CAPÍTULO XXXVII

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CAPÍTULO XXXVII

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CAPÍTULO XXXVII


Apenas llegando a la ciudad, Gun se comunicó inmediatamente con Title y Plan para calmarlos, ya que sabía que estarían extremadamente preocupados por él.
-Acabo de llegar a casa. Está todo bien-. Habló Gun mientras guardaba sus cosas desde la maleta.
-Ahora puedo estar más tranquilo. Mañana iremos a verte-. Respondió Title.
-No es necesario. Comenzaré mi trabajo nuevamente-.
Luego de terminada su frase, Gun escuchó la voz de su segundo amigo, reclamando por su derecho a hablar con él.
-¡Dame acá, déjame hablar con él!... ¿Aló? Gun, ¿cómo estás?-.
-Hola amigo. Por suerte, estoy bien... ¿y tú?-.
-Debo comentarte muchas cosas, así que sólo te adelantaré que he regresado con Mean-.
-Es una buena noticia-.
Gun sonrió ante la información. El amor que se tenían estas dos personas se podía ver a distancia y no podía perderse de esa manera.
-Bueno... tendré que dejarte, nuestro descanso ya acabó y debemos volver. Por favor regresa pronto-.
-De acuerdo. Adiós-.
La llamada fue finalizada.
Dejó su teléfono celular en el preciso instante que entraba Mark.
-¿Quieres acompañarme?-.
-¿A dónde?-.
Mostró una sonrisa sospechosa y respondió:
-Sólo vamos-.
Caminó hacia él sin decir una palabra y salió de la habitación pasando por su lado dedicándole una sonrisa.
-Déjame ir a buscar un polerón que guardé en otra habitación-.
Se acercó a la puerta que estaba justo al frente y giró la perilla. Intentó abrirla, pero no pudo.
-¿Por qué está con seguro?-.
-Estoy haciendo algunos arreglos allí, pero descuida, todas tus cosas que guardaste en el ropero, las cambiaron a nuestro cuarto, así que debe estar allí tu polerón-.
-Bien-.
Gun regresó y sacó del ropero la prenda que buscaba. Caminó hacia Mark y asintió en señal de que ya podían salir.
Estaba muy curioso en saber a dónde lo llevaría. En su mente, descartaba muchas posibilidades, las cuales eran cosas que simplemente no podían ocurrir. Una de ellas era llevarlo a presentarlo frente a su padre como su futuro esposo.
Definitivamente no podía ser una posibilidad.
Subió al automóvil, acompañado de Mean que, al verlo detenidamente, reafirmó las palabras de su amigo. Su expresión era mucho más viva, así que no hay duda de que el responsable de ello, era Plan.
El automóvil se estacionó en el edificio con el que Gun ya estaba familiarizado, entendiendo, a su punto de vista, la razón de su visita.
-¿En el orfanato? ¿Vienes a dejar algún donativo?-.
-Algo así-.
Mark se bajó del automóvil con carpeta en mano y apresuró a ayudar a Gun. Tomados de la mano, se dirigieron a la oficina de dirección de dicho establecimiento.
-Buenos días, Nong Mark, Nong Gun-.
-Buenos días-. Dijeron ambos a coro, con una reverencia a la mujer.
-Aquí traigo los papeles solicitados y firmados-.
Bien, he puesto todo a disposición de ustedes. Los documentos de identidad, pasaportes, papeles de nacimiento y todo lo necesario. Creo que está listo.
-¿Eh?-.
Al oír las palabras de la directora, Gun se enredó por completo. Aún no podía comprender lo que estaba pasando.
Mark volteó hacia Gun y le dio una sonrisa.
-La adopción se ha concretado. Podemos llevarnos a los niños a casa-.
-¿Qué? ¿No me dijiste que era en una semana?-.
-Quería darte una sorpresa-.
Gun no sabía cómo reaccionar ante esta escena. No tenía alguna palabra que pudiera salir de su boca.
Un hombre que nunca pensó en crear una familia, que solo le bastaba tenerse él mismo y alguien que lo acompañara, ahora tiene dos personitas que esperaban con deseo tener quienes los amaran y protegieran.
Los pequeños fueron llamados una vez que la directora lo pidiera, y entraron por la puerta principal de la oficina. Gun volteó y miró fijamente aquellos ojos brillantes.
-¿P' llevará a Nong Jump y Nong Aun contigo?-. Preguntó el pequeño Jump acercándose a Gun y tirando de su pantalón. Mark se colocó de cuclillas acariciando la cabeza del niño.
-A partir de ahora, P'Mark y P'Gun estarán siempre con ustedes-.
El mayor de cuatro años, podía entender la situación. Y es que de momento que se supo que sería adoptado, los asistentes del hogar lo ingresaron con una especialista para explicarle lo mejor posible el tipo de familia que tendría. En cuanto a Aun, comenzarían a evaluarlo cuando cumpliera los cuatro años.
-¿P'Gun entonces es mi pá y P'Mark es mi papá?-.
Gun miró de reojo a Mark y este asintió con una sonrisa, luego se volvió a dirigir al niño.
-Así es. Soy tu pá, y él es tu papá-.
-¡¡¡¡Yeeehhh!!!!!-. Gritó con alegría.
Mark tomó en sus brazos al pequeño Aun, quien alegremente le mostró una tierna sonrisa.
-Así es. Y vamos a quererlos mucho, como ustedes se merecen-.
Gun se levantó y preguntó muy despacio a Mark una inquietud que lo estaba incomodando.
-Ai Nhu, nosotros aún no nos casamos, ¿cómo podemos...?-.
-No te preocupes por eso. Nos casaremos en un mes-. Respondió Mark.
-¿Un mes?-.
-Sí, ¿o quieres esperar más tiempo?-. Preguntó Mark frunciendo el ceño.
-No, está bien la fecha-. Categorizó el mayor.
Algunas cláusulas debían discutirse y todo estaba listo para que los pequeños se fueran hacia una nueva vida llena de amor que ambos padres le ofrecían.
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Jump y Aun eran los dos pequeños más cercanos a Mark en el orfanato, y muy pronto formaron un pequeño lazo con Gun, por lo que estaban muy contentos a su lado. Estuvieron todo el tiempo jugando con ellos hasta llegar a casa.
En la gigantesca casa, Boun y Kao ya esperaban a los nuevos integrantes de la nueva familia, que no tardaron en cruzar por la puerta.
-Bien, hemos llegado-. Anunció Mark dejando a los chicos que conocieran el nuevo hogar.
-Bienvenidos a casa, Khun Jump, Khun Aun-. Alabó Kao.
-Un placer serviles-.
Boun les dedicó una tierna sonrisa y una reverencia de respeto.
Los niños poco entendieron del gigantesco imperio que les rodeaba, simplemente estaban expectantes a ver sus nuevos juguetes.
-¿Quieren conocer su cuarto?-. Dijo Mark con ansias.
-Sí, Nong Jump quiere ver juguetes-.
-Yeeiii-. Musitaba el pequeño Aun, pues le costaba un poco hablar.
Jump saltaba de alegría y su hermano repetía lo que el mayor hacía.
Definitivamente el ambiente había cambiado considerablemente y se podía sentir el aroma a libertad que un día la pareja la sintió perdida individualmente.
-Pues, vamos. Está justo arriba-. Indicó Mark.
Pocos segundos, después de que el nuevo padre le hablara, Jump corrió rápidamente hacia las escaleras dando saltos largos.
-¡Oye! ¡Espera! No vayas tan rápido, puedes tropezar y caer-. Mark se apresuró a alcanzar al pequeño.
Gun tomó de la mano a Aun para ayudarlo a subir por las escaleras y así también disfrutar de esos juguetes del que habían hablado antes. Por supuesto, al ser más pequeño, demoraría en llegar hasta el segundo piso. Para Gun, esto no era un problema porque él era una persona demasiado paciente y podía lidiar con esos pequeños problemas con los niños.
Cuando llegaron a la habitación deseada, Gun quedó boquiabierto al ver frente a sus ojos la gran decoración infantil que tenía. Dos camas grandes con frazadas de motivo infantil, un escritorio pequeño para dibujar, mesitas y sillas, un ropero grande y varios juguetes de todo tipo. Apenas sí podía procesar lo que veía.
-¿Cuándo hiciste todo esto?-.
-Di la orden antes de irnos en el yate-.
Aun soltó inmediatamente la mano de Gun y se integró a la diversión incursionando en cada auto que veía.
La emoción de los pequeños era muy significativa para los mayores, ya que no había mejor sentimiento que ver a un niño feliz con lo único que sabe hacer a su edad; jugar.
Mark se acercó a Gun mientras miraba a los pequeños jugar con un tren eléctrico, y lo abrazó de la cintura.
-¿Te gusta la habitación de nuestros hijos?-.
Una potente palabra para un hombre que no se acostumbraba a esto.
-Es que... todavía no puedo creer que nos haya cambiado la vida en tan poco tiempo-.
Mark giró a Gun y pegó su frente a él y lo besó calmadamente, luego habló.
-Sólo quiero darte lo mejor-.
-Lo sé. Pero no puedo negar que todo es tan perfecto y apresurado que me da un poco de miedo-.
-No debes sentir miedo. Todo irá bien, lo prometo-.
Gun asintió y abrazó a Mark quedando en sus brazos por algunos momentos.
-Hay sólo una cosa que falta-.
Gun miraba para todos lados, como intentando adivinar lo que faltaba.
-No veo que falte algo-.
Mark mostró una risa culposa porque lo que él no hizo, es algo vergonzoso, ya que era algo que necesitaba un poco de experiencia, y de acuerdo a esto, él no la tenía.
-Falta su ropa. No la compré-.
-No te preocupes, es normal que lo hayas olvidado-.
Pero la razón por la cual Mark no compró los atuendos, no fue precisamente que lo olvidara...
-Es que no fue eso... más bien, no supe su talla-.
Una razón que parecía no tener sentido, pero en realidad lo tenía. Un tipo como Mark no estaría preocupado en aprender ese tipo de detalles.
Gun pensó que su excusa parecía bastante tonta, pero a la vez, muy tierna. Proveniente de un hombre de su tipo, que estuviera preocupado por no comprar ropa para un niño pequeño porque no sabía su talla de ropa, era un momento totalmente inolvidable. Hacía enamorar aún más a Gun.
-Cariño, no te preocupes por eso. ¿Te parece si salimos a comprar algo de ropa?-.
Algo profundo golpeó el alma de Mark.
-¿Cómo me llamaste?-.
Exactamente, Gun no le ha pronunciado palabras de cariño a Mark, ni siquiera ha salido de sus propios labios cuánto es que lo ama.
-Cariño... te dije cariño-. Le habló mientras pasó su mano por el pelo de la otra persona.
-Es perfecto, tú eres perfecto. Esa es la mayor razón por la que me enamoré de ti-.
Gun no esperó más palabras y besó a su chico sin importar que los pequeños estuvieran presentes.
Cada uno ingresó su lengua por la cavidad bucal del otro entrelazándolas y dándose el dulce néctar mutuamente.
El beso parecía interminable, tanto así que los labios de Gun comenzaron a sentirse hinchados, por lo que separó sus labios.
-¿Por qué no me dices lo que sientes por mí?-. Preguntó Mark rápidamente.
-Bueno, yo...-.
Sin poder acabar la frase, Mark sintió unos pequeños tirones en sus pantalones. Bajó su vista y se encontró con dos pequeñas perlas brillantes que lo observaban.
-¿Pasa algo Jump?-.
-P' Mark... ahora es papá de N'Jump y N'Aun, ¿verdad?-.
Él oscuro joven nunca pensó que llegaría el momento de que un muchachito le dijera la palabra "papá". Para él fue todo un asombro escucharlo.
Gun lo miró cómo se iluminaba su rostro y aceptaba con cariño su nuevo rol con mucha dicha.
Aun también se acercó y repitió indicando hacia Gun.
-Pá... pá...-.
Definitivamente los niños ya aprobaron la familia que les había tocado, y una nueva vida para los cuatro juntos, estaba por comenzar.
Gun se inclinó de cuclillas y acarició el mentón de ambos chicos, entonces respondió:
-Así es, mis pequeños. Soy su pá-.
-Y yo soy su papá-. Sentenció Mark.
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