidos y aún tengo contacto con ella, aunque muy poco. Creo que, a mis 21 años, ya no la necesito tanto-.
-No me explico cómo puedes no extrañarla. Yo tengo 23 y siempre estoy llamando a mi madre porque la extraño. Aunque últimamente, no la he llamado seguido por todo lo que ocurrió. Aun así, pienso ir a visitarla-.
Tomó un bocado de su desayuno y se lo llevó a la boca. Al parecer, el interrogatorio había terminado, pero no fue así.
-Si tanto extrañas a tu madre, ¿cómo es que no regresaste con ella y tu familia cuando comenzó la violencia en tu relación?-. Preguntó de pronto Mark.
-Me veo como un idiota, lo sé. Creer que él volvería a ser la persona que conocí hace dos años atrás-.
-¿Hace dos años?-.
-Sí. Llevábamos dos años que fueron maravillosos, pero los últimos tres meses pasaron a ser una pesadilla-.
Mark recordó los detalles de la relación de Boat con Apple. Los mismos dos años perfectos que ella vivió con él. Extraña coincidencia.
El rostro de Gun se volvió melancólica y Mark se dio cuenta de ello, así que dio por terminada su ronda de preguntas.
-Es mejor que desayunes, te llevaré a un lugar que quiero mostrarte y luego iremos a tu nuevo hogar-.
Dos datos que despertaron la curiosidad de Gun.
-¿Mi nuevo hogar?-.
-Sí, ya no puedes quedarte en el departamento, así que lo vendí y compré una casa. No acepto una negativa de tu parte-.
¿Qué podía decir el mayor? No refutó a una sola palabra dicha por Mark. Después de todo, no tenía un techo que lo cubriera.
-¿Y el lugar?-. Preguntó por el otro dato.
-Ya lo verás. Ahora come para que tengas energía y puedas realizarte los exámenes. Pediré que envíen un equipo médico para ello-.
Gun soltó una tierna risita ante la frase, que contagió a su acompañante.
-Vaya, sí que puedes manejarlo todo-.
-Sólo lo que puede ser manejable. Las cosas exteriores puedo hacerlo, lo interior no depende de mí-.
Gun entendió astutamente esa frase y no necesitó preguntar. Estaba satisfecho en su interior porque sentía su sinceridad.
La conversación seria dio por finalizada y dieron paso a temas más cotidianos mientras seguían desayunando.
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A través de la ventana, Mark miraba perfectamente el reflejo de la expresión extraviada de Gun hacia los alrededores.
-¿Pasa algo?-.
Gun se volteó hacia la dirección donde provenía la voz.
-No, nada-.
En su interior, tenía un poco de temor pensar que había algo más que tal vez tendría algo que ver con los negocios oscuros.
¿Qué puede ser peor que ser un asesino? La respuesta, definitivamente le causaba un poco de miedo.
-Te veo preocupado-.
Negó con la cabeza y mostró una leve sonrisa.
-Estoy bien-.
Luego, miró hacia el conductor y distrajo la atención de Mark con la conversación que inició con este.
-Por cierto, Mean ¿Ya hablaste con Plan?-.
-Sí, Khun. Lo hice-.
-¿Y qué pasó?-.
-Terminamos-.
-Lamento escuchar eso-.
-No se preocupe. La verdad es que es mejor así, puesto que supo todo, así que decidimos separarnos un tiempo-. Respondió Mean sin quitar la vista de la carretera.
Aunque no podía mirar con claridad sus ojos, sólo con escuchar su voz casi quebrada y apagada, Gun supo que el empleado estaba totalmente deshecho.
-¿Quieres que hable con él?-.
-Muchas gracias, Khun Gun por su preocupación, pero es mejor que deje las cosas así-.
Gun guardó silencio retirando la conversación de la palestra y continuó mirando hacia la ventana.
El automóvil se detuvo frente a una reja grande con un guardia de seguridad en una pequeña caseta. Se acercó al lado derecho del conductor y reconoció al hombre. Inmediatamente abrió la reja eléctrica.
Un edificio grande y elegante se presentaba frente a sus ojos. Las paredes estaban pintadas de color blanco, lo que hacía parecer un hospital sólo con la diferencia de que no tenía ningún tipo de letrero. Tampoco habían ambulancias alrededor, así que... ¿qué podría ser?
Gun se bajó del vehículo junto a Mark y este estrechó sus manos. El mayor titubeó un momento hasta que aceptó el gesto. Entrelazaron sus manos y subieron las escaleras hasta llegar a la puerta transparente, el cual empujaron para poder entrar.
-Buenos días, Nong Mark-.
Habló una mujer que estaba atendiendo en un gran mesón como si fuera una conserje.
-Buenos días, P'. Hoy traje a un acompañante-.
Gun saludó con un Wai a la mujer y ella devolvió con una sonrisa.
-Ya veo. Entonces, pasen-.
La mujer estiró su mano señalando amablemente la dirección que debían seguir los recién llegados, quienes agradecieron inclinando su cabeza,
Gun miraba para todos lados sin soltar la mano de Mark. Cada vez entendía menos la situación.
Cruzaron por un pasillo amplio hasta el final donde había otra puerta que daba hacia el patio trasero.
Muchos niños de distintas edades corrían de un lado a otro, jugando y saltando a su antojo. A la derecha se encontraba un corral donde aguardaban los más pequeños con la supervisión de una chica joven que vestía un pequeño delantal de color celeste.
-¿Qué es todo esto?-. Dijo Gun asombrado.
-Esto es un orfanato-.
-¿Un orfanato? Pero...-.
-Fue mi hogar hasta que cumplí los tres años-
Gun abrió los ojos de par en par, sorprendido por la frase dicha por Mark.
-¿Me estás diciendo que...?-.
-Sí, no soy un Jumlongkul de sangre. Soy adoptado-.
-No... no sé qué decirte, yo...-.
-Te dije que te contaría todo sobre mí, y así quiero que sea. Quiero que sepas que soy adoptado y que esa es la razón por la cual no puedo dejar de lado los negocios de mi padre. Es una manera de compensar todo lo que ha hecho por mí-.
Gun ya no tenía palabras para conectar una conversación sobre el asunto, prefirió guardar silencio.
Uno de los pequeños se acercó hacia la pareja y le mostró una cálida sonrisa.
-P'Mark vino a vernos otra vez-.
-Sí-.
Mark colocó una mano sobre la cabeza del pequeño niño que no sobrepasaba los diez años y desordenó su peló. El pequeño sacudió su cabeza con un gesto de molestia pero luego sonrió alegremente y fijó sus ojos en Gun.
-¿Quién acompaña a P'Mark?-.
-Él es una persona importante para P'Mark. Es P'Gun-.
El pequeño sacudió su mano saludando a Gun y se alejó.
-Espera un momento aquí. Iré a hablar con el director y vuelvo en seguida-.
-Sí-.
Mark se retiró y Gun se concentró en la escena de los niños jugando. Mirando a ambos lados, se centró en una pareja de pequeños jugando en un pequeño balancín.
Uno de ellos empujó sus pies con fuerza alzándose muy alto, ocasionando que el otro pequeño golpeara su asiento contra el piso y rebotara en el lugar. Debido al pequeño dolor, el niño comenzó a llorar. A su alrededor no había ninguna persona disponible, por lo que se acercó él mismo hacia los menores.
-P' lo siente... P' lo siente-. Dijo el niño mayor saltando de la cima del balancín.
Gun se acercó al más pequeño y lo tomó en sus brazos.
-No llores. No pasa nada-.
El mayor que no sobrepasaba los 4 años, se acercó alzando la vista y habló con tristeza.
-P' no quiso lastimar a Nong-.
-No te preocupes, sólo fue el susto, ¿verdad?-. Le dijo secando las lágrimas del menor.
Gun soltó al pequeño y este se acercó a su par mayor y lo abrazó.
-Nong está bien-.
Gun miró a los dos pequeños con entusiasmo y emoción al ver tal escena entre ellos. Se detuvo a mirar un tiempo más a la parejita y sus juegos, sentado en una banca.
Su concentración se pierde al sentir a una persona sentarse a su lado.
-Gracias por cuidar de los pequeños, Nong-.
-No es nada-. Respondió mientras los seguía mirando.
-Ellos son hermanos. El mayor se llama Jump, de cuatro años y el menor es Aun, de dos años. Sus padres murieron en un accidente y no tienen abuelos o tíos. Están solos en el mundo-.
Gun sintió una punzada en su corazón al escuchar la pequeña historia.
-Es triste saber que están solos-.
-Sí, y aunque han llegado personas que quieren adoptarlos, finalmente nada resulta-.
-¿Por qué?-.
-Porque ellos no quieren separarse, y las familias sólo estaban dispuestas a adoptar a uno de ellos. Normalmente, es Aun-.
-Ya veo-.
Gun seguía mirando a los pequeños con atención, y a lo lejos escuchó a un pequeño gritar.
-¡P', ven a jugar!-.
Una de las personitas tiró del brazo al hombre que acababa de aparecer, y Gun soltó una risotada al ver a Mark siendo arrastrado hacia el grupo de infantes.
-De acuerdo, jugaré un rato con ustedes-.
Todos los pequeños se acercaron al hombre que se disponía a realizar un truco de magia.
-Miren, aquí tengo un caramelo y lo haré desaparecer-.
Empuñó su mano derecha y se la llevó hacia la nuca, rápidamente escondió el dulce en el cuello de su camisa. Posteriormente, mostró la palma de su mano.
-Ahora, el caramelo no está-.
A primera vista, el truco había funcionado y todos los niños quedaron encantados, pero aquello se vino abajo cuando el dulce cayó del cuello al piso.
-¡P' es un tramposo!-.
-¡Es un mentiroso!-.
Reclamaban los niños hacia un Mark lleno de risas. Estaba completamente entretenido e inmerso en ese mundo de diversión infantil, capturando la atención de un Gun cautivado por aquel actuar de la persona que secretamente era algo más que simple amigo.
-Es un hombre maravilloso con los niños-. Dijo la trabajadora.
-En realidad tiene un don con ellos-.
Ambas personas seguían mirando la hermosa escena, sobre todo Gun quien vio un lado de Mark que jamás pensó que existía.
"Eres una persona maravillosa. Definitivamente, no me equivoqué al volver a tu lado"
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